lunes, 26 de junio de 2017

Paisajes de la Revolución: Oréjovo-Zúyevo, la primera huelga en Rusia (1885)


"Gracias a Sergio Witte, humilde empleado de los ferrocarriles de Tiflis, convertido en ministro de Finanzas, el zar [Alejandro III] consigue encauzar hacia su imperio enormes capitales extranjeros para crear auténticas industrias: textiles en Moscú, mecánicas en Petersburgo, siderúrgicas en el Donetz. El francés ahorrador vacía su calcetín para subscribir emprésitos rusos, ya que «prestar a Rusia es prestar a Francia». A partir de ahora el símbolo de la economía será la barba rojiza rusa de Alejandro y la negra de Carnot.

El Emperador hace acelerar, a precio de oro, la construcción del gigantesco transiberiano. La agricultura, que ocupa al 80% de los habitantes, es dejada en total abandono. 

Voluntad del pueblo ha sido definitivamente decapitada, pero aquí y allá las llamas del espíritu de la revuelta recuerdan que la lucha puede volver a comenzar. Estallan algunos disturbios en las universidades de Moscú, Kazán, San Petersburgo.

Mientras que en Occidente los grandes países buscan espacios lejos de las metrópolis, Rusia ejerce su hegemonía dentro de sus propias fronteras. Aprovechando la tregua del terrorismo, Alejandro III emprende la rusificación de sus pueblos alógenos. Se multiplican los progromos y pillajes. Los judíos son excluidos de los asuntos públicos y confinados a una residencia obligada.

La industria, que prospera con rapidez, ha creado las primeras concentraciones obreras. En las proximidades de las grandes ciudades surgen nuevos hogares donde la semilla revolucionaria encuentra terreno abonado. Jalturin, el dinamitero del comedor imperial [en 1880 provocó una explosión en el interior del Palacio de Invierno], funda la primera Unión de los obreros, la del norte. Pero es detenido y ahorcado en 1882.

Hacinados con sus familias en los cobertizos de las fábricas, los trabajadores se dan a la bebida. Los tapones de cera de las botellas de vodka dibujan líneas rojas en torno a los grandes complejos industriales. Y el proletariado comienza a tomar conciencia de su fuerza. En 1885, cerca de Moscú, en el centro textil de Oréjovo-Zuevo [o Oréjovo-Zúyevo], los ocho mil obreros del famoso millonario Morosov [Morozov], gran amante de la pintura francesa, deciden organizar por primera vez lo que la ley considera un delito de derecho común: la huelga. Los cosacos, auxiliares leales y tradicionales de la policía, inician los primeros incidentes con los obreros".

(Ollivier, J.-P. (1967) ¿Cuándo amanecerá, camarada? Crónica de la Revolución rusa: 1876-1917. Madrid: Clave intelectual, 2017, pp. 32-33)


 Oréjovo-Zúyevo es una ciudad industrial del óblast de Moscú situada a 86 km al este de la capital rusa. Fue fundada pocos meses antes de la Revolución de Octubre de 1917 cuando tres aldeas (Oréjovo, Zúyevo y Nikol'skoye) quedaron unidas en el mismo entorno administrativo. Atravesada de noreste a sudoeste por el río Kliazma, un afluente del Oká, actualmente cuenta con cerca de 120.000 habitantes

La huelga de 1885 es conocida como la Морозовская стачка ('Morozovskaya stachka', textualmente "Huelga de Morozov"). Tuvo lugar en Nikol'skoye (una de las tres aldeas mencionadas) entre el 7 y el 17 de enero de 1885, en protesta por el deterioro en las condiciones laborales de los trabajadores de la Fábrica Textil Savva Morozov, propiedad en aquel momento de su hijo, Timoféi Sávvich Morozov. Debido a la crisis industrial sufrida en los años 80 del siglo XIX, entre 1882 y 1884 los salarios en esta planta de manufacturas habían sido rebajados sucesivamente en cinco ocasiones, reduciéndose en algunos casos hasta la mitad de lo que cobraban los trabajadores dos años atrás. A todo este malestar hubo que añadir la situación de abusos y explotación por parte de sus patronos. De los once mil obreros que trabajaban en la factoría, participaron en la huelga aproximadamente unos ocho mil (un 73%). Los instigadores de la protesta fueron P.A. Moiseyenko y V.S. Volkov. 

