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jueves, 13 de abril de 2017

"Constructing the New Man", últimos 15 días para visitar la exposición sobre la Revolución Rusa en el Museo Stedelijk de Amsterdam

¡Iza la bandera de Marx, Engels, Lenin y Stalin! (Gustav Gustavóvich Klutsis, 1936)


La Revolución Rusa tuvo lugar hace cien años. El Museo Stedelijk conmemora su centenario con una exposición en la que se muestran carteles, documentos impresos, películas y obras de arte de su colección.

Tras la Revolución Rusa y la subsiguiente guerra civil (1917-1922), el régimen introdujo reformas económicas utilizando los pósters y las películas como poderosas herramientas de propaganda. Como forma de arte, el cine se desarrolló rápidamente después de la Revolución. Más de un centenar de películas fueron rodadas cada año en todo el mundo, incluyendo las películas de directores rusos como Serguéi Eisenstein y Dziga Vértov.

Los carteles que se convirtieron en parte integral de la vida cotidiana eran un medio atractivo para los artistas dedicados a la construcción de la sociedad socialista. Algunos pensaban que la caricatura satírica tradicional era la mejor manera de llegar al proletariado. Otros utilizaron técnicas de edición fotográfica y cinematográfica en un nuevo lenguaje visual constructivista. Se esperaba que el estilo del collage inspirara a la gente de la calle para atraerla activamente con las imágenes, y para que meditara de forma introspectiva sobre el mensaje transmitido. Pero esta esperanza pronto resultó infundada y, al darse cuenta de que el fotomontaje tenía un atractivo limitado para las masas, en 1932 Stalin lo rechazó como un «formalismo» oscuro, sustituyéndolo por el documental del Realismo Socialista que se centraba en el retrato heroico del nuevo hombre soviético.

El cartel político más antiguo de la colección del Museo Stedelijk, expuesto en esta muestra, es una orden para los soldados del Ejército Rojo que data de 1918. Se exhiben así mismo muchos otros pósters políticos producidos en su mayoría en los años 20 y 30. También exploran temas sociales las portadas de los libros que se editaban en la época y los tipos de imprenta utilizados entonces. Sin embargo, lo que marcó el punto álgido en la era de la Revolución fue una pintura de Kazimir Malévich (1917-1918) y la película “Octubre” (1927) de Serguéi Eisenstein, con la famosa escena del asalto al Palacio de Invierno en San Petersburgo.

La obra de Kazimir Malévich “Construcción en disolución” (1918) cuelga junto a una selección de carteles de películas. Esta misma galería cuenta también con la proyección de dos largometrajes: la comedia “The Three Million Trial” (1926) de Yákov Protazanov (que, a pesar de ser declarada demasiado occidental por la censura, no fue prohibida) y “Enthusiasm: Symphony of the Donbas” (1931) de Dziga Vértov, la primera cinta rusa con un montaje de audio creado con sonidos industriales y documentales.

Día Internacional de la Mujer Trabajadora (Valentina Nikifirovna Kulagina, 1930)

Entusiasmo: Sinfonía del Donbas (Dziga Vertov, 1931)

Hoyos (Anónimo, 1927)

Por la construcción del Socialismo bajo la bandera de Lenin (Gustav Gustavóvich Klutsis, 1936)

Saba (Anatoli Pávlovich Belsky y M. Chiaureli, 1929)

sábado, 11 de febrero de 2017

"Revolution: Russian Art 1917–1932", exposición en la Royal Academy of Arts de Londres entre el 11 de febrero y el 17 de abril de 2017


Hoy se inaugura en Londres una de las mejores exposiciones sobre el Centenario de la Revolución Rusa que se podrá ver este año en todo el mundo. Con el título Revolución: El arte ruso 1917-1932, su texto de presentación en la página web de la Royal Academy of Arts nos da una idea del concepto de la instalación y del alcance de su propósito, sin obviar en ningún momento el lenguaje siempre tendencioso en todo lo relacionado con Rusia y el Comunismo

Es el siguiente:

Cien años después de la Revolución Rusa, esta potente exposición explora uno de los períodos más trascendentales de la historia del mundo moderno a través de la lente de su arte pionero. 

