martes, 28 de junio de 2016

Rocky Balboa llega a la serie "The Americans"

Recién finalizada la emisión de la cuarta temporada de la serie “The Americans” (Fox Life - Movistar+), la mayoría de sus seguidores se habrá dado cuenta ya de los cambios introducidos el año pasado en los títulos de crédito iniciales de cada capítulo y que, no por menos trascendentales, resultan sorprendentes por su sutileza. Se trata de un conjunto de fotografías, añadidas a las imágenes ya presentes en los créditos de obertura originales, que no revelan ningún secreto escondido en los últimos guiones de la serie ni aportan nada nuevo al argumento. Pero que por lo intrascendente de su intención se convierten en especialmente llamativas. Como mínimo por la molestia que ha debido suponer acelerar el nuevo montaje para sincronizarlo con la banda sonora del compositor Nathan Barr.

Los títulos de crédito de este drama televisivo creado por Joe Weisberg muestran, durante veinticinco segundos, una colección de estampas de lugares y personajes relacionados con la Guerra Fría haciendo un curioso e interesante ejercicio de similitudes entre la URSS y los EE.UU.: el monumento El obrero y la koljosiana de Moscú y el izado de la bandera en Iwo Jima; pósters propagandísticos de ambos países, entre ellos los celebérrimos de Ródchenko; un astronauta norteamericano y un cosmonauta soviético; Karl Marx y Santa Claus; Lenin y Washington; Jrushchov y Kennedy; Brézhnev y Carter; Andrópov y Reagan; uno de los rascacielos estalinistas y el Capitolio; una estrella roja del Kremlin y la bandera de los Estados Unidos -también con estrellas, además de las barras-. En definitiva, un paralelismo entre los universos simbólicos de ambas potencias con el que los autores de “The Americans” han querido dejar constancia de que la Guerra Fría fue una lucha entre iguales, entre gobernantes situados en ambos extremos del arco ideológico pero con intereses idénticos de puertas adentro: el poder y el control social de la población.

En la tercera temporada, estrenada en 2015, llegó este sutil y hasta cierto punto misterioso añadido que se ha mantenido en esta última que acaba de finalizar. Sin modificar en absoluto el montaje de imágenes de las temporadas precedentes, en el segundo dieciséis aparecieron cinco nuevos segundos con más paralelismos entre los imaginarios visuales de las antiguas superpotencias: el monumento dedicado a Yuri Gagarin en Moscú y el de Rocky Balboa en Philadelphia; una de las torres del Kremlin y el Monumento a Washington en la capital norteamericana (el famoso obelisco blanco de 170 metros de altura); Gerald Ford y Brézhnev; un sello de 1980 sobre la mítica selección soviética de hockey sobre hielo y uno dedicado al Vietnam Veterans Memorial; y, para acabar, una fotografía del Estado Mayor del Ejército de los EE.UU. -curiosamente, con sus rostros censurados- y un busto de Stalin junto a un sello de Lenin con el escudo metálico “La URSS, baluarte de la paz” de fondo (este escudo aparece fugazmente al comienzo de estos mismos créditos).

¿Qué significado tiene este nuevo material? Es casi imposible saberlo. Gerald Ford fue un efímero presidente norteamericano que participó en noviembre de 1974 en un encuentro con Leonid Brézhnev en Vladivostok  (de ahí la foto de ambos mandatarios con sombreros de piel). La pregunta es: ¿Por qué no aparece también Richard Nixon, que viajó a Moscú en 1972 y tuvo un papel más relevante en la política internacional de su país? La ausencia de este personaje resulta, como poco, extraña. ¿Y Stalin? ¿Qué pinta Stalin en una historia situada en la década de los ochenta? La respuesta seguramente es que su sombra fue y sigue siendo muy alargada, pese al “deshielo” decretado en la URSS a finales de los años cincuenta. ¿Y los sellos? El que aparece tras el busto de Stalin es de 1987 y homenajea el III Congreso de Jóvenes Comunistas al que Lenin asistió tras la Revolución de Octubre, según un cuadro pintado en 1949 por Piotr P. Belousov (1912-1989). Pero entonces, ¿qué tienen que ver el Vietnam Veterans Memorial de Washington con el Red Army, el poderoso equipo soviético de hockey? Prácticamente nada. El único nexo común es la época, más o menos aproximada, a la que se remontan ambos escenarios.