En 1923 fue inaugurado frente al edificio de la fábrica un monumento de Aleksandr N. Shaposhnikov (1894-1972) y Vladímir I. Vzorov (1888-1968) dedicado a la huelga de 1885, titulado "A los combatientes de la Revolución". En este lugar están enterrados los obreros P.A. Moiseyenko y I.V. Bugrov   


Tal como muestra el monumento del obelisco de los artistas Shaposhnikov y Vzorov, el 7 de enero de 1885, a las diez en punto de la mañana, el obrero Vasili Volkov arengó a los trabajadores de la Fábrica Morozov para que lo siguieran y secundasen con él la huelga. Lo hizo en medio del patio de la fábrica, con el brazo izquierdo levantado y el asta de una bandera roja, símbolo de la lucha contra la explotación, en su otra mano. Tras cinco días de resistencia, un batallón de cosacos puso fin a las protestas apuntando con sus bayonetas en dirección a los piquetes. Volkov y otros trabajadores, como F. Shelukhín, fueron detenidos mientras gritaban «¡Recordad, uno para todos y todos para uno!». Pese al arresto de sus cabecillas, la huelga no finalizó hasta el 17 de enero, tras continuar los enfrentamientos entre huelguistas y soldados gubernamentales durante cinco jornadas más. En total, cerca de ochocientos trabajadores acabaron en la cárcel aunque solo treinta y tres de ellos fueron llevados ante los tribunales. Debido a las duras condiciones laborales que padecían en la fábrica, y que se pusieron de manifiesto en el transcurso de sus declaraciones, el jurado absolvió a todos los trabajadores del «crimen» de participar en una huelga, excepto a sus inductores, Moiseyenko y Volkov. Ambos fueron condenados, respectivamente, a cinco y tres años de deportación. El primero en la provincia de Arkhangelsk, en el Ártico, y el segundo en la de Vologda, a medio camino entre Moscú y San Petersburgo. 

Con motivo del Centenario de la 'Morozovskaya stachka', en 1985 fue erigido en la plaza Oktyabrskaya de Oréjovo-Zúyevo un monumento dedicado a los protagonistas de aquel acontecimiento histórico. Es obra del escultor O.S. Kiryushin y de los arquitectos V.A. Nesterov, I.B. Kuznetsov y Y.S. Sharov

 El impacto de la huelga de 1885 en Oréjovo-Zúyevo fue inmenso, tanto en Rusia como en todo el mundo. Aquella protesta obligó a los patronos a renegociar una nueva política de sanciones y salarios en el sector textil. En 1886, justo al año siguiente de la 'Morozovskaya stachka', se aprobó una legislación laboral sin precedentes en la historia de los derechos de los trabajadores. A comienzos del siglo XX, la producción de algodón transformó esta localidad en el tercer centro industrial más grande de Rusia y ello propició que la lucha obrera adquiriese dimensiones revolucionarias. El Soviet de Diputados Trabajadores de Oréjovo, elegido en el mes de marzo de 1917, fue uno de los primeros soviets bolcheviques constituidos en Rusia. Seis meses después de esa fecha la ciudad entera ya estaba bajo su control. Tras el triunfo de la Revolución de Octubre, la fábrica de Morozov fue nacionalizada y pasó a llamarse 'Oréjovo-Zúyenski Jlopchato-Bumazhni Kombinat' ("Centro de Algodón Oréjovo-Zúyevo"). Con el colapso de la URSS en 1991 y la imposibilidad de competir con los productos textiles importados del extranjero, las factorías acabaron cerrando una tras otra a lo largo de los años noventa. A partir de entonces, muchas se convirtieron en centros comerciales y mercados y otras quedaron abandonadas para siempre, llegando hasta nuestros días como ruinas de una época industrial (y revolucionaria) que ya forma parte del pasado

Oficinas centrales de la Fábrica Textil Savva Morozov sitas, en aquel entonces, en el municipio de Nikol'skoye, fotografiadas entre 1890 y 1910 desde la actual calle Lenin, en el centro de Oréjovo-Zúyevo, años después de aquellos sucesos ocurridos justo aquí

