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sábado, 21 de noviembre de 2015

Los dobles cinematográficos de Putin y Trotski: escenarios moscovitas para un biopic

La edición digital de la revista Fotogramas publicó este pasado mes de junio una colección de montajes fotográficos en los que comparaba los rostros de actores y actrices del mundo del cine con los de celebridades de la historia universal. Entre ellas, Vladímir Putin y Lev Trotski. Y lo cierto es que el parecido entre estos líderes políticos rusos y los actores norteamericanos Macaulay Culkin y Andrew Garfield es, como reza una famosa sección de esta revista, más que razonable. Dejando de lado productos fallidos y claramente tergiversados como Admiral (Andrey Kravchuk, 2008), el cine ruso no se prodiga demasiado en biopics exportables al resto del mundo sobre personajes que hayan protagonizado capítulos trascendentales de la historia de su país. Películas biográficas, asequibles a nuestros parámetros culturales, que no contengan los típicos prejuicios, lugares comunes y maniqueísmos impuestos por la complacencia pro-occidental de los directores o por el tradicional filtro de las productoras. Un filtro que acaba siempre entelando el resultado artístico final de estos productos.



La figura de Trotski ha sido objeto de numerosos documentales sobre su actividad revolucionaria en Rusia y su posterior asesinato en México. También ha aparecido en largometrajes históricos interpretado por actores de la talla de Geoffrey Rush (Frida, 2002), Stuart Richman (Reds, 1981) o Richard Burton (The Assassination of Trotsky, 1972). La base de datos IMDb tiene contabilizados un total de veintiséis producciones internacionales, incluyendo TV movies, con Trotski entre sus personajes protagonistas. La última es, curiosamente, una biografía sobre sus últimos años en el exilio dirigida por el español Antonio Chavarrías (El elegido, 2016). Precisamente por el interés que suscita su ejecución a manos de Ramón Mercader, es por lo que se hace imprescindible una nueva revisión de su vida que contemple desde los años en los que residió en Nueva York, antes de la Revolución de Octubre, hasta su paso por el menchevismo y el papel clave que tuvo como creador y organizador del Ejército Rojo. La semblanza entre Garfield y Trotski -el mismo peinado y ese mentón y nariz casi idénticos- ayudarían sin duda a trasladarnos hasta las entrañas mismas del personaje. Sin olvidar que muchos de los lugares donde llevó a cabo su actividad política continúan existiendo hoy en día. Por ejemplo, las 'galerías comerciales del centro' en la plaza Roja de Moscú, construidas por Roman I. Klein a finales del siglo XIX substituyendo a las que había diseñado Joseph Bové tras el incendio de la ciudad en 1812. En ese lugar Trotski instaló la Segunda Casa del Comité Militar Revolucionario que él mismo dirigió. Dichas galerías se encuentran entre las calles Ilinka y Varvarka, frente a la Catedral de San Basilio. Justo al lado de las famosas 'galerías comerciales superiores', construidas en la misma época por Vladímir Shújov y llamadas GUM en tiempos soviéticos. Por desgracia, el despacho de Trotski desapareció hace algunos años, víctima de una restauración integral de todo el edificio que no respetó este espacio. 



Las 'galerías comerciales del centro', sede de la Segunda Casa del Comité Revolucionario Militar, fotografiadas en la actualidad y durante el desfile del 1º de Mayo de 1967, cuando su fachada servía de aparador de la propaganda soviética
(Fuentes:https://ru.wikipedia.org/wiki/Заглавная_страница y www.pastvu.com)

¿Y qué decir de Putin? Hace años que el mundo entero espera la publicación de una biografía veraz y rigurosa sobre el líder ruso del siglo XXI. Una obra que vaya más allá de las críticas feroces que arrojan sobre él sus detractores y de las visiones endiosadas de sus apologetas. Que aclare capítulos deformados de su vida y leyendas urbanas que no han hecho más que engrandecer el mito creado alrededor de su figura. ¿Es cierto, como afirma el periodista Daniel Utrilla, que en su juventud fue un aburrido y oscuro burócrata del KGB muy lejos de la imagen idealizada del espía de la Guerra Fría? ¿Es verdad que, tras el colapso de la URSS, ejerció de taxista durante unos meses en San Petersburgo, tal como lo cuenta Emmanuel Carrère en su obra Limónov (Anagrama, 2013)? De ser cierto este hecho, por otra parte bastante surrealista, sin duda resultó determinante para generar en él la necesidad de llegar hasta la cima del poder y arrasar con todo aquello que supuso su humillación profesional. Un elemento argumental que en manos de un buen guionista produciría una obra cinematográfica de incalculable calidad. Esta adaptación a la pantalla de la vida de Putin tendría en Macaulay Culkin, convenientemente tratado de sus adicciones, a su doble perfecto. Ese labio inferior carnoso y esos párpados caídos transmitirían toda la fuerza de una mirada que, dicen, resulta inolvidable para todos aquellos que la han tenido a pocos centímetros de su cara. La mirada de un personaje fundamental en la historia contemporánea. 

Mayakovski

lunes, 25 de agosto de 2014

Vladímir Putin planea demoler el Palacio del Presídium del Kremlin



El Presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, ha propuesto al alcalde de Moscú que el Palacio del Presídium del Kremlin (primera imagen) sea demolido para reconstruir en su lugar los monasterios de los Milagros y la Asunción (extremos izquierdo y derecho de la segunda fotografía). Ambos monasterios, además del Pequeño Palacio Nicolás, fueron derruidos a principios de los años treinta. El Palacio del Presídium (1932-1934) es una de las primeras grandes obras realizadas durante el estalinismo que tenían como finalidad substituir la arquitectura zarista y religiosa por otra propiamente revolucionaria
(Fuente: Colección personal del autor del blog del año 2007 y http://www.liveinternet.ru/users/sdor/post191174909/comments)


¿Habrá una reforma en los edificios del Kremlin?

