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sábado, 22 de abril de 2017

El fantasma de Lavrenti Beria en la calle Kachálova

"En el número 28 de la calle Málaya Nikitskaya hay una pequeña casa de estilo modernista. Actualmente alberga la Embajada de Túnez. A principios del siglo pasado, aquí vivía el jefe del servicio de la Cheka soviética, Lavrenti Beria. Hay numerosas leyendas acerca de esta casa. De acuerdo con una de ellas, en el jardín se encontraron cuerpos de muchachas muertas."

(Degtiareva, M. (2012). Los fantasmas que habitan Moscú. Russia Beyond the Headlines, 12 de diciembre de 2012. Recuperado el 13 de abril de 2017 en <https://es.rbth.com/articles/2012/12/17/capital_de_fantasmas_22899>)


Lavrenti Pávlovich Beria tuvo su residencia privada en una pequeña mansión del siglo XIX situada en el número 28 de la Malaya Nikitskaya ulitsa, denominada Kachálova entre 1948 y 1994 en honor al actor de teatro Vasili I. Kachálov (1875-1948). La casa, de estilo modernista, se encuentra cerca de la esquina con la Sadovaya-Kudrinskaya ulitsa, una de las avenidas perteneciente al Anillo de los Jardines. En el número 6 de la calle Malaya Nikitskaya vivió el escritor soviético Maksim Gorki



La mansión tiene una fachada en la calle Malaya Nikitskaya (segunda imagen) y otra en el pasaje Vspolniy (tercera imagen). La construyó en 1884 el arquitecto Vasili N. Karneev por encargo de S.A. Tarasov. Entre 1909 y 1913 perteneció a la familia Bakakin-Mindovsky, quienes encomendaron a A.E. Erihsonom la reforma y ampliación del palacete con un nuevo volumen de dos plantas que fue destinado a apartamentos de alquiler. Tras la Revolución de 1917 y el ascenso de Beria entre los dirigentes soviéticos, a finales de los años treinta se convirtió en su residencia particular

 Debido a la naturaleza del personaje que habitó en esta casa y al proceso de "desestalinización" emprendido por Jrushchov a partir de 1956, no existen apenas fotos de este lugar durante la etapa soviética. La anterior es una fotografía realizada en algún momento entre 1981 y 1989 en el callejón Vspolniy. La Embajada de Túnez se estableció en Moscú en junio de 1953

Detalle del patio interior de la casa Tarasov en una imagen de 1990


Fotogramas de la película "Desyat let bez prava perepiski" ["Diez años sin derecho a correspondencia"] (Vladímir Naumov, 1990), con escenas rodadas en el patio de la mansión

Imagen del interior de la Embajada de Túnez en la actualidad. Desde la muerte de Beria se han relatado innumerables casos de fenómenos paranormales ocurridos en esta casa, básicamente ruidos extraños que los testigos presenciales han identificado como pasos, gente respirando y tosiendo, el motor de un coche que se acerca de noche sin llegar a aparecer o las risas de una joven en estado de embriaguez. También la sensación de ser tocado por manos invisibles o documentos que se rompen de forma inexplicable 

Lavrenti Pávlovich Beria nació el 29 de marzo de 1899 en Merkheuli, una aldea situada en la región georgiana de Abjasia. Proveniente de una familia de campesinos pobres, en 1915 ingresó en la Escuela Técnica de Construcción Mecánica de Bakú, ciudad en la que supuestamente comenzó a frecuentar círculos marxistas. En marzo de 1917 se unió a los bolcheviques y durante la Guerra Civil Rusa combatió en el frente rumano antes de ser licenciado por enfermedad. Combinó los estudios con trabajos burocráticos en oficinas (pasó algún tiempo en el servicio de aduanas) obteniendo en 1919 el título de arquitecto constructor (ingeniero), con calificaciones sobresalientes en matemáticas. Su primera experiencia como espía no fue con los bolchevique sino en los servicios secretos del gobierno azerbaiyano del Musavat, que controlaban los británicos. Encarcelado en Bakú por los mencheviques, fue liberado en 1920 pasando a trabajar como agente secreto en la delegación soviética de Praga, aprendiendo checo, alemán y francés. Ese año marca un punto de inflexión en su carrera política y policial. A partir de aquel momento pasó de ocupar cargos administrativos y logísticos en el Partido Comunista y en la Cheka de Azerbaiyán y Georgia a convertirse, en 1935, en un estrecho aliado y colaborador de Iósif Stalin. En noviembre de 1938, Beria sustituyó a Nikolái Yezhov en la dirección del Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD, por sus siglas en ruso), la policía de la seguridad nacional. En 1941 fue designado Comisario General de la Seguridad del Estado, el rango más alto dentro de la policía soviética, poniendo en pie redes de espionaje que penetraron en los aparatos estatales de los países del Eje, como la "Orquesta Roja" en Alemania y Europa Occidental, la red de Richard Sorge en Japón y la de Alexander Rado con base en Suiza. En diciembre de 1944 obtuvo el cargo de supervisor del proyecto soviético de la bomba atómica, logrando que en tan solo cinco años la URSS dispusiera de su propio artefacto. En julio de 1945, con la conversión de los rangos de la policía soviética al sistema militar, Beria fue ascendido a "Mariscal Político" (para diferenciarlo de los Mariscales con carrera militar), un grado que sólo cuatro personas alcanzaron en la Unión Soviética: Brézhnev, Bulganin, Beria y Stalin. En 1946 pasó a formar parte del Politburó del Comité Central del PCUS, iniciándose a partir de ese momento una lucha fraticida por la sucesión en la Secretaría General del Partido. Beria abandonó el cargo de jefe del NKVD rebautizado poco después y de forma sucesiva como MVD, MGB y KGB y se alió con Gueorgui Malencov en su oposición al candidato más probable para suceder a Stalin, Andréi Zhdánov, jefe del Partido en Leningrado. Tras la muerte de Stalin en marzo de 1953, Beria fue designado Adjunto del Primer Ministro y reasignado como jefe del MVD.