Artistas renombrados como Kandinski, Malévich, Chagall y Ródchenko estuvieron entre los que vivieron los fatídicos acontecimientos de 1917, que acabaron con siglos de gobierno zarista y sacudieron a la sociedad rusa hasta sus cimientos.

En medio del tumulto, las artes prosperaron a medida que los debates giraban en torno a qué forma debía adoptar un nuevo arte "popular". Pero el optimismo no iba a durar mucho: a finales de 1932, la brutal represión de Stalin corrió las cortinas de la libertad creativa. 

Inspirada en una notable exposición inaugurada en Rusia justo antes de las restricciones impuestas por Stalin, con esta instalación celebraremos el centenario histórico de la Revolución de Octubre centrándonos en el período de quince años que va desde 1917 a 1932, cuando las posibilidades parecían inicialmente ilimitadas y el arte ruso floreció en todos los medios. 

Esta exposición de gran alcance -por primera vez- examinará todo el paisaje artístico de la Rusia posrevolucionaria, que abarca las audaces innovaciones de Kandinsky, las abstracciones dinámicas de Malévich y los suprematistas y la aparición del realismo socialista, que llegaría a definir el arte comunista como el único estilo aceptado por el régimen. 

También incluiremos fotografías, esculturas, cine de pioneros como Eisenstein y carteles de propaganda evocadores de lo que fue una época de oro para el diseño gráfico. La experiencia humana será llevada a la vida con una recreación a gran escala de un apartamento diseñado para la vida comunal, y con objetos cotidianos que van desde cupones de racionamiento y textiles a la brillante y original porcelana soviética. 

Revolucionarias por derecho propio, el conjunto de todas estas obras capta tanto las aspiraciones idealistas como la dura realidad de la Revolución y sus secuelas.


Estas son algunas de la obras que se podrán ver a partir de hoy en la Royal Academy:

"Suprematismo Supremus Dinámico" (Kazimir Malévich, 1915)

"Cresta Azul" (Vasili Kandinski, 1917)

"V.I. Lenin y Manifestación" (Isaak Brodsky, 1919)

"Bolchevique" (Borís Mijaílovich Kustodiev, 1920)

"Fantasía" (Kuzma Petrov-Vodkin, 1925)

   "Hiladora Roja" (Andréi Golubev, 1930)

"Campesinos" (Kazimir Malévich, 1930) 

Publicidad "Por supuesto, crema-soda!" (Anónimo, 1926)

La dirección postal de la Royal Academy of Arts es Burlington House, Piccadilly, Mayfair, London W1J 0BD, Reino Unido. Se encuentra situada muy cerca de Picadilly Circus y Regent Street.


Su horario es: De sábados a jueves de 10h de la mañana a 6h de la tarde y los viernes de 10h de la mañana a 10h de la noche. Una entrada cuesta 18 libras esterlinas (los Amigos de la RA y los menores de 16 años entran gratis).

jueves, 19 de febrero de 2015

La oreja de Moebius


Moscú está lleno de huellas del pasado. Multitud de objetos simbólicos dotan de significado político e ideológico a numerosos edificios y rincones de la ciudad. Un caleidoscopio urbano que observado con lupa es casi como un libro abierto que nos habla sobre su historia. Dando un paseo por cualquiera de sus barrios no es difícil encontrar en un mismo día muchos de esos jeroglíficos pertenecientes a la era soviética o copiados en la actualidad de los que había en tiempos prerrevolucionarios. Desde un punto de vista urbanístico, todo es posible y casi todo se puede encontrar en las calles de Moscú. Incluida una oreja gigante que pende del frontispicio de un edificio académico.

