viernes, 10 de septiembre de 2021

La tumba desaparecida de Kazimir Malévich

El 15 de mayo de 1935 una aglomeración de personas se concentró en la puerta de la Casa de los Artistas de Leningrado para despedir al pintor que había revolucionado el arte de la primera mitad del siglo XX. Kazimir Severínovich Malévich había fallecido de cáncer de próstata en un piso de esa misma ciudad después de haberle sido denegado el permiso para ser tratado en el extranjero. Tenia cincuenta y seis años. Su funeral se convirtió en un acto de homenaje al creador del suprematismo, la corriente artística que apostaba por el uso de figuras geométricas para cambiar el lenguaje expresivo del arte y cuya obra icónica es "Cuadrado negro sobre fondo blanco", del año 1915. Malévich justificaba su pintura argumentando que el cuadrado es una forma que no se encuentra en la naturaleza y que eso lo convierte en una creación exclusiva de la inteligencia humana.

Pero su funeral fue también un desafío al estalinismo, que abogaba únicamente por un arte realista que ensalzase los logros del socialismo y de la Unión Soviética. Además, pese a haber apoyado abiertamente la Revolución de Octubre de 1917 en nombre de la libertad de creación, Malévich (nacido en Ucrania) había sido acusado recientemente de espiar para los polacos, la nacionalidad de sus padres. La sala principal de la Casa de los Artistas se convirtió en una capilla suprematista con el cuerpo del artista rodeado de algunas de sus obras más icónicas, como su último autorretrato, de 1933, donde se le puede ver como un artista del Renacimiento.

Consciente de su inminente final, Malévich ideó sus exequias para que fuesen un triunfo personal sobre sus detractores. Sin embargo, casi nada de lo que planificó acabó sucediendo. En primer lugar, pidió ser depositado en un ataud con forma de cruz. Como sus amigos no encontraron la forma de construirlo y de que pasase a través de las puertas, su discípulo Nikolái Suetin diseñó un precioso féretro suprematista con un cubo negro en la parte donde debía ir la cabeza del difunto. En segundo lugar, quiso ser enterrado en un lugar de su elección, lejos de cualquier cementerio. Su primera opción fue Barvikha, aunque ese pintoresco lugar había sido anegado por el pantano Rublevsky. Así que finalmente decidió que sus cenizas fuesen soterradas bajo un roble de la finca de Nemchinovka, una zona en el sudoeste de Moscú donde Malévich tenía una dacha. Se daba la circunstancia, además, de que en el entresuelo de la casa número 18 de la calle Borodinskaya, sita en esa misma localidad, el artista había vivido unos años junto a su segunda esposa, Sofia Malévich-Rafalóvich. La idea era que sobre sus cenizas se levantase un edificio basado en uno de los architekton, las maquetas suprematistas diseñadas por él y que aún pueden verse en algunos museos rusos. Imaginaba un bloque coronado por un telescopio enfocando siempre hacia Júpiter, para convertir su tumba en una experiencia cósmica. Pese a la popularidad del artista, las autoridades soviéticas jamás se plantearon realizar semejante proyecto. Consideraban que bastante habían hecho permitiendo el funeral y haciendo que la ciudad de Leningrado corriese con los gastos. Lo que sí consiguió Malévich fue que miles de personas desfilasen tras una bandera con un gran cuadrado negro y que el coche que trasladó su ataud a la estación de tren de Moscú llevase también un cuadrado negro pegado al radiador. Fue un funeral lleno de cubos y triángulos. Su cadáver se vistió con ropas brillantes, zapatos de colores y, según una leyenda, con una túnica roja. Gracias a uno de sus admiradores, jefe de los ferrocarriles de la URSS, el féretro viajó solo en uno de los vagones del tren. Fue incinerado en el crematorio Donskoy de la capital soviética.


Al acto de enterramiento de las cenizas de Malévich asistieron su madre, Ludwika; su viuda, Natalia; y su hija, Una. Nikolái Suetin se limitó a plantar un cubo blanco con un cuadrado negro para marcar la localización de la tumba. Una foto realizada por el mismo Suetin inmortalizó el momento. En el roble se clavó un letrero que rezaba: "Aquí están enterradas las cenizas del gran artista K.S. Malévich".

Una y Natalia, hija y viuda del pintor, respectivamente, frente al monumento de Nikolái Suetin en la tumba de Malévich

Durante los siguientes dos años, ese lugar fue objeto de un discreto peregrinaje por parte de sus seguidores y discípulos. Pero en 1937, el nombre del pintor, junto con su recuerdo y su obra, acabaron siendo censurados por Stalin, arrepentido probablemente de haber permitido la celebración del funeral multitudinario. Se dice que debido a que aquel rincón de las afueras de Moscú fue cayendo poco a poco en el olvido, unos niños del pueblo vecino de Romashkovo, buscando quizás algún objeto de valor, extrajeron la urna, la rompieron y echaron las cenizas en un agujero, llevándole flores durante algún tiempo. Sea o no cierta esta historia, en 1942 las tropas nazis ocuparon Nemchinovka de camino hacia la ciudad de Moscú. La zona fue escenario de duros combates, la tumba resultó destruida y el roble acabó siendo talado para construir estructuras defensivas. Aunque los alemanes llegaron a ver a lo lejos las torres del Kremlin, nunca conquistaron la capital. En 1944, Una, la hija de Malévich, junto a su amiga Tamara Shipóvich, visitaron aquel emplazamiento encontrando únicamente la cepa del árbol unida a sus raíces y la base de ladrillo sobre la que antaño reposó el cubo suprematista. Tras la guerra, sobre las tierras ennegrecidas de Nemchinovka, las autoridades soviéticas mandaron edificar una granja colectiva que acabó con todo vestigio tanto del roble como de la tumba. La granja funcionó como tal hasta bien entrados los años ochenta.