Sobre el final de Lavrenti Beria existen dos versiones, una oficial y otra familiar. La primera afirma que el 26 de junio de 1953 fue detenido por el Mariscal Gueorgui Zhúkov durante una sesión del Presidium (nueva denominación del Politburó desde el año anterior) en la sala de reuniones del Sovnarkom, sita en la tercera planta del Palacio del Senado del Kremlin, a pocos pasos del que fuera despacho de Lenin. La orden la habría dado Nikita Jrushchov con la colaboración de Malenkov, que traicionó a Beria. Conducido primero a la prisión de Lefortovo y después a la Comandancia de la Defensa Aérea de Moscú, en diciembre de ese año fue juzgado y sentenciado a muerte, siendo ejecutado el día 23 de un disparo en la cabeza mientras colgaba de un clavo en una pared. La segunda versión es la de su hijo Sergo Lavréntevich, fruto de su único matrimonio, en abril de 1921, con Nina Gueguétchkori. Según esta fuente, Beria fue asesinado el 26 de junio en su propia casa, la mansión Tarasov de la calle Kachálova, por una unidad militar del Ejército Rojo. Esta hipótesis es bastante plausible atendiendo el hecho de que ningún miembro del tribunal vio a Beria vivo durante los juicios que se celebraron tras su supuesta detención en el Kremlin  


La figura de Beria está siendo objeto de una exhaustiva revisión histórica por parte de los defensores de su labor política y policial en la URSS. Según estos, fue la clave de la exitosa evacuación de la industria soviética a los Urales durante la Segunda Guerra Mundial y también de la producción masiva de aviones, tanques y morteros y de la extracción de petroleo, carbón y metales en ese período. Gracias a Beria la URSS tuvo bomba atómica y un posterior programa de misiles de cuyo éxito Jrushchov siempre se atribuyó el mérito. Tras la muerte de Stalin, Beria abogó por liberalizar el régimen, reduciendo al máximo la responsabilidad del Partido en la economía del país promoviendo para ello cuadros técnicos y no políticos. Durante esos meses, entre marzo y junio de 1953, liberó a numerosos presos políticos de los campos de trabajo soviéticos y prohibió la tortura en las prisiones, además de sugerir reformas económicas liberales en la Alemania Oriental, insinuando la necesidad de una futura reunificación. Nunca se llegará a saber si todas las atrocidades que se cuentan sobre él fueron ciertas, o si una parte son calumnias propagadas en su día por los enemigos de esas reformas, comenzando por el mismo Jrushchov. Sobre la violación de mujeres adolescentes y los cadáveres descubiertos en el jardín tras su muerte, una historia bastante inverosímil existiendo en aquel entonces crematorios en la ciudad, no hay ninguna prueba al respecto más allá de los mitos que han circulado sobre la casa Tarasov a lo largo de estos últimos sesenta años, incluyendo la leyenda sobre los fantasmas de esta supuesta casa encantada que aún sigue dando que hablar

(Fuentes: https://ru.wikipedia.org/wiki/Малая_Никитская_улица, https://ru.wikipedia.org/wiki/Карнеев,_Василий_Николаевич, http://snovadoma.ru/interes/Building/house-beria/, https://es.wikipedia.org/wiki/Lavrenti_Beria y Google Maps y Street View [21/04/2017]) 

sábado, 26 de diciembre de 2015

La tumba de Antón Chéjov en el cementerio de Novodévichi

Ir a la entrada anterior sobre 'El cementerio de Novodévichi'

"Antón Chéjov, muerto en Alemania y trasladado a Rusia en un vagón-frigorífico con la inscripción «ostras», fue enterrado en Novodévichi en el Jardín de los Cerezos, donde le acompañan los directores del Teatro del Arte. El monumento funerario de Chéjov, uno de los más bellos del cementerio, es una pequeña capilla modernista. En primavera, con los cerezos en flor, esta zona del cementerio parece el decorado de alguna obra todavía por escribir".