Lo que queda de las mismas oficinas, fotografiadas hoy en día. A la derecha de la imagen, cerca de la chimenea, se ve el monumento de Shaposhnikov y Vzonov

La impresión que se lleva el visitante de Oréjovo-Zúyevo en la actualidad es que se trata de un lugar donde el tiempo se detuvo parcialmente hace años. Junto a edificios de ladrillo visto del siglo XIX, abandonados o reconvertidos en modernos negocios, conviven calles con denominación soviética (Proletarskaya ulitsa, ul. Dzerzhinskogo, Oktyabrskaya ploshchad, ul. 1905 goda, Krasnoarmeyskiy pereulok, ulitsa Lenina) y monumentos dedicados a la Revolución de Octubre y a la Gran Guerra Patria perfectamente conservados y, en muchos casos, adornados con flores. Un viaje en el tiempo que sirve de homenaje al Centenario de la Revolución de 1917.




 
Fotografías de la plaza Oktyabrskaya con el monumento del Centenario de la huelga de 1885 situado en el centro. En el edificio de los Juzgados de la ciudad se conserva el rostro de Lenin esculpido sobre su fachada






Imágenes del Monumento (o Mausoleo) "A los combatientes de la Revolución", dedicado a los huelguistas de 1885 e instalado desde 1923 en el patio de la fábrica donde tuvieron lugar las protestas. Está en la esquina de las calles Lenin y Stachki 1885 goda

Al final de esa misma calle donde estuvo el patio de la fábrica de Savva Morozov, en la ulitsa Stachki 1885 goda, hay un busto de Piotr A. Moiseyenko (1852-1923) escondido junto a una pared

Después de la huelga de 1885 en la Fábrica Textil Savva Morozov, la dirección de la empresa pasó a manos de su nieto, Savva Timófevich Morozov (1862-1905), hijo de Timoféi Sávvich. El nuevo propietario tenía ideas muy progresistas e hizo mucho por mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores, facilitándoles incluso el acceso a textos marxistas. Es recordado sobre todo por haber sido el mecenas del mítico Teatro del Arte de Moscú, fundado por Konstantín Stanislavski y Vladímir Nemiróvich-Dánchenko. Fue amante de la actriz y revolucionaria María F. Andréieva, que aprovechó sus relaciones con él para obtener dinero con el que financiar el incipiente Partido Bolchevique. Se suicidó en Cannes en 1905


martes, 20 de junio de 2017

Movie mistakes: Una localización equivocada en un episodio de la serie "The Americans"


La calidad cinematográfica y la fuerza narrativa de la serie de televisión "The Americans" la hacen merecedora de una disculpa ante cualquier error técnico o artístico que se haya podido producir a lo largo de su rodaje. Ambientada en su mayor parte en la ciudad de Washington DC durante los últimos coletazos de la Guerra Fría, la serie está basada en los recuerdos como agente de la CIA de su creador, Joseph Weisberg, y en lo (poco) que se sabe del legendario Directorio S del KGB, un programa soviético de formación de agentes secretos cuyos integrantes habrían sido criados desde niños dentro de los Estados Unidos. Sus interesantes subtramas, los requiebros en el guión y las afiladas aristas en la identidad de sus personajes protagonistas están haciendo de ella una verdadera serie de culto mucho antes de que desaparezca de las parrillas televisivas. Una serie de culto que no está exenta de errores, como ya he dicho, disculpables.

En una de las últimas escenas del episodio doce de su quinta temporada, cuya emisión acaba de finalizar hace unos días, el agente del KGB Oleg Búrov interpretado por el actor de Kaliningrado Costa Ronin pasea pensativo, tras una conversación con su padre, por la ciudad de Moscú. Luego, al cabo de unos segundos, la cámara nos muestra cómo Búrov se detiene junto a una de las barandillas del puente Bolshói Ustinskiy, situado a un kilómetro al sureste de la plaza Roja, para contemplar, desde lejos, el Kremlin. Aunque la secuencia transcurre de noche, hay un detalle que llama inmediatamente la atención en el encuadre de ese conocido paisaje urbano junto al río Moscova: falta el hotel Rossía. Construido entre 1964 y 1967, año de su inauguración, durante un tiempo fue el hotel más grande del mundo, con 3.170 habitaciones. Tras cuarenta años en funcionamiento, el Rossía cerró sus puertas a finales de 2005, siendo demolido por completo entre 2006 y 2007. En esas cuatro décadas, el emblemático establecimiento soviético formó parte del panorama que ofrecía la plaza Roja desde cualquiera de sus perspectivas, sobre todo desde el otro puente más cercano, el Bolshói Moskvoretskiy. Teniendo en cuenta que la serie de Weisberg está ambientada en los años ochenta del siglo pasado, cuando aún existía el hotel, esa noche la gigantesca mole de su edificio debería haber impedido a Oleg Búrov ver una parte del Kremlin, sobre todo la torre Spasskaya (la del reloj) que sí se ve en esa escena.