Sin embargo, la comparación que se lleva la palma es la del monumento al cosmonauta Yuri Gagarin, en la Leninskiy prospekt de Moscú, con la estatua del personaje de ficción el boxeador Rocky Balboa, instalada cerca de los 'Rocky Steps', las escalinatas del Philadelphia Museum of Art. En este caso, y en contra de lo que la mayoría podría pensar, las dos estatuas tienen curiosos e interesantes puntos en común que vale la pena desgajar. Aunque la de Gagarin posee un estilo más futurista, ambas muestran una figura masculina de cuerpo entero perfectamente musculada. La del cosmonauta soviético fue inaugurada en julio de 1980, con motivo de los Juegos Olímpicos celebrados en Moscú. La del personaje interpretado por Sylvester Stallone se creó ese mismo año para aparecer en “Rocky III”, la tercera entrega de la saga de películas iniciada en 1976 y ambientada en Philadelphia. Tras el rodaje, el actor donó el monumento a la ciudad, dos años antes del estreno oficial de la película. En ella, Rocky Balboa se entrenaba en estas mismas escalinatas alzando los brazos en señal de victoria, siendo ésta una de las imágenes más recordadas del personaje y una de las más icónicas de la historia del cine. Y es lo que refleja precisamente la estatua, aunque en este caso no vaya en chándal sino con el calzón reglamentario de boxeador. En el caso de Yuri Gagarin, su monumento se instaló en la Leninskiy prospekt, concretamente en una plaza que tomó su nombre, porque por esa avenida se dirigió hacia el Kremlin en abril de 1961, procedente del aeropuerto moscovita de Vnukovo, tras su vuelo pionero alrededor de la Tierra en la nave Vostok. ¿Cuál es la diferencia entre ambas estatuas? La de Gagarin es más grande, mira hacia el cielo y es de titanio; la de Rocky mira ligeramente hacia abajo y es de bronce. Es imposible conjeturar qué grado de conocimiento tenían los diseñadores de los créditos de “The Americans” a la hora de elegir estos dos iconos de la Guerra Fría. Ni si este cambio obedeció a alguna causa que se le escapa incluso al más fanático de los seguidores de la serie. Puede que todo haya sido un capricho de sus creadores o una orden dictada desde los despachos de la productora, DreamsWorks Television. Aunque no olvidemos que en 1985 el personaje de Rocky Balboa se enfrentó al boxeador soviético Iván Drago en “Rocky IV”, la película más antisoviética de toda la saga. Son, pues, demasiadas coincidencias para ser una elección hecha al azar.

Sin duda, los créditos iniciales de "The Americans" son uno de los mejores productos en su género de los últimos años. Sin embargo, todo este simbolismo ha pasado por alto a buena parte de los usuarios de la página web filmaffinity España, que la ha colocado en el puesto 55 de un total de 60, únicamente con 5 puntos. Y es que resulta más fácil dejarse deslumbrar por la ficción de "Juego de Tronos" que conocer la historia reciente en el ámbito de la política internacional. Un lástima, porque la primera nos entretiene pero la segunda determina nuestras vidas. 