(Pigariova, T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, p.213)


 La tumba del dramaturgo Antón Pávlovich Chéjov se encuentra situada en el sector 2 de Novodévichi, uno de los más visitados del cementerio. En el mapa oficial de la necrópolis aparece catalogada con el número 180. Una vez dentro del cementerio, se accede a ella torciendo a la derecha a través de un muro divisorio de color rojizo. Luego hay que tomar de nuevo la primera calle a la derecha, la que transcurre entre unos nichos y el Jardín de los Cerezos



 La tumba de Chéjov fue diseñada por el arquitecto Fiódor O. Shéjtel, el mismo que seis años antes había construido el Teatro del Arte de Moscú. También fue el creador de la extraordinaria casa modernista de los Riabushinski, donde residió Gorki entre 1931 y 1936. Curiosamente, Gorki fue uno de los intelectuales rusos que se mostró indignado por el hecho de que Chéjov hubiese sido transportado a Rusia en un vagón para ostras. Parece como si Shéjtel hubiese servido de nexo involuntario de todos estos personajes. Las fotografías de la tumba las realizó el autor del blog en el año 2006

  Antón Pávlovich Chéjov fue un dramaturgo, escritor y médico ruso nacido en Taganrog, el puerto principal del mar de Azov, en 1860. Aunque murió trece años antes de la Revolución de Octubre (y uno antes de la Revolución de 1905), merece ocupar un lugar destacado en la historia soviética de la ciudad de Moscú. Su figura y su creación literaria planearon sobre el país a lo largo del siglo XX y sus obras se siguen representando hoy en día en los teatros de todo el mundo. Encuadrado en la corriente 'Realista psicológica' y maestro del relato corto y de la técnica del monólogo, compaginó la literatura con la medicina. Sus obras de teatro más conocidas son 'La gaviota', 'Tío Vania', 'Las tres hermanas' y 'El jardín de los cerezos', mientras que en el terreno de los relatos cortos destacaron 'Campesinos', 'La sala nº 6' y, sobre todo, 'La dama del perrito', una contraposición a 'Anna Karénina' de Tolstói. Casado en 1901 con la actriz Olga L. Knipper, contrajo tuberculosis mientras ejercía la que él denominaba "mi esposa legal", la medicina (consideraba la literatura como su "amante"). Falleció en 1904, a los 44 años de edad, mientras se encontraba en el balneario de Badenweiler, en Baden-Wurtemberg (Imperio alemán)

Hace apenas una semana, el crítico de El País Marcos Ordóñez publicó un extraordinario artículo a propósito del estreno del monólogo 'Chéjov' en el Festival Temporada Alta de Girona-Salt, a cargo del actor británico Michael Pennington. El siguiente texto, publicado en el suplemento Babelia del citado diario, dan muestra una vez más de la actualidad de la obra del autor de 'La gaviota' (un dibujo de esta ave preside la fachada del Teatro del Arte). Rendir homenaje al dramaturgo ruso frente a su tumba debería ser un ritual obligatorio para todo aficionado al teatro que se encuentre de visita en la ciudad de Moscú. 


Un viejo amigo

Uno de los mejores regalos de final de año ha sido la visita a Temporada Alta de Michel Pennington con ‘Chéjov’, conmovedor monólogo sobre el maestro ruso
Marcos Ordóñez 18 DIC 2015 - 16:08 CET 

Tercera visita del enorme Michael Pennington a Temporada Alta. Rememoro: la primera fue Love is my sin, con Nastasha Parry, una zambullida en los sonetos de Shakespeare, dirigida por Peter Brook, en 2009. La segunda, Sweet William, sobre su dilatada pasión por el Bardo, en 2010. Y el pasado día 4, función única en Salt, Chéjov: otra fascinación igualmente duradera pero más íntima, una amistad que roza la hermandad. El actor británico ha pasado más de treinta años puliendo y lustrando este magnífico monólogo, rastreando historias del buen doctor, pasajes de relatos, fragmentos de sus cartas y entrevistas (todo lo que se dice aquí es de Chéjov), pero sobre todo intentando aproximarnos a su espíritu. La idea destelló en 1975, en el Transiberiano (inmejorable lugar), gracias al poeta Lucien Stryk, y germinó en 1984, cuando el National Theatre encargó a Pennington un texto conmemorativo del ochenta aniversario de Chéjov. Todo ese periodo de búsqueda y barbecho (y lo que vino luego) lo cuenta el actor, por cierto, en su muy recomendable Are You There, Crocodile? Inventing Anton Chéjov (Oberon Books, 2004). Tres décadas, pues, paseando el espectáculo por medio mundo, y sin trazas, felizmente, de acabar la gira.

Cuando Pennington entra en escena vemos a Chéjov más allá de la vieja chaqueta de lino blanco o los quevedos a mitad de la nariz. Lo percibimos en el andar lento, a pasos cortos, el cuerpo un poco estremecido, y casi sentimos el frío invernal de las largas noches de Yalta. Pese al reiterado insomnio y la tos irremediable, el maestro habla con suavidad, con su humor benévolo. Es la voz sabia y calma de alguien que ha visto y vivido todo y ha aprendido a llevarse pasablemente bien con la existencia, aunque la leve agitación de los dedos de su mano derecha delata su inquietud por la muerte cercana (el “molesto castigo”) cuando todavía queda tanto por hacer, por cantar, por disfrutar.