Lo que contemplamos realmente a través de la mirada de Búrov es el actual descampado donde hasta hace tan solo diez años estuvo el hotel Rossía. Rodeado por una inmensa valla publicitaria, en ese lugar está proyectado un moderno parque público que algún día se extenderá sobre los terrenos del desaparecido hotel. Sorprende un error como éste, breve pero sutil, en una serie cuya producción se puede permitir, sin lugar a dudas, la contratación de los mejores especialistas en disfraces, pelucas, armas de fuego, terminología específica, burocracia, política internacional, artes marciales, idioma ruso, vehículos de la época y, así debiera ser también, antiguos edificios en la Unión Soviética. Pero como decía al principio, a una extraordinaria serie como ésta todo se le debe perdonar.

Mayakovski

Min. 39:12 del Cap. 12 de la T5 de "The Americans": Después de una conversación con su padre, un ministro del gobierno de la URSS, Oleg Búrov pasea sobre el puente Bolshói Ustinskiy en dirección noreste

Min. 39:20. Oleg se detiene junto a la barandilla y mira hacia el Kremlin

Mapa actual de la zona del río Moscova junto al Kremlin (que aparece a la izquierda de la imagen). Al lado de la flecha roja está el puente Bolshói Ustinskiy, desde el que se asoma Búrov mirando en dirección noroeste. En ese descampado del centro de la imagen estuvo el hotel Rossía

Min. 39:30. Oleg observa el Kremlin, el centro del poder soviético para el que trabajan él y su padre

Min. 39:34. Esto es lo que Búrov ve, supuestamente, desde la barandilla del puente Bolshói Ustinskiy, en 1983 o 1984. Señalado con la flecha blanca, el espacio donde en esa época se erigía el hotel Rossía

Esto es lo que debería haber visto Búrov desde ese lugar, aunque de noche. Sobre la parte izquierda de la terraza del hotel sobresale la punta de la torre Spasskaya, que durante 40 años permaneció oculta a la vista de los transeuntes del puente Ustinskiy. La fotografía es de 1998



Fotografías tomadas desde el puente Bolshói Ustinskiy en dirección hacia el Kremlin. Las imágenes son, respectivamente, de 1974-76, 1976 y 2000. Hasta su demolición en 2007, el hotel Rossía tapó la vista de una parte del Kremlin

Min. 39:49. Oleg Búrov prosigue su paseo por Moscú, en la misma dirección y sentido que llevaba antes de detenerse en el puente Bolshói Ustinskiy para observar el Kremlin

El puente Bolshói Ustinskiy, que substituyó a otro más antiguo y estrecho, fue construido en 1938 por el ingeniero industrial V.M. Vakhurkín y los arquitectos G.P. Golts y D.M. Sobolev. Detrás se encuentra el edificio Kotelnicheskaya, uno de los Rascacielos de Stalin, diseñado por el mismo arquitecto que creó el hotel Rossía, Dmitri N. Chechulin (1901-1981). La fotografía fue tomada por el autor del blog en agosto de 2006, desde la riba del río Moscova. Al fondo se ve el puente Mali Ustinskiy, sobre la desembocadura del río Yauza


Los elementos urbanos que aparecen en la escena de "The Americans" (barandilla, farolas, bordillo) coinciden con los que hay realmente sobre el puente. Sin embargo, este lugar no está referenciado en el apartado Filming Locations de IMDb. El error no aparece tampoco en la página web Movie Mistakes. Las fotografías son del autor del blog realizadas en 2006