El Instituto Central de Economía y Matemáticas de la Academia de Ciencias de la URSS (CEMI) es una institución creada en 1963 por iniciativa del académico V.S. Nemchinov a partir del Laboratorio de Economía Matemática fundado en 1958. Hoy en día depende de la Academia de Ciencias de Rusia. Su sede actual, un enorme edificio modernista con fachada acristalada, fue diseñada por los arquitectos Leonid Nikoláyevich Pavlov (1909-1990), I. Yadrov y G. Kolycheva. Se construyó en el número 47 de la Nakhimovskiy prospekt, en aquella época una zona muy poco urbanizada del distrito de Lomonovsky llamada Ponizhenii Rel'yefa (algo así como "Depresión del Socorro"). Las obras comenzaron en 1970 y no finalizaron hasta ocho años después. Justo enfrente del CEMI se encuentra la sede del Instituto de Información Científica de Ciencias Sociales (INION) y diseminados por los alrededores se hallan otros organismos culturales rusos que juntos forman un conjunto académico cuyo diseño no fue baladí. La idea era que el INION, como institución humanística, recogiese y analizase los conocimientos prevenientes del extranjero y que el CEMI, a modo de puesto de mando científico, controlase la economía soviética a través de métodos matemáticos implementados con las nuevas tecnologías.

Pavlov, conocido también por el diseño de la estación de metro Dobryninskaya y el del Museo V.I. Lenin en Gorki Leninskiye, quiso expresar con esta obra la relación entre el hombre y el mundo a través de las proporciones matemáticas. Por esta razón la unidad numérica utilizada en su construcción fue la millonésima parte del diámetro de la Tierra, una longitud de aproximadamente 12,8 metros. Esta "escala cósmica" permite describir y entender el significado arquitectónico de su creación. El edificio del CEMI está formado por dos bloques superpuestos que, metafóricamente, “se dan la espalda”. El principal mira hacia el Oeste (tiene delante el INION) y el posterior hacia el Este. Visto desde el lado principal, el bloque posterior está desplazado cinco pisos hacia la derecha y dos hacia arriba. Ambos tienen forma de paralelepípedo ortogonal, aunque el principal es el doble de ancho. Éste último tiene una fachada cubierta por grandes vidrieras que dejan pasar la luz natural. Por este motivo fue “destinado a las personas”. El otro, justo detrás y forrado con celdas de hormigón a modo de panal, se concibió para las máquinas. Porque la sede del CEMI fue engendrada cuando la Unión Soviética dio el paso que la introdujo en la era de la tecnología informática, una iniciativa que las autoridades políticas y académicas del país llevaban desarrollando desde 1960. Pavlov reflejó en esta construcción las dos direcciones que a su juicio debía seguir la arquitectura modernista: pasar de lo infinitamente grande a lo infinitamente pequeño y viceversa. Por eso la fachada principal está formada por una gran superficie de vidrio que se descompone en celdas cuadradas acristaladas. El lado de cada uno de estos cuadrados tiene una longitud de 12,8 metros, la "escala cósmica pavloviana" que se repite por doquier. La retícula que forman todas estas celdas, cubriendo por entero la fachada, posee unas dimensiones de once cuadrados horizontales por diez verticales. Una distorsión sorprendente pero no aleatoria, puesto que pretende emular las anomalías gravitacionales que se producen sobre los cuerpos celestes. Cada una de estas celdas tampoco es exactamente cuadrada sino ligeramente rectangular, reproduciendo de esta forma la misma alteración física, pero a escala individual. Por otra parte, el bloque posterior, el destinado a las máquinas, presenta una distribución muy parecida a la del bloque principal aunque con celdas proporcionalmente más pequeñas (el ortoedro es la mitad de estrecho). La idea inicial de Pavlov era que allí trabajaran, junto a los ordenadores, multitud de matemáticos, programadores y economistas, cada uno en su cubículo. El arquitecto quiso que todo este enjambre de hormigón simbolizase al pueblo soviético, compuesto por individuos-celda que juntos forman una unidad superior. Al igual que el Partenón de Atenas o el edificio Zholtovski de la plaza Manezhnaya, algunas relaciones geométricas entre las dimensiones del edificio del CEMI cumplen la proporción áurea, una relación basada en el número irracional 1,618033... Esta proporción, llamada también “divina”, otorga a las construcciones que la contienen una sensación de armonía, belleza y perfección que trasciende lo puramente perceptivo. El cineasta soviético Serguéi Eisenstein la utilizó en el diseño de las estructuras y los tiempos de las películas “El acorazado Potemkin” e “Iván el Terrible”.