Como el maestro, Pennington es un gran contador de historias, y atrapa nuestra atención desde el principio. Es un monólogo inusual, porque apenas asoma el teatro de Chéjov o su relación con Olga Knipper, pero, capa tras capa, nos descubre a ese hombre ejemplar (su “hombre favorito”) para quien la medicina era la esposa y la escritura la amante, que atrapaba lo pequeño y específico y lo convertía en vasto y universal, al que no se le escapaba un detalle significativo pero nunca estuvo satisfecho de su obra; el hombre humilde, solitario, a ratos melancólico, apático y frío, siempre comprensivo y lúcido, obsesionado “por la facilidad con que ignoramos las necesidades del prójimo”; al médico “responsable de veintitrés pueblos, cuatro fábricas y un monasterio” que buscó la alegría de la vida y quiso “comer las cerezas de veinte en veinte, como deben comerse”, y ante cuya presencia, cuenta Pennington en el prólogo del texto, “todos sentían la necesidad de ser más sencillos y más auténticos”. 

El maestro habla de los placeres que le salvan, la pesca, la horticultura, y que Tolstoi diga de él que “escribe incluso peor que Shakespeare”; extiende con deleite, como si fueran manteles, los mapas de sus bosques perdidos, igual que Astrov en Tío Vania, y considera que releer sus propios textos equivale a “encontrar una cucaracha en la humeante sopa de col”.

Conocemos, en pocas frases, a su amigo el pintor Levitan, que cada tarde golpea a su ventana y le dice “¿Estás ahí, cocodrilo?”, y Chéjov le hace pasar, y charlan y ríen: “Últimamente Levitan sufre unos terribles ataques de melancolía, pero si le cuento una historia divertida se retuerce por el suelo y lanza alegres patadas al aire. Es terrible ser médico porque sé que tiene una dilatación aórtica y pronto ya no llamará a mi ventana”. Nos cuenta también su nostalgia de Francia, “donde todo es civilización y cualquier criada sonríe como una duquesa teatral, aunque esté terriblemente cansada”. Y el inolvidable recuerdo de aquella muchacha armenia de pies descalzos, con la cara más hermosa que vio nunca, “dormido o despierto”, brotando como una brisa en el centro de un verano ardiente para dejar en su corazón infantil “una tristeza cruel y placentera, vaga y neblinosa como un sueño”. Del recuerdo al relato, en el mismo tono, con la misma cadencia, vuelve a vibrar El cazador, y Pennington nos instala en esa prosa seca y sublime, y nos hace ver de nuevo, frase a frase, el reencuentro sin futuro del áspero Yegor y la bondadosa Pelagueia. 

De repente, ante la sorpresa de todos, el escritor consagrado abandona Moscú, y recorre miles de kilómetros de taiga para describir y denunciar la espantosa vida de los reclusos de la isla Sajalín, el peor presidio de Siberia, y levanta la gran piedra fundacional de la crónica moderna. Aparece el Chéjov vindicativo, enfrentado al poder, y cuenta el horror con ira contenida y sin énfasis, que sería como rebajar con agua un alcohol de alta graduación. Nos habla de aquel preso que mató a su mujer con un martillo pero aún tiene su fotografía presidiendo la celda, y del que recibe noventa latigazos metódicos y feroces, y reseña su cara blanca empapada en sudor, los dientes castañeteantes, la mirada perdida, la piel cayendo a tiras, y cuando aparta la mirada ve también la sonrisa del funcionario fascinado por la tortura, y se dice y nos dice: “El mundo que creó Dios es bueno. Solo una cosa es mala: nosotros”.

El espectáculo, modulado como una sonata, es un cuadro puntillista que cobra vida y consigue el prodigio de hacernos sentir que hemos pasado una velada con el maestro como quien visita a un viejo amigo: solo lamenté que esa noche de sábado, en el Teatre de Salt, no hubiera más gente compartiendo el regalo, gente que se perdió una emoción poderosa y serena, casi epifánica. Han pasado dos semanas y resuenan todavía las palabras de Chéjov despidiéndose, vivas de nuevo en la voz de Michael Pennington: “Dad recuerdos de mi parte al sol caliente y el mar en calma. Disfrutad. Sed felices. No penséis en enfermedades. Escribid a menudo a vuestros amigos. Cada hora es preciosa. Cuidaos y alegraos, y procurad no padecer de indigestión ni de mal humor”. Felices fiestas y feliz teatro para todos.

domingo, 15 de junio de 2014

El Teatro del Arte (MJAT)

"«El Teatro del Arte es tan soberbio como la Galería Tretiakov, la catedral de San Basilio y todo lo que hay de admirable en Moscú. Es imposible no quererlo», dijo Máximo Gorki, cuya obra Bajos Fondos, interpretada allí fue una de las piedras angulares del nuevo teatro. El Teatro del Arte (abreviado MJAT) nació durante una comida entre Konstantín Stanislavski, hijo de un mercader y director de un grupo de aficionados, y Vladímir Nemiróvich-Dánchenko, dramaturgo y escritor. Empezaron a hablar el 22 de junio de 1897 en el restaurante Bazar de los Eslavos y siguieron en la dacha hasta el día siguiente. La conversación, que duró dieciocho horas, cimentó las bases del nuevo teatro y del sistema Stanislavski, cuyos preceptos ya llevan más de cien años marcando el desarrollo del teatro.