Imagen del hotel Rossía tomada desde el puente Bolshói Ustinskiy, mientras era demolido en agosto de 2006 (fotografía del autor del blog)


miércoles, 14 de junio de 2017

Paisajes de la Revolución: La prisión de Schlüsselburg, símbolo de las torturas y la represión del zarismo

"Vera Figner [en 1882, al año siguiente del asesinato de Alejandro II y la ejecución de la mayoría de miembros de Voluntad del pueblo], que se ha quedado sola como único miembro en libertad del Comité Central, parte para Odesa, cargada de dinamita, con el objetivo de matar al secretario de Estado Panitutín. Denunciada por Sergio Degaev, un agente doble, consigue huir hasta Járkov donde es detenida por la policía. Las tres hermanas Figner están privadas de libertad. Condenada a muerte, es indultada más adelante. Vera viste el uniforme gris de sayal con un as de diamantes en la espalda y calza gruesas y pesadas botas reglamentarias. La policía la encarcela en la prisión más terrible, en Schlüsselburg, cerca de la capital, donde antes que ella el líder de la Internacional Mijaíl Bakunin había comparado las celdas con tumbas. La bella Vera solo puede escribir a su familia dos veces al año, rogándole cada vez que no intervenga en su favor. Un día, en el que las autoridades se niegan a expedir una de sus cartas porque denuncia la inhumanidad del trato, ella se arroja sobre su guardián y les quita las charreteras.

Pensando que ha acabado con Voluntad del pueblo, Alejandro III, que ha seguido personalmente la instrucción del caso Figner, clama con alivio: «¡Alabado sea Dios, esta terrible mujer está en la cárcel!».

(...)

Los intelectuales no han cejado. El reino cada vez más reaccionario del «idiota coronado» o del «augusto imbécil» ha vuelto a llevar a los revolucionarios al camino de la violencia. Seis años después, día tras día, después del asesinato de Alejandro II, un grupo de siete partidarios de Voluntad del pueblo se propone matar a su hijo de la misma manera y en el mismo lugar. Okladski, el químico de carácter débil, les ha entregado las bombas y, como viene haciendo, ha avisado a la Ojrana. Los portadores de los explosivos, seguidos desde hace una semana, son detenidos en la perspectiva Nevski el 1 de marzo de 1887 a las once de la mañana, antes de haber cumplido su misión. En el proceso, que se ha organizado muy rápidamente, el presidente enuncia siete veces la sentencia de muerte. Uno de los procesados, estudiante de ciencias naturales, sólo tiene 21 años. Le ha lanzado a la cara del tribunal: «He comprendido que no solo es posible cambiar el régimen social sino que es algo inevitable». Se llama Alejandro Ulianov. Su madre, que ha venido desde las orillas del Volga para asistir al juicio, le dice que puede salvarse si consiente en apelar al emperador. Pero Alejandro Ulianov no quiere someterse a esa humillación. Es conducido junto a sus seis camaradas a 61 kilómetros de San Petersburgo a la prisión maldita de Schlüsselburg, donde los presos políticos mueren de malos tratos o de la insalubridad del lugar o se vuelven locos. La mañana del 8 de mayo de 1887, Alejandor Ulianov y sus complices, que han despreciado la gracia del tirano, son colgados en el patio de la fortaleza. A través de los barrotes de la celda número 26, una joven de belleza marchita por los malos tratos ve a sus hermanos de lucha colgados de la horca: Vera Figner".

(Ollivier, J-P. (1967) ¿Cuándo amanecerá, camarada? Crónica de la Revolución rusa: 1876-1917. Madrid: Clave intelectual, 2017, pp. 31, 34-35)

La prisión de Schlüsselburg, llamada históricamente fortaleza de Oréshek, fue construida en 1323 por el príncipe Yuri Dolgoruki, fundador de Moscú. Se encuentra situada sobre la isla de Orejovets, en el Lago Ladoga, doscientos metros al norte de la ciudad de Schlüsselburg. Durante el Imperio ruso, entre 1721 y 1917, la fortaleza fue usada como lugar de reclusión y tortura de presos políticos disidentes del régimen. Entre las personas encerradas en esta cárcel se encuentran el anarquista Mijaíl Bakunin –recluido a lo largo de cuatro años, durante los cuales sufrió escorbuto, la pérdida de todos los dientes por inanición y un intento de suicidio, el poeta Decembrista Wilhelm Küchelbecker, el político polaco Walerian Lukasinski –encerrado en aislamiento durante 48 años, hasta su muerte en la misma prisión en 1868, con 82 años de edad–, el revolucionario bolchevique Sergó Ordzhonikidze, además de los mencionados Vera Figner y Aleksandr Uliánov, hermano de Lenin, ejecutado en este lugar en 1887 