Mayakovski

 En el segundo 16 de los títulos de crédito iniciales aparece la imagen de un hombre encapuchado, aparentemente a punto de ser interrogado. En este momento se añadieron en la tercera temporada cinco segundos nuevos con otras imágenes en paralelo







 En la nueva versión de los títulos de crédito aparecen Yuri Gagarin y Rocky Balboa, una torre del Kremlin y el obelisco de Washington, Gerald Ford y Leonid Brézhnev, sellos de la 'Red Army' y del 'Vietnam Veterans Memorial' y una extraña combinación entre el Estado Mayor del Ejército USA y un busto de Stalin





 Tras el último fotograma (el del busto de Stalin) el montaje empalma con la versión antigua de los títulos de crédito, mostrando en el mismo orden la estatua de Lenin en el VDNJ de Moscú, una foto de una estatua de George Washington con la palabra 'People' sobreescrita -junto a un dibujo de una antorcha con la palabra rusa 'Narod' (Pueblo)-, una foto de Jrushchov al lado de una de Kennedy, una de Brézhnev junto a una de Reagan y una bandera norteamericana ligada a una estrella del Kremlin. Así acaban los títulos de crédito iniciales de cada capítulo, con esos 5 segundos añadidos a partir de 2015


La estatua de Rocky Balboa, junto a los 'Rocky Steps', es una de las atracciones más visitadas de Philadelphia (después de la 'Liberty Bell'). Emula, aunque con calzón de boxeador, el gesto de Sylvester Stallone cuando entrenaba en estas mismas escaleras, las del
Philadelphia Museum of Art


sábado, 25 de junio de 2016

Los besprizorniki

"Los niños vagabundos fueron uno de los problemas sociales más espinosos a los que se enfrentó el Estado soviético, y era consecuencia de dos guerras -la Primera Guerra Mundial y la guerra civil-, de las catastróficas hambrunas de 1921-1922 y de la colectivización. Todo ello provocó que millones de niños se vieran huérfanos o abandonados a su suerte".

(Ehrenburg, I. (1960-67) Gente, años, vida [Memorias 1891-1967]. Barcelona: Acantilado, 2014, p. 512 [nota a pie nº 2])

 Fotografía de un grupo de niños vagabundos tomada en una calle de Moscú entre 1920 y 1921. Los llamados Беспризорные дети ('besprizornyye deti', literalmente 'niños de la calle') dieron pie a la creación en la Union Soviética de una amplia red de orfanatos, centros de reeducación para jóvenes delincuentes y casas cooperativas para huérfanos. A estas últimas petenecía la 'Colonia Gorki' que aparece en la obra de Antón S. Makárenko "Poema pedagógico"

miércoles, 22 de junio de 2016

75º Aniversario de la invasión alemana de la Unión Soviética

"El lanzamiento de la invasión alemana de la Unión Soviética, por un capricho de la Historia, como señalaría un preocupado Joseph Göbbels (considerado actualmente como el más nazi de los ministros de Hitler, el único que quiso compartir el destino final de éste, la muerte, en 1945) coincidió con la invasión de Rusia por Napoleón en el siglo XIX: se inició el 22 de junio de 1941. Justo 129 años antes, en 1812, las tropas francesas y de países aliados de Francia integradas en la Grande Armée habían cruzado el Río Nemunas con destino a Moscú. Algunos oficiales alemanes se entretenían en aquella primavera de 1941 leyendo las memorias del general Caulaincourt, a quien Napoleón Bonaparte había dicho antes de iniciar la que sería su fatal campaña en Rusia: "Antes de dos meses, Rusia me pedirá la paz". Al iniciar su guerra de invasión, Bonaparte comentó que "Rusia es como la mítica Hidra", monstruo de muchas cabezas al que, cada vez que se le cortaba una, le nacía otra para reemplazarla. En 1941, los alemanes se darían cuenta de lo acertado que podía llegar a ser tal comparación. Hacía justo un año que Francia había firmado el armisticio de Compiègne, pidiendo la capitulación incondicional a Alemania. Aquel 22 de junio de 1941, siete ejércitos alemanes estaban situados a lo largo de la frontera germano-soviética en el centro de Polonia -invadida y repartida por Hitler y Stalin en septiembre de 1939-. Las unidades panzer -acorazadas, en alemán- cuya presencia en aquella zona sería causa de alarma por ser la punta de lanza de cualquier ofensiva de invasión alemana contra el territorio soviético, fueron las últimas en llegar a sus puestos en el despliegue ofensivo. Las órdenes que tenían eran estrictas: cualquier movimiento debía realizarse de noche. Hitler atacó la Unión Soviética sin declaración de guerra previa, por sorpresa y a traición, a las 03:00 horas del domingo 22 de junio de 1941".