El 1898 el Teatro del Arte, gracias al apoyo de varios mecenas y del propio Stanislavski, estrenó su primera obra, El zar Fiódor Ivánovich de Aléxei Tolstói, en un teatro alquilado en el Jardín Ermitage. La profunda y psicológica interpretación, los esmerados decorados y accesorios (en parte encontrados en las expediciones etnográficas organizadas con los actores) supusieron una percepción diferente del arte escénico: no era un simple pasatiempo, debía ser al contrario una escuela existencial. El teatro aguantó aún cuatro años en el Ermitage. En cierta ocasión, Stanislavski estuvo a punto de cancelar una representación porque no se podía vestir, el traje colgado de la pared se había helado. El nuevo concepto del arte exigía condiciones más convenientes, es decir las que habían sido establecidas en el Bazar de los Eslavos.

Antes de poder exigir que el actor transmita arte, hay que crear para él condiciones dignas. Tradicionalmente, tres cuartas partes partes del teatro pertenecen al público; pasillos, ambigús y salas para fumadores. En el resto se amontonan los decorados y los sucios y angostos camerinos por debajo del escenario. «El teatro debe ser una casa para los actores. Los camerinos decorosos, limpios como una patena», proclama Stanislavski, lo que le parece igual de importante que los principios creativos: «No hay papeles pequeños, sino actores pequeños». «Hay que amar el arte dentro de sí, y no amarse a sí mismo en el arte»...

Hacía falta una fortuna para construir un nuevo teatro, y en ese momento apareció Sava Morózov: el mercader se convirtió en la tercera figura clave del teatro. En el caso de Sava Morózov el cambio generacional fue más que patente. Su madre, que pertenecía a los viejos creyentes, era una de las mujeres más ricas de Rusia, pero nunca utilizó la electricidad, ni salió de viaje, ni abrió un periódico hasta su muerte en 1911. Su hijo, en cambio, estudió física y química en Inglaterra y empezó una tesis en Cambridge. Nombrado por su padre director de la fábrica familiar, modernizó la tecnología, mejoró la situación de los obreros e incluso fomentó entre ellos la distribución de literatura ilegal de tendencia marxista, lo cual le parecía educativo. Su padre le tachó de socialista y puso la mayor parte de los bienes a nombre de la madre. Al conocer a Stanislavski, Sava Morózov se contagió de su pasión por las artes escénicas. Literalmente regaló al teatro su nuevo edificio, donando más de medio millón de rublos para las obras. Otra importante donación fue la del arquitecto Fiódor Shéjtel: hizo gratis el proyecto de reconversión de un antiguo cabaret. «En pocos meses un burdel se convirtió en el templo del arte», recordaba Stanislavski. Durante el verano de 1902, cuando empiezan las obras, Sava pasa sus vacaciones en Moscú, durmiendo en el teatro, en una pequeña habitación en medio de ladrillos, yeso y pintura; parecía un albañil en vez de un mecenas millonario. Las obras, supervisadas por él día y noche, iban con tanta rapidez que Shéjtel tenía que precisar los detalles del proyecto sobre la marcha, dibujando con tiza en la pared.

Por dentro el edificio cambió de arriba a abajo: interiores sobrios y elegantes, modernos equipos técnicos, escena rotatoria, camerinos y dependencias cuidados. Cuando Stanislavski lo vio acabado, pronunció su famosa frase: «El teatro empieza en el guardarropa». Se interpretó de forma metafórica, pero no era más que un piropo al proyecto de Shéjtel, realizado por Morózov. Por falta de medios, hubo que conservar la antigua fachada, aunque enriquecida con algunos detalles, sobre todo el portal modernista añadido en un extremo con un relieve de la escultora Anna Golúbkina: una gaviota sobre el mar. La gaviota de Chéjov, el primer y rotundo triunfo del Teatro del Arte, que logró «amaestrar» esta obra indomable, quedó representada en su emblema y en su edificio.

Sava Morózov pasaba todos sus ratos libres en el teatro, participando en los detalles de las puestas en escena. Se hizo miembro del consejo artístico, proponía y discutía, a veces sobrepasando en sus atribuciones. Se ofreció a ser regidor y trajo del extranjero los equipos más modernos. Para sentir la presencia de su personalidad hay que trasladarse a la calle Spiridónievka, donde vivió en un palacio neogótico, por supuesto, obra de Shéjtel. Ahora el palacio de Sava Morózov se usa para recepciones del Ministerio de Asuntos Exteriores. (...)

Con los años, la relación de Sava con el teatro del Arte empezó a deteriorarse. Nemiróvich-Dánchenko no toleraba sus intervenciones en la dirección artística; además, su turbulento romance con la actriz María Andréieva, que se aprovechaba de él para financiar a los bolcheviques, acabó con la traición de Andréieva con un amigo común, Máximo Gorki. La vida iba perdiendo sentido y en 1905 Sava Morózov se pegó un tiro en el Royal Hotel de Cannes. (...) En 1923, durante la triunfal gira del Teatro del Arte por los Estados Unidos, Stanislavski habló de Morózov, de su «indomable alma rusa», a los mecenas norteamericanos: «No podían comprender a este hombre, convencidos como estaban de que el mecenazgo tiene ante todo que reportar beneficios».