14 de agosto de 2014 Dmitri Romendik, RBTH

El presidente Putin ha propuesto al alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, demoler un edificio administrativo del Kremlin y reconstruir en su lugar dos monasterios ortodoxos. Los expertos analizan si estas reformas dañarán el conjunto arquitectónico del Kremlin y si será posible recrear adecuadamente estos dos monasterios derruidos en los años 30.

El edificio 14 del Kremlin está situado entre la puerta de la torre Spásskaya y el Palacio del Senado. Fue construido por el arquitecto Iván Rérberg en 1934 en el lugar donde anteriormente se encontraban dos monasterios: Chúdov y Voznesenski. Estos dos monasterios fueron derruidos en 1929 y 1930 durante una campaña del gobierno contra la religión. En aquella época se demolió una gran cantidad de iglesias por todo el país.

En un principio se había contemplado la reforma total del edificio. Pero el presidente ha asegurado que lo más efectivo será derribarlo. La historia de este edificio administrativo es corta, pero está cargada de acontecimientos.

Durante los años 30 albergó la Escuela Militar, que más tarde fue trasladada a un edificio más amplio, y en el edificio 14 se instaló la comandancia y el Secretariado del presidio del Consejo Supremo. En 1958 una parte del edificio fue reformada y convertida en el Teatro del Kremlin, pero el edificio no estaba preparado para la celebración de eventos masivos, además de que se encontraba en la parte de acceso restringido del Kremlin, lo cual dificultaba la entrada de la mayoría del público, por lo que en 1961 se abandonó la idea.

A finales de la época soviética, en 1991, el entonces presidente soviético Mijaíl Gorbachov destinó una parte del edificio a Borís Yeltsin, que había sido elegido poco antes presidente de la Federación Rusa (todavía en la Unión Soviética). Tras la caída de la URSS, el edificio 14 comenzó a ganar protagonismo: hasta el año 2008 en él se celebraron la mayor parte de las ruedas de prensa de los presidentes rusos.

Reconstrucción o nueva obra

La demolición del edificio en sí no ha provocado comentarios negativos (no se trata de un monumento arquitectónico), pero podría dañar la imagen del conjunto del Kremlin de Moscú, que forma parte de la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

“Por ahora únicamente se ha decidido detener las obras de reforma. La demolición deberá ser negociada con la UNESCO”, comenta a RBTH el secretario de prensa de la dirección de los asuntos del presidente, Víktor Jrekov.

¿Será posible recrear la imagen exacta de estos antiguos monasterios? El coordinador de Arjnadzor, institución independiente que se dedica a proteger el legado arquitectónico de Moscú, Rustam Rajmatullin, opina que falta información para poder llevar a cabo una reconstrucción fiel (los planos de los monasterios no se conservan) y que se tratará más bien de una obra nueva, es decir, una copia aproximada que no se corresponderá exactamente con la versión histórica.

El arquitecto Mijaíl Leikin se muestra de acuerdo con Rajmatullin, aunque en una entrevista para RBTH propone el ejemplo de la exitosa reconstrucción de la Catedral de Nuestra Señora de Kazán en la Plaza Roja, derruida en 1936 y reconstruida de nuevo en los años 1990-1993.

Los monasterios de Chúdov y Voznesenski son dos de los más antiguos de Rusia, datan de los años 1365 y 1386. Sin embargo, desde entonces han sido derruidos y reconstruidos en numerosas ocasiones, por lo que perdieron hace tiempo su imagen inicial. Algunos arquitectos han apoyado la idea de reconstruir los monasterios a partir de la enorme cantidad de fotografías que se conservan: “Es algo perfectamente posible y no presenta ninguna complejidad, -asegura el vicepresidente de la Unión de Arquitectos de Moscú, Alexéi Bavykin-, incluso si no se consigue que coincidan exactamente”.

Víktor Jrenov asegura que incluso si la UNESCO aprueba la demolición del edificio administrativo, la construcción de los monasterios no comenzará en seguida: “Si se alcanza un acuerdo con la UNESCO, la cuestión comenzará a debatirse ampliamente con los especialistas: los representantes de la Unión de Arquitectos, las organizaciones de mantenimiento de monumentos arquitectónicos y los representantes de la administración de los museos del Kremlin”. 

El Kremlin de dominio público

Por ahora nadie sabe cómo reaccionar a las palabras del presidente. La demolición del edificio podrá realizarse o no (depende de la UNESCO), los monasterios podrán ser reformados o no (esta cuestión se encuentra por ahora en la fase más inicial de la discusión). Existe también una opción alternativa: crear en el lugar del edificio demolido (si se acaba demoliendo) un parque arqueológico en el que podrán verse los restos de los antiguos cimientos de ambos monasterios. 

Pero lo importante es que la parte del Kremlin que antes estaba cerrada al público general ahora será de dominio público. Recientemente en el Kremlin se tomó la decisión de abrir a los turistas la puerta de la torre Spásskaya, por la que antes únicamente pasaba el cortejo del presidente y el árbol de navidad del Kremlin en las fiestas navideñas.

Hace unos días, el administrador principal del Kremlin, Serguéi Jlebnikov, declaró que la parte del Kremlin situada entre la torre Borovítskaya y la torre Tainitskaya iba a abrirse al público. El Kremlin está cediendo parte de su territorio cerrado, concediendo cada vez más espacio a los lugares turísticos. 


Sala de reuniones del Soviet Supremo de la URSS en el Palacio del Presídium