Lo que resulta más llamativo en este edificio académico es que en su lado occidental, encajonada en un cuadrado, se halla una enorme "banda de Moebius" que cuelga de la fachada. El altorrelieve formado por este conjunto de hormigón está recubierto por un “trencadís”, un puzle de pequeños fragmentos cerámicos de color gris, amarillo, rojo y negro. Una técnica decorativa que nos resulta muy familiar porque Antoni Gaudí la utilizó en sus obras modernistas catalanas. La banda de Moebius del CEMI es obra del mismo Pavlov y de los artistas Vladímir Vasiltsov y Eleanor Zharenova. Se instaló aquí, en el extremo inferior izquierdo de la fachada principal, en 1978. El lado de este cuadrado, polígono que simboliza la seguridad y la igualdad tan propios del socialismo, mide de nuevo 12,8 metros. Esta composición, con una forma ciertamente muy parecida a un pabellón auditivo, es la que se ha popularizado como “oreja de Moebius”. Una demostración más de la conocida ironía de los ciudadanos moscovitas. También ha dado lugar a la denominación folclórica de esta institución: el “edificio de la oreja”. La banda de Moebius es una superficie de una sola cara y un solo borde que se puede construir fácilmente uniendo los extremos de una cinta de papel mediante un giro de 180º. Simboliza la infinitud del universo ya que se trata de una entidad matemática “cerrada”, “infinita” y “continua”, con las caras “interna” y “externa” de la banda original comunicadas sin necesidad de ningún salto. Este concepto de infinitud enlaza con el criterio arquitectónico de la doble dirección adoptado por Pavlov. La versión tridimensional de la banda de Moebius se denomina Botella de Klein y en su estructura, casi maquiavélica, no existe ningún espacio interior” ni “exterior”. Para no olvidar el lugar en el que nos encontramos, la “oreja de Moebius” del CEMI tiene dibujados en una parte de su borde único una colección de símbolos matemáticos. Entre ellos, los conceptos “máximoy “mínimo”, la letra griega sigma (que simboliza la operación “sumatorio”), el símbolo de desigualdad (“<”) y lo que parecen una parábola y un círculo, además de las letras griegas “psi”, “fi”, “xi” yípsilon”.

A lo largo de su historia sólo ha habido dos directores en el CEMI: N.P. Fedorenko, desde su inauguración hasta 1985, y V.L. Makarov, desde esa fecha hasta la actualidad. Makarov es una de las personalidades académicas cuyo cargo institucional sobrevivió a la desaparición de la Unión Soviética. Hoy en día el Instituto comparte su sede con la Nueva Escuela de Economía, la Universidad Estatal de Humanidades, la Escuela Internacional de Diseño y algunas empresas privadas. En algunos foros de internet los usuarios de este edificio comentan que el monumento de Pavlov, Vasiltsov y Zharenova resulta muy práctico cuando tienen que recibir la visita de alguna persona externa a la institución. “¿Cómo puedo encontrar en CEMI?”, suelen preguntar. “Fácil, busca una oreja en su fachada”.

Con un punto rojo, la sede del Центральный экономико-математический институт АН СССР (Tsentral'nyy ekonomiko-matematicheskiy institut AN SSSR, en ruso transliterado). Está en la avenida Nakhimovskiy número 47, justo al lado del INION

 El CEMI en 1974 (lado izquierdo de la imagen, al fondo). Aún quedaban cuatro años para que finalizasen las obras

La Ухо Мёбиуса (Oreja de Moebius) en 1978, el año de su inauguración

 Fachada principal del CEMI en 1980

 El CEMI entre 1980 y 1985








 Imágenes actuales del Instituto Central de Economía y Matemáticas. La fachada principal se distingue bien de la posterior porque en la primera hay una escalera exterior. En una de las fachadas laterales se puede leer РАЙОН ЧЕРЕМУШКИ (Rayon Cheremushki), es decir, Distrito Cheremushki

 Incompensiblemente, frente al CEMI se ha construido un bloque viviendas que ha cortado la comunicación visual entre aquél y el INION. La intención inicial de todo el conjunto se ha perdido para siempre

 Placa conmemorativa en homenaje a Nikolái Prokofievich Fedorenko (1917-2006), primer director del CEMI




Algunos ejemplos de "banda de Moebius"