El MJAT sigue existiendo, sus espectáculos ya no lucen tanto, pero el edificio conserva el aire de sus decenios gloriosos. Una hora antes de los espectáculos se puede pedir permiso para dar una vuelta por sus pasillos y ver las fotos de las representaciones, los actores y directores, las de los autores, desde Tolstói y Dostoievski hasta Bulgákov y Pasternak. Es el pasado vivo que sigue llenando el alma del teatro. En medio de un salón vemos la escultura de Stanislavski y Nemiróvich unidos como si fueran hermanos siameses, en el otro está el busto de Sava Morózov con sus rasgos tártaros y una mirada triste. Para su centenario, en 1998, el MJAT recibió un regalo de la ciudad: la calle se hizo peatonal, aparecieron farolas y bancos modernistas y una hermosa estatua de Chéjov, que había escrito la mayor parte de sus obras pensando en este teatro. La calle Kamerguerski resultó mucho más acogedora y elegante que Arbat. Será por el campo de fuerza que sigue irradiando el teatro...".

(Pigariova, T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, pp. 265-268)


El callejón o pasaje Kamerguerski es paralelo a la calle Okhodnyy-Ryad y une la Tverskaya ulitsa con la ulitsa Bolshaya-Dimitrovka. Al otro lado de la esquina formada por el Kamerguerski pereulok y la calle Tverskaya se encuentra el gazetnyy pereulok. El Teatro del Arte (punto rojo) se halla cerca del Teatro Bolshoy y de la plaza Manezhnaya. Es peatonal desde 1998 (en la segunda fotografía, tomada desde la calle Tverskaya, el teatro está señalado con una flecha). Su nombre original es 'Московский Художественный Академический Театр' (MXAT), transliterado como 'Moskovski Judózhestvenny Akademícheski Teatr' (MJAT)
(Fuentes: Google Maps 21/04/2014 y Google Street View 21/04/2014)


Fotografías del Teatro del Arte realizadas en 1900 y 1902, respectivamente. Es obra del arquitecto peterburgués Fiódor Ósipovich Shéjtel (1858-1926) y fue inaugurado en 1898. Shéjtel aprovechó el edificio que albergaba un cabaret para diseñar el nuevo teatro. El interior cambió radicalmente pero se conservó la fachada del "burdel" 
Fotografía de 1940 con el "portal modernista" en primer término. Shéjtel es autor también, entre otras obras, de la mansión modernista de los Riabushinski (posteriormente, residencia privada de Gorki), del hotel Boyarski (junto a la antigua sede del CC del PCUS) y del edificio racionalista sede del diario "Madrugada de Rusia" (ver también el enlace a la plaza Pushkin)
Imagen del Teatro del Arte, posiblemente tomada en los años noventa (la calle no estaba reformada pero un cordón limitaba el paso de vehículos). Casi un siglo después continuaba en activo el proyecto del director moscovita Konstantín Stanislavski (1863-1938), del autor georgiano Vladímir I. Nemiróvich-Dánchenko (1858-1943) y del filántropo Sava Timofeyévich Morózov (1862-1905). De los tres, este último no llegó a conocer la Rusia soviética, Stanislavski falleció un poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y Nemiróvich-Dánchenko murió durante la contienda de un ataque al corazón, el mismo año en el que fundó la Escuela del Teatro del Arte
 Estatua de Antón Chéjov situada enfrente del Teatro del Arte

 Entrada central del teatro. En la segunda foto se puede apreciar un relieve con una gaviota en lo alto del edificio (no es el mediorrelieve de Anna Golúbkina)
 Mediorrelieve "gaviota sobre el mar" situado sobre el portal modernista, en el extremo Nordeste de la fachada principal. Creado por la escultora Anna Golúbkina (1864-1927), es un homenaje a la primera obra de Chéjov representada en este lugar

 Fotografías de la entrada Sudoeste del Teatro del Arte, la más cercana a la calle Tverskaya. En este lugar se representaron las cuatro obras de teatro más importantes de Antón Chéjov: 'La gaviota' (estrenada en 1898), 'Tío Vania' (1899), 'Las tres hermanas' (1901) y 'El jardín de los cerezos' (1904)
 Portal modernista de Shéjtel sobre la fachada del antiguo cabaret. En 1987 el Teatro del Arte se escindió en el MJAT Chéjov (con sede en este mismo edificio) y el MJAT Gorki, situado en el bulevar Tverskoy
Placa que recuerda los orígenes de este lugar: la "granja" P.I. Odoevskoye. También menciona el MJAT y a su arquitecto Fiódor Shéjtel. Así mismo explica que todo el conjunto es patrimonio protegido de la ciudad