Tropas alemanas cruzan la frontera soviética en las primeras horas del domingo 22 de junio de 1941

"Por toda la divisoria germano-soviética, grupos de reconocimiento alemanes disfrazados de civiles polacos habían estado observando las posiciones del adversario. Numerosos soldados alemanes esperaban desde hacía tres días ocultos en las zonas boscosas de la región, junto a sus camiones y sus vehículos militares. Otros llegaban a las posiciones designadas por el plan secreto de invasión, denominado en clave Fall Barbarossa (Operación Barbarroja), finalizando agotadoras marchas de aproximación en plena noche, realizadas por diversas carreteras de Polonia. En las horas de luz diurna, las órdenes eran de silencio total para todas las unidades. Cuatro ejércitos panzer y tres flotas aéreas de la Luftwaffe estaban preparadas para el ataque. Casi 4.000.000 de hombres encuadrados en 180 divisiones, 600.000 vehículos a motor, 750.000 caballos, 3.850 carros de combate y cañones autopropulsados, 7.184 piezas de artillería y 1.400 aviones ultimaban sus preparativos, formando la mayor fuerza de invasión de la Historia militar, antes y después de aquel momento. El esfuerzo de desplegar semejante número de tropas en la reciente frontera inter-polaca había requerido, entre julio de 1940 y marzo de 1941, el empleo de 2.500 trenes de mercancías. En las siguientes diez semanas habían sido dedicados a la operación otros 17.000 trenes más. Ningún plan del alcance del Fall Barbarossa se había desarrollado hasta ese momento, porque hasta entonces no se había dispuesto de técnicas y herramientas de organización, transporte y comunicaciones modernas aplicables a tan colosal escala". 

Ciudadanos soviéticos escuchan en la calle 25 de Octubre de Moscú la alocución que el Comisario del Pueblo de Asuntos Exteriores, Viacheslav M. Mólotov, dirigió al pueblo de la URSS aquel mismo domingo 22 de junio de 1941 horas de después de la invasión de las tropas alemanas. Al fondo se puede ver la torre Nikolskaya del Kremlin

"A las 03:15 horas [hora de Moscú; 01:15 hora alemana y 00:15 hora española], más de dos mil cañones alemanes abrieron fuego a todo lo largo del frente: sin pérdida de tiempo, las vanguardias panzer alemanas iniciaron un ataque masivo contra las posiciones defensivas de los soviéticos situadas detrás de la demarcación fronteriza. Comandos alemanes del Sonderverband Brandenburg -Unidad Especial Brandeburgo, en alemán- habían cruzado las líneas fronterizas soviéticas para cortar líneas telefónicas, capturar puentes y puntos de paso estratégicos y neutralizar puntos fuertes con golpes de mano por sorpresa. En el aire, el 60% de todos los aviones de guerra que poseía la Alemania nazi -1.400 de un total de 1.945 aparatos en condiciones de prestar servicio activo- se puso en movimiento para asestar un golpe demoledor contra la VVS, la fuerza aérea soviética. Los aviones alemanes cruzaron la frontera a gran altura para no alertar a la defensa contra aeronaves soviética. En el cuartel general del IV Ejército soviético, el ruido de los motores de semejante masa de aviones despertó a un oficial, que reconoció el sonido característico de los motores alemanes por haberlos oído en España, donde había servido como parte de la fuerza soviética de apoyo al gobierno socialista de Juan Negrín entre 1936 y 1939". 