Schlüsselburg, ciudad fundada por Pedro el Grande en 1702 (casi cuatro siglos después que la fortaleza), se halla a 35 kilómetros al este de San Petersburgo, en la cabeza del Neva, el río que pasa por la antigua capital del Imperio ruso. Pertenece al óblast de Leningrado y al distrito de Kírovsk. En el libro de Jean-Paul Ollivier se da erróneamente la cifra de 61 kilómetros como distancia entre San Petersburgo y la prisión de Schlüsselburg

Vista aérea de la fortaleza en dirección suroeste, con el inicio del río Neva justo enfrente. El malecón sirve para embarcar y desembarcar a los visitantes de la antigua prisión, a la que se puede acceder previo pago de una entrada. Las dos torres sobre la muralla son, de izquierda a derecha, la Golovin y la del Soberano

Vista de la isla en dirección noroeste, rodeada por las aguas del Lago Ladoga. A la izquierda de la imagen aparece la torre del Soberano y a la derecha la torre Naryshin (o del Rey)

Vista aérea en dirección noreste, con algunas dependencias de la prisión repartidas en el interior del recinto. En el extremo superior de la imagen se ven la torre Naryshin a la izquierda, con tejado cónico y la torre de la Bandera a la derecha, sin tejado

Vista en dirección a la ciudad de Schlüsselburg, al sur de la isla

Plano cenital de la fortaleza de Oréshek, con las ruinas de la Iglesia de la Natividad de San Juan el Bautista en el centro del recinto. Esta imagen permite entrever las huellas de antiguas edificaciones ya desaparecidas. En algún punto de este espacio, ahora con césped bien cuidado, fue ahorcado Aleksandr Uliánov




En el extremo opuesto a la entrada de la fortaleza, justo detrás de la iglesia, hay un edificio con el tejado de color rojizo. Es una de las construcciones más modernas y albergó las celdas de los presos políticos. Hoy en día es el Museo de los prisioneros del Imperio ruso y forma parte de la visita a Oréshek

En una de las orillas de la isla, junto a la muralla, hay un monumento dedicado a los presos políticos del zarismo





Entre el 8 de septiembre de 1941 y el 18 de enero de 1943, la ciudad de Schlüsselburg permaneció ocupada por el ejército alemán de Hitler, aunque no así la fortaleza de Oréshek, a la que nunca llegaron los invasores. Durante 500 días, soldados del Ejército Rojo mantuvieron una férrea resistencia desde la isla impidiendo que la Wehrmacht cruzase a la orilla derecha del Neva. Es por este motivo que en el interior de la fortificación hay una colección de baterías artilleras de la Segunda Guerra Mundial y algunos monumentos, dentro y alrededor de las ruinas de la iglesia, que recuerdan a aquellos héroes del ejército de la URSS. La liberación de Schlüsselburg, por parte del 67º Ejército Soviético durante la Operación Iskra, permitió romper el cerco de la asediada Leningrado. Entre 1944 y 1992, la ciudad fue rebautizada como Petrokrepost (literalmente, "Fortaleza de Pedro")



Entre la torre Golovin (con tejado piramidal) y la torre del Soberano (con tejado cónico) está la taquilla y el acceso al interior del fortín. Hay además un espigón donde los barcos comunican ambas ribas del río Neva con la isla Orejovets

Artillería de la Gran Guerra Patria expuesta cerca de la entrada a la antigua prisión

Además de un lugar cargado de historia, la isla Orejovets es un paraje muy bello bien conservado. En la imagen, la torre de la Bandera, en primer plano, y la del Rey, al fondo

(Fuentes: http://www.trekearth.com/gallery/Asia/Russia/Northwest/Saint_Petersburg/Shliesselburg/photo436464.htm, https://es.wikipedia.org/wiki/Shlisselburg, https://ru.wikipedia.org/wiki/Шлиссельбург y Google Maps y Street View [12/06/2017])

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