Fue entonces cuando un grupo de artistas mostró interés por encontrar la tumba de Malévich. Sin embargo, pese a los nuevos aires de perestroika y glásnost que soplaban en la URSS, la presencia de la granja se lo impidió. Resignados, erigieron un pequeño monumento a unos dos kilómetros de aquel lugar: un cubo blanco con un cuadrado rojo pintado en una de sus caras.

El final de la Unión Soviética en 1991 no sirvió para resucitar la figura de Malévich. Hubo que esperar hasta finales de la primera década del nuevo siglo, setenta y cinco años después de su fallecimiento, para que el físico Alexander Matveev, gran admirador de su obra, reemprendiese la búsqueda del lugar de enterramiento del pintor suprematista. Con ayuda del banquero alemán Jochen Wermuth fundó la Asociación Nemchinovka-Malévich y durante varios meses visitaron la zona, consultaron archivos, hablaron con los más viejos del lugar y analizaron mapas militares. El esfuerzo obtuvo finalmente sus frutos y en 2011 anunciaron que habían localizado con toda seguridad el sitio exacto donde se encontraban las cenizas de Malévich (o lo que quedaba de ellas).

Pero el destino se burló de nuevo de sus seguidores: cuando ese año anunciaron el resultado de la investigación, descubrieron que sobre ese mismo terreno estaba previsto construir uno de los edificios del complejo de pisos de lujo Romashkovo-II. Pese a las peticiones de paralización enviadas al por entonces Ministro de Cultura ruso Vladímir Medinski, su respuesta fue que con los permisos concedidos, no se podía parar el proyecto urbanístico. Sin embargo, Matveev alega que su búsqueda, de la cual tenía conocimiento el Primer ministro Vladímir Putin, data de unos años atrás y que el Ministerio de Cultura conocía sus trabajos y podía haber protegido la zona con vistas a construir la torre suprematista soñada por Malévich. Para dificultar todavía más la operación, la empresa constructora presentó un informe, a todas luces falso, intentando demostrar que sobre ese solar nunca estuvo enterrado pintor alguno. Sea como fuere, el hecho es que la connivencia de los poderes públicos y privados han acabado dejando los restos de la tumba del artista ucraniano bajo toneladas de hormigón armado. Y que todos los signos visibles del enterramiento han desaparecido para siempre. Paradojicamente, lo que Stalin sí permitió en su día lo ha impedido en la actualidad lo que los rusos llaman la diktaturu deneg (диктатуру денег), la dictadura del dinero.

Los esfuerzos de la Asociación Nemchinovka-Malévich se han traducido, de momento, en una calle y una escuela con el nombre del artista. También en una imitación de su monumento funerario titulado "El cubo de Malévich", obra de A. Matveev y M. Guseva. Se trata de un hexaedro con motivos geométricos construido sobre un pedestal en forma de prisma cuadrangular pintado de blanco y negro, un homenaje al que Malévich construyó para la producción operística "La victoria sobre el sol". Un esbozo, de hecho, de su famoso "Cuadrado negro". Se encuentra situado en una pequeña rotonda para peatones en medio del jardín comunitario de la urbanización de lujo, donde también se ha plantado un roble. No es, desde luego, el sito exacto en el que se depositaron sus cenizas aquel lejano día del mes de mayo de 1935. Así mismo, montones de tierra del terreno donde estuvo la tumba se han introducido en diversas cápsulas que serán enterradas en lugares simbólicos relacionados con el fundador del suprematismo. Una de ellas ya se encuentra bajo este nuevo monumento.

Los miembros de la organización de Matveev siguen trabajando para ver construido algún día el architekton soñado por el pintor ucraniano, cuya maqueta continúa expuesta en la Galería Tretiakov de Moscú. Todo ello en esta zona exclusiva de la nueva burguesía rusa que quizás, en un futuro próximo, se convierta en una ciudad de las artes donde se alcen los proyectos frustrados de la arquitectura soviética. Como el bloque de nueve pisos con telescopio de Malévich o la mítica torre de Vladímir Tatlin. Sueños utópicos con cadáveres abandonados.

Mayakovski











Monumento dedicado a Malévich en la urbanización Romashkovo-II (no "Nemtxinovka-II", tal como consta erróneamente en el excelente artículo del Diari Ara que ha inspirado esta entrada en el blog). Se encuentra, eso sí, en Nemchinovka, una localidad situada al sudoeste de Moscú, en una zona conocida como Skolkovo. Pese al esfuerzo de sus seguidores, el monumento no se halla en el lugar exacto donde fue enterrado el pintor ucraniano. Sus cenizas están mezcladas con el hormigon de los cimientos de alguno de los edifcios que se ven alrededor del jardín



Monolito erigido en los años ochenta en la localidad de Buratinovka, a dos kilómetros de distancia del lugar original del enterramiento de las cenizas de Malévich. Se parece al de la urbanización Romashkovo-II

(Fuentes: Padilla, T. (2020) Kazimir Màlevitx: pisos de luxe sobre la tomba d'un artista (Diari Ara Diumenge, 30/05/2020), Google Maps [05/08/2021], https://pilottttt.livejournal.com/307975.html, https://www.bbc.com/russian/society/2013/08/130827_russia_malevich_tomb i https://novayagazeta.ru/articles/2015/12/01/66617-kazimir-malevich-sensatsii-2015-goda)

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