Trabajadores de la fábrica 'Serp i Molot' ('Hoz y Martillo') de Moscú siguen el mensaje de guerra de Mólotov desde el exterior de la factoría. En dicho discurso el Comisario de Exteriores pronunció la mítica frase: "Наше дело правое. Враг будет разбит. Победа будет за нами !" ("Nashe delo pravoye. Vrag budet razbit. Pobeda budet za nami!", "Nuestra causa es justa. El enemigo será derrotado. La victoria será nuestra")

"Los objetivos de la aviación alemana eran los aeródromos avanzados de la VVS, que aviones de reconocimiento espías habían fotografiado desde gran altura en las semanas anteriores. A los pilotos alemanes les alegró descubrir que los aeródromos militarizados por los rusos se parecían mucho a las fotografías que habían estudiado antes de la ofensiva. Las bombas de fragmentación alemanas devastaron las bases aéreas. Obsoletos cazas soviéticos intentaron despegar sólo para ser abatidos inmediatamente por los más modernos y capaces cazas alemanes. Los bombarderos pesados soviéticos que despegaron sin escolta, en un desesperado intento por rechazar la invasión y bombardear las concentraciones alemanas, fueron derribados rápidamente en gran número. En las primeras horas del 22 de junio de 1941, la Luftwaffe había destruido 528 aviones rusos en tierra y 210 en el aire. Al finalizar el día siguiente, la VVS ya había perdido 1.200 aviones, el 25% de sus aparatos disponibles en primera línea. El alto mando de la Luftwaffe contabilizó la destrucción de 1.800 aviones rusos el 24 de junio; 800 más, el día 25; 352, el día 26; y 300 más, el día 27 de junio. Los recuentos alemanes señalaron que, durante la primera semana de la invasión, fueron destruidos 4.018 aviones soviéticos".

Habitantes de otra ciudad de la URSS siguen con atención el discurso de Mólotov durante las primeras horas la Gran Guerra Patria. Noticias como ésta circularían hoy en día por las redes sociales a toda velocidad dando cuenta al minuto de lo que estuviese aconteciendo en la frontera del país. Sin embargo, hace exactamente 75 años la radio y los discursos emitidos a través de sistemas megafónicos como el de la fotografía eran los únicos medios que permitían el conocimiento de los sucesos más importantes 

"Stalin ordenó que se organizaran ataques de represalia contra Bucarest, Varsovia, Danzig -actual Gdansk, por aquel entonces incorporada a Alemania- y los campos petrolíferos de Ploesti, en Rumanía, la mayor reserva de carburante a disposición de los alemanes en aquel momento. Pero debido a que los bombarderos rusos volaban sin escolta de cazas, consiguieron muy poco al precio de elevadísimas pérdidas. El 5 de octubre de 1941, la VVS reconoció haber perdido 5.316 aviones. Todas las ciudades importantes de Ucrania, Bielorrusia y el oeste de Rusia fueron duramente bombardeadas por la Luftwaffe. Algunas como Minsk, la capital bielorrusa, vieron reducidos a escombros sus centros urbanos. El domingo 22 de junio de 1941 amaneció como un día de sol, típico del tórrido verano de la Europa oriental. No lejos de Moscú, Stalin dormía en su dacha -chalet, casa de campo, en ruso- de Kuntzevo. A las 10 de la mañana del sábado 21 de junio, una fuerte tormenta de viento y lluvia se había desatado sobre la capital soviética, como anticipando la guerra que se iniciaría la noche siguiente. Sin embargo, fue bien recibida por los habitantes de la ciudad, pues les ofreció un poco de aire fresco tras varios días de sofocante calor.

