miércoles, 11 de agosto de 2021

La vida de Tonia, la "chica de la ametralladora", explicada por la revista El Jueves

Antonina Makárovna Makárova (su verdadero apellido era Panfílova) comenzó su actividad en la Segunda Guerra Mundial como enfermera voluntaria del Ejército Rojo, donde aprendió a utilizar la ametralladora. Tras huir en 1941 del cerco alemán en la población de Viazma, en el óblast de Smolensk, vagó por los bosques durante meses hasta que llegó a Lokot, capital de un pequeño estado colaboracionista de los nazis. Allí practicó la prostitución con oficiales alemanes y fue contratada como verdugo, ejecutando a cientos de judíos, partisanos y otros ciudadanos soviéticos con una ametralladora Pulyemyot Maksima PM1910, en grupos de más de veinte personas. Cuando era necesario, les disparaba el tiro de gracia con su propia pistola. Acabada la contienda, consiguió eludir sus responsabilidades como criminal de guerra gracias a encontrarse ingresada en un hospital de la retaguardia aquejada de sífilis. Se casó en 1945 con Víktor Ginsburg, un judío cuya familia había sido asesinada por los nazis y que no sospechó nunca del pasado de su mujer. Juntos tuvieron dos hijos. Aunque el KGB le siguió la pista durante años, fueron la casualidad y un tema burocrático relacionado con su apellido los que la desenmascararon. Juzgada por un tribunal, fue sentenciada a muerte y fusilada el 11 de agosto de 1979 en Briansk (URSS). Tenía 59 años y nunca se arrepintió de sus actos porque «cumplía órdenes».

Hoy hace 42 años de aquella ejecución.

Aunque no es un tema para tomarse a broma, el carácter brutal y surrealista de comportamientos humanos como este se expresa mejor desde el sarcasmo y la ironía. Esta historia gráfica apareció en el número 2279 de la revista El Jueves, publicado el 27 de enero de 2021, en la sección "Deshechos históricos" del dibujante Julio Serrano.