Fotografías de María Fyodorovna Andréieva (o Andréeva) y del benefactor Sava Morózov, uno de sus amantes. Durante su relación sentimental la actriz utilizó el dinero del empresario para financiar las actividades del incipiente partido bolchevique. Finalmente, lo abandonó por Máximo Gorki, alterando para siempre la relación del filántropo con el Teatro del Arte. Morózov se acabó suicidando en Cannes en 1905. Ella, sin embargo, llegó a ocupar cargos de relevancia en la Unión Soviética (no siempre relacionados con el mundo del arte), sobreviviéndole casi cincuenta años. Falleció en 1953 a los 85 años de edad. Se dice que inspiró la "Margarita" de Bulgákov

jueves, 17 de abril de 2014

La estatua de Gorki que acabó en una caja de madera

"«Es necesario hacerle una cesárea al viejo Moscú», bajo este lema empezó la reconstrucción de la ciudad según el Plan General de 1935. La calle Tverskaya fue la primera en pasar por el quirófano. Le quitaron las muelas picadas de sus antiguas casas, le operaron los tumores de sus cuestas y abrieron en sus diecinueve metros de ancho un nuevo cauce de unos sesenta metros. La calle-serpiente sufrió una operación plástica para convertirse en gran avenida. La renovada Tverskaya fue denominada calle Máximo Gorki y el monumento al creador del realismo socialista decoró la plaza de la estación Bielorrúskaya, adonde llegó el escritor desde Italia en 1928 para cumplir con su papel simbólico de líder de la literatura soviética, a pesar de no haber escrito prácticamente nada tras la revolución".

(Pigariova, T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, p.76)


 En 1951 fue inaugurada en la plaza Bielorrúskaya (actual Tverskaya Zastava) la estatua dedicada al escritor Alekséi Maksímovich Peshkov "Gorki". El artista Ivan Shadr (Ivan Dmitriyevich Ivanov) (1887-1941) había realizado un primer diseño de esta obra en 1939 (dos años antes de su fallecimiento). Hubo que esperar hasta 1951 para que Vera Mújina, autora de la monumental El obrero y la koljosiana, completase el diseño y elaborase en bronce la estatua ideada por Shadr. Todo el equipo de profesionales que participaron en su creación fue galardonado con el Premio Stalin de 1952 (incluido Shadr, a título póstumo). El punto rojo indica el lugar aproximado donde se encontraba la escultura antes de su retirada en 2005. La plaza de la estación de Bielorrusia se halla al final de la antigua calle Gorki, de ahí la idea de ubicar en este lugar la estatua del escritor



Tres imágenes del mismo lugar correspondientes a 2005, 2006 y 2014, respectivamente. La primera fue realizada tan solo dos meses antes del desmantelamiento de la estatua en diciembre de 2005. La segunda fotografía la realizó el autor de este blog ocho meses más tarde, en agosto de 2006. En aquel entonces, la zona ajardinada estaba cercada por una valla y resultaba inaccesible. En el suelo tan solo quedaba la huella dejada por el pedestal. Según constaba en un letrero situado sobre dicha valla, en ese lugar se iba a construir un intercambiador de transporte y un aparcamiento subterráneo. Casi ocho años después, esa misma zona continúa en obras. Los árboles han sido talados y apenas queda rastro alguno del parterre. Solamente la presencia, al fondo, de un edificio con un gran arco de entrada (una de las salidas de la estación de Metro) permite hacernos una idea aproximada sobre la antigua ubicación de la escultura de Shadr y Mújina
(Fuentes: http://www.moscow-photos.com/monuments/gorky/view.phtml y colección privada del autor del blog)


 Ese mismo mes de agosto de 2006 el autor de este blog se topó casualmente con la estatua de Gorki en un rincón del Museión (o Muzeón), la exposición de estatuas soviéticas "jubiladas" en el parque Iskusstv (donde se halla también la popular estatua de Félix Dzerzhinski). La escultura se encontraba en posición horizontal dentro de una "jaula" improvisada. Nunca antes un aficionado al arte soviético había podido estar tan cerca de la cabeza de Gorki 
(Fuente: Colección personal del autor del blog)

 En julio de 2007 la escultura continuaba en el mismo lugar, aunque dentro de una caja de madera 
(Fuente: Colección personal del autor del blog)

Ese mismo mes de julio de 2007 la estatua recuperó su verticalidad original, aunque sin el pedestal sobre el que estuvo erguida durante más de medio siglo. Transcurridos casi siete años desde entonces, esta magnífica obra de Shadr y Mújina sigue instalada en el Museión, rodeada de bustos de Lenin, Stalin y otros miembros de la intelligentsia y la nomenklatura soviéticas. Durante ese año y medio de abandono la estatua sufrió algún desperfecto en forma de grieta


A diferencia de lo ocurrido con la estatua moscovita de Gorki, en Leningrado (actual San Petersburgo) otra estatua del escritor permanece exactamente en el lugar donde fue inaugurada, rodeada de un jardín cuidado con esmero. Concretamente se halla en una magnífica esquina entre las avenidas Kamennoostrovskiy y Kronverskiy
(Fuente: Fotografías personales del autor del blog tomadas en 2007)

martes, 5 de noviembre de 2013

Walter Benjamin y Mijaíl Bulgákov en la Dom Herzena (Instituto Literario Gorki)


"Por la mañana, me pasó a buscar Reich. Recorrido: Petrovka (para registrar mi visita en la policía), luego fuimos al Instituto Kameneva(7) (para gestionar un asiento de 1,5 rublos en el Instituto de Cultura. También hablé allí con su representante alemán, un auténtico imbécil). Después tomamos la calle Herzen rumbo al Kremlin para pasar por el Mausoleo de Lenin, completamente venido abajo, y para tener una vista panorámica de la catedral de San Isaac. Regresamos por Tverskaya, tomamos el Boulevard Tverskoi rumbo a Dom Herzena (8), sede de la Asociación Soviética de Escritores Proletarios, la VAPP(9). Buena comida, que apenas pude disfrutar a causa del esfuerzo que había representado esa caminata en el frío".