Mientras tanto, el jefe del estado mayor supremo alemán, el coronel general Franz Halder, había querido sobrevolar discretamente la línea de partida de la invasión. En vez de observar con satisfacción el éxito de todas las medidas de camuflaje adoptadas para ocultar el inminente ataque, regresó del vuelo sobrecogido por la inmensidad de lo que había visto. Uno de los más brillantes generales de fuerzas panzer, el teniente general Erich von Manstein, por aquel entonces al mando de un cuerpo de ejército integrado en las fuerzas de invasión, pasó la noche del 21 de junio en casa de unos amigos en Prusia Oriental: meditaba en la terraza de aquella hacienda con la sensación de que el ejército alemán se estaba metiendo en una aventura de tal magnitud que acabaría por llevarlo al desastre. No podía saber hasta qué punto sus graves premoniciones, coincidentes con las de su superior Halder, acabarían siendo proféticas".

(Benavent Montoliu, J. (2011) La mayor noticia del siglo XX (Parte 1: La invasión alemana de la Unión Soviética). Recuperado el 22 de junio de 2016 en <http://www.monografias.com/trabajos89/mayor-noticia-del-siglo-xx/mayor-noticia-del-siglo-xx.shtml>)

viernes, 3 de junio de 2016

El hospital oftalmológico que se dio la vuelta

"«Es necesario hacerle una cesárea al viejo Moscú», bajo este lema empezó la reconstrucción de la ciudad según el Plan General de 1935. La calle Tverskaya fue la primera en pasar por el quirófano. Le quitaron las muelas picadas de sus antiguas casas, le operaron los tumores de sus cuestas y abrieron en sus diecinueve metros de ancho un nuevo cauce de unos sesenta metros. La calle-serpiente sufrió una operación plástica para convertirse en gran avenida. (...) La ingeniería respondió al trazado teórico y más de cincuenta edificios de Moscú, la mayor parte en la calle Tverskaya, fueron deslizados mediante un sistema de raíles para ocupar un nuevo emplazamiento. Uno de los retranqueos más espectaculares fue el del Hospital Oftalmológico, abierto en 1826 en una mansión del XVIII. En 1940, el edificio del hospital de 13.300 toneladas de peso sufrió un giro de noventa grados y fue desplazado hacia el interior del callejón Mamónovski. Como el callejón estaba en cuesta, hubo que construir una planta baja para salvar el desnivel, con lo cual el hospital se convirtió en la única mansión tan antigua con cuatro plantas. El trabajo de los médicos fue interrumpido apenas unos días. En la calle Tverskaya en el lugar del hospital se alzó un alto y representativo bloque de pisos; los arquitectos encargaron la decoración de la fachada a un conocido pintor, Vladímir Favorski, y declararon la obra «ejemplo de síntesis de las artes». Lo único que nos extraña en esta síntesis es el tema elegido por Favorski: en la mayor parte del esgrafiado aparecen leñadores".

(Pigariova T. (2001) Autobiografía de Moscú. Barcelona: Ed. Laertes, 2001, pp. 76-78)


 Indicado con un "1", la actual ubicación del hospital oftalmológico de Moscú (que sigue funcionando como tal), en el número 7 del pasaje Mamónovskiy, después del giro de -90º (en sentido horario) y del desplazamiento de cincuenta metros al que fue sometido en 1940, abandonando la posición en el número 25 de la calle Tverskaya que ocupaba su edificio desde el siglo XVIII (marcado en la imagen con el "2"). En aquellos años el pasaje Mamónovskiy se llamaba Sadovskiy

Imagen del hospital tomada entre los años 1885 y 1900, cuando aún se encontraba situado en la calle Tverskaya. Al fondo, el campanario de la iglesia de la Anunciación. La mansión se constru en 1778 y fue adquirida en 1787 por el noble M.V. Dmitriev-Mamónov. Sus herederos la vendieron a la ciudad en 1826 (con Dmitri Golitsyn ocupando el cargo de gobernador militar) para que en ella se atendiera gratuitamente a los pobres aquejados de enfermedades de la vista 

El hospital en 1912. Respecto a la imagen anterior se puede observar como se levantó una segunda planta en ambos extremos del edificio

 El campanario de la iglesia de la Anunciación fotografiado en 1927, desde el interior del patio del hospital. Trece años más tarde, éste se movió hacia el pasaje Mamónovskiy y la iglesia fue derruida

 El edificio que ocupó el espacio dejado por el hospital oftalmológico, fotografiado entre los años 1950 y 1953. Su construcción se dividió en dos partes: el lado derecho (casa del Comisariado) se edificó entre 1933 y 1936. Sus arquitectos fueron A.K. Burov, A.I. Kripp, Y.B. Novikov y R.I. Semerdzhiyev. El lado izquierdo (casa del Teatro Bolshói), en la esquina con el pasaje Mamónovskiy, se construyó entre 1946 y 1950 y fue obra del mismo Burov, R.N. Blashkevich y L.A. Stepanov. En este lugar residencial vivieron personajes ilustres del mundo de la cultura de la Unión Soviética. Entre ellos, el pintor y escultor Aleksandr A. Deineka (el bajorrelieve junto a la puerta está dedicado a él y a otros artistas) 

 Una fotografía curiosa de 1974 con propaganda soviética colgada en una de las ventanas de la planta baja del edificio en la esquina de las calles Tverskaya y Sadovskiy (actual Mamónovskiy). En ella se pedía la expulsión del país del disidente Aleksandr Solzhenitsyn


Fotografías actuales del Московская Городская Офтальмологическая Клиническая Больница (Moskovskaya Gorodskaya Oftal'mologicheskaya Klinicheskaya Bol'nitsa), textualmente el Hospital Clínico Oftalmológico de la ciudad de Moscú. Con 190 años de historia, es uno de los más antiguos del mundo. La primera imagen está tomada desde el ala sudoeste en dirección hacia la calle Tverskaya. La segunda, en sentido contrario desde el ala este del edificio. Debido a los árboles y a la estrechez del pasaje Mamónovskiy, resulta difícil abarcar en su totalidad la fachada de la antigua mansión del siglo XVIII. Sin embargo, se ve con claridad que tiene cuatro plantas, las tres originales más la planta baja que hubo que construir en 1940 debido a la pendiente del callejón. Durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizado como hospital general para atender a los heridos procedentes del frente

 En 1960 las alturas de las alas laterales de la antigua mansión se igualaron a la del resto del edificio, adquiriendo el aspecto que tiene hoy en día. Entre los cuatro metros que tuvo que "crecer" toda la estructura para adecuarse a la pendiente del pasaje (con la incorporación de una planta baja) más las dos ampliaciones de sus esquinas redondeadas (la primera a principios del siglo XX), se trata de un caso excepcional en el mundo de la arquitectura: una parte de una construcción habitable que ha cuadriplicado su altura a lo largo de dos siglos



Fotografías también actuales de la casa residencial que en 1940 substituyó al hospital oftalmológico en la calle Tverskaya. Aunque en las imágenes no se ven con nitidez los dibujos de los leñadores que Favorski trazó en su esgrafiado, el estado de conservación de todo el edificio es óptimo


 Un vecino ilustre de todo este conjunto fue el hotel Minsk, situado en la acera contraria de la calle Tverskaya. Conocido por muchos como el hotel de los espías, se encontraba justo enfrente del pasaje Sadovskiy 


 El movimiento del hospital oftalmológico desde la calle Tverskaya hasta el pasaje Mamónovskiy fue un prodigio de la ingeniería soviética: 13.300 toneladas de peso y 23.400 metros cúbicos de edificio del siglo XVIII desplazados más de cincuenta metros, entre el giro de un cuarto de vuelta y la traslación a lo largo de un callejón en pendiente. Es comparable, como muestran las imágenes, al movimiento de la casa Sitin en la misma Tverskaya realizado en 1979 con procedimientos más modernos