(7) Instituto Kameneva era un nombre alternativo para la VOKS, acrónimo de Vsesoiuznoe Obshchetvo Kult'urnoi Sviazi s zagranitse (Sociedad de la URSS para las Relaciones Culturales con los Países Extranjeros), entidad que existió entre 1925 y 1958. Entre los años 1925 y 1929, su directora fue Olga Kameneva (1883-1941), hermana de Trotski.
(8) La Casa Herzena, bautizada así en honor a Alexandr Herzen (1812-1870), era en ese entonces sede habitual de las reuniones de la VAPP (Asociación Federal de escritores proletarios).
(9) Acrónimo de Vserossiiskaya assotsiastsiya proletarskikh pissatelei [Asociación Federal de escritores proletarios], entidad fundada en 1920.

(Benjamin, W. (1927) Diario de Moscú. Buenos Aires: Ed. Godot, 2011, pp.19-20)


"También se remonta a los tiempos de Catalina la construcción de un palacete en la acera de enfrente [de donde se encuentran dos mansiones del siglo XVIII propiedad de Iván Rimski-Kórsakov] que posee más placas que cualquier otro edificio del bulevar. Aquí nació en 1812 Alexandr Herzen. Más tarde la casa se alquilaría a todo tipo de entidades, sobre todo culturales, desalojadas en los años veinte, a excepción de la editorial Granat, que había publicado una enciclopedia para la cual Lenin había escrito el artículo Marx. A veces un pequeño detalle puede cambiar el rumbo de la historia. En la casa de Herzen se inauguró el instituto de Literatura Gorki, que tenía por misión educar a los futuros escritores soviéticos. Bulgákov aloja en la casa de Herzen la imaginaria asociación literaria Massolit y el restaurante Griboiédov, quemados por los acólitos del Diablo poco antes de abandonar la ciudad".

(Pigariova, T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, pp.311-312)
 
 Este plano de 1980 nos permite seguir el paseo que Walter Benjamin realizó el día 7 de septiembre de 1926, según consta en su diario. En primer lugar recorrió la calle Petrovka (que va desde el Teatro Bolshoi hasta el bulevar Strastnoy). Posteriormente se dirigió al Instituto Kameneva y después bajó por la calle Herzen hasta la plaza Roja. La calle Herzen se denomina 'Gertsena' en este plano y se extiende desde la Nikitskiye Vorota hasta la plaza Manezhnaya. Tras observar el Mausoleo de Lenin, Benjamin subió por la calle Tverskaya (Gor'kogo ulitsa, en el plano) hasta el bulevar Tverskoy, donde se encuentra la Dom Herzena

 Con un punto rojo, el recinto donde se halla la casa natal de Alexandr Herzen (1812-1870), actualmente ocupado por el Instituto Literario Gorki, un lugar que forma parte de la Ruta Pasternak. Está en el número 25 del bulevar Tverskoy, cerca de la calle Tverskaya y de la plaza Pushkin
(Fuente: Google Maps 04/11/2013)


El Instituto Literario Gorki fue fundado en 1933 (aunque no recibió este nombre hasta 1936). La primera imagen muestra el edificio exterior desde el bulevar Tverskoy, en dirección hacia la plaza Nikitskiye Vorota. La segunda fotografía (realizada en sentido opuesto) permite ver parte del jardín alrededor del cual se encuentran las dos facultades de dicho instituto, una de creación literaria y otra de traducción (http://litinstitut.ru/)
(Fuente: Google Street View 05/11/2013)



 Fotografías de la casa natal de Herzen, en el interior de la finca del bulevar Tverskoy. Reconstruida en 1882 por el arquitecto A. Kaminski, perteneció al senador Alexander Yakovlev, tío del escritor. Ya antes de la Revolución de 1917 fue un salón literario frecuentado por personajes famosos de la cultura rusa, entre ellos Nicolái Gógol. Durante los años previos a la creación del Instituto Literario Gorki fue simplemente la Dom Herzena (Casa de Herzen), sede de asociaciones literarias como la VAPP que comenta Benjamin. La segunda imagen corresponde a la librería del Instituto Literario y la tercera a la placa que recuerda que en este lugar nació Alexandr Herzen en 1812
(Fuentes: http://ru.wikipedia.org/wiki/Тверской_бульвар y http://ru.wikipedia.org/wiki/Литературный_институт_им._Горького)



 El Instituto Literario Gorki sigue siendo un referente en la cultura rusa. Estas tres imágenes forman parte del blog personal de Elena Chernikova y recuerdan los eventos celebrados en este lugar entre 1977 y 1982. Mirando atentamente la segunda fotografía se observa que el lugar ha cambiado muy poco: siguen en su sitio la marquesina (sujetada con una cadena!), los dos farolitos y una de las dos placas negras. No hay que olvidar tampoco que Bulgákov situó aquí el MASSOLIT y el restaurante Griboiédov que aparecen en su obra 'Maestro y Margarita'