miércoles, 29 de octubre de 2014

La plaza Roja a lo largo de 200 años: De Fiódor Alekséyev a la Rusia turística

"En la Plaza Roja nunca pasa nada (con el permiso de los tanques de cuarenta toneladas que hacen temblar su empedrado cada desfile del 9 de mayo). Intento situar allí recuerdos, vivencias personales. Algo. Pero nada. Mi memoria no hace pie y patina en este vacío empedrado. (...)

[En la plaza Roja] todo está en su sitio porque ésta es la única zona de Moscú que no cambia.

Moscú, además de ser la ciudad más cara, es una ciudad máscara, con sus fachadas cambiantes como en un baile de disfraces. Es una ciudad que se sale del encuadre, que se disfraza, que se despelleja a sí misma. Todo es ondulante y cambiante en Moscú, las tiendas abren y cierran sin tiempo para dejarte huella (cerca de mi casa, en la calle Pokrovka, hay un restaurante que ha cambiado tres veces de dueño, de letrero y de menú en tres años). Todo vibra. Todo vira en la ciudad de los anillos. Todo, menos una cosa: la Plaza Roja y su mausoleo de Lenin. Un poco como el vórtice de los huracanes, un vacío envuelto de crispación capaz de tragarse una ranchera (o un tanque) pero donde esencialmente no pasa nada. A la ciudad con más taquicardia del planeta se le para el corazón. A la Plaza Roja le pasa un poco como al hombre de hojalata del Mago de Oz, que le sobra metal por los cuatro costados (el de la técnica militar de los desfiles), pero le falta corazón. Es la caja torácica de Moscú.

En las paredes de la Tretiakov cuelga un cuadro fechado en 1801, obra de Fiódor Alexéev, en el que se aprecia cómo discurría entonces una mañana en la Plaza Roja. Carruajes con señoritas de alcurnia cruzan el empedrado, un escenario de contornos teatrales donde los perros ladran, las caballerías se encabritan, las madres pasean a sus hijos, alguien se santigua ante un icono que trasporta un viandante, los mercaderes ofrecen sus artículos al pueblo que camina por la plaza como Pedro I por su casa. Bulle la vida. A principios del siglo XIX los colores de las cúpulas policromadas de San Basilio están más apagados que hoy, pero en cambio la vida refulge a todo color en aquella Rusia blanca bajo el reinado del zar Pablo I. (...)

Desde que se convirtió en pasarela de la maquinaria pesada soviética, la Plaza Roja se enfrió. Se cuadró. (...)

La Plaza Roja es como una oquedad, un vacío, un agujero negro, un cuadrado de Malévich que todo lo succiona (...). Es un espacio público con vocación de coto privado. Un ruedo a donde llega la vida en manada para morir.

A mediados de los años 80, la prensa occidental se hizo eco de una curiosa normativa soviética que prohibía fumar en la Plaza Roja. Al parecer, la restricción se debía a la dificultad de sacar las colillas de los intersticios de los adoquines, pero aquello fue interpretado por Occidente como una nueva señal (señal de humo) del clima censor que se cocía intramuros del Kremlin: en la misma Plaza Roja donde el Kremlin paseaba sus puros intercontinentales no podían asomar la nariz los papiroshka, los bastos cigarrillos soviéticos de liar que venían a ser otro tipo de arma, en este caso de autodestrucción masiva. Definitivamente, a aquel corazón aséptico e impoluto de Moscú solo le faltaba que Jack Lemmon le pasara la aspiradora para que oliera como el apartamento de La Extraña Pareja.

Por la Plaza Roja, vacua e impoluta, tampoco pueden circular las bicicletas desde tiempos soviéticos. Los tranvías, que circulaban por ella desde 1909, dejaron de hacerlo en los años 30. En 2008, se prohibió incluso el uso de equipos fotográficos profesionales, veto que no tardó en ser levantado tras una agria polémica suscitada en las redes sociales. (...)

En el vídeo de [el showman] Dzhirgurdà que circuló por la Red se ve al ruso, greñas al viento, imitando el bamboleo del jinete sobre su caballo invisible [el trote del estilo Gangman, el videoclip del artista surcoreano PSY], cuando de súbito entra en escena un policía como caído del cielo que se le acerca y le espeta alto y claro: «En la Plaza Roja está prohibido bailar». Era lo que faltaba por oír para confirmar que, efectivamente, esta es una plaza de lo más parada (pese a la parada del 9 de mayo). La Plaza Roja es una plaza encerrada en sí misma. La plaza suele cerrar periódicamente para acoger distintos actos, conciertos o incluso para habilitar en ella una pequeña pista de patinaje sobre hielo. Pero eso no es darle vida. Es darle veda. (...)

Además de invisible, la Plaza Roja también resulta engañosa. En 1926 Joseph Roth la describió así para el Frankfurter Zeitung: «es tan grande que podría abarcar al menos tres modernas y amplias avenidas de una gran ciudad». Treinta años después Gabriel García Márquez la dibujaba así en su reportaje De viaje por los países socialistas: «En Moscú, donde las cosas aplastan por sus dimensiones colosales, la Plaza Roja -el corazón de la ciudad- desilusiona por su pequeñez». Ustedes mismos. (...)

Se sabe que la Plaza Roja no recibe su nombre del color, sino del sentido primigenio de la palabra rojo (krasni en ruso), que quiere decir hermoso, aunque, claro está, al Moscú de los soviets le vino que ni pintado esa doble acepción de la palabra rojo. (...)

El 7 de agosto de 2012 mi madre murió inesperadamente. Lo primero que vi hacer ese día a mi padre cuando volvimos del tanatorio y entramos en casa, en nuestra casa, en la casa donde habían vivido juntos cuarenta años y yo con ellos hasta los veintitrés, fue besar una foto que les saqué a los dos delante de la catedral de San Basilio, en abril de 2001."

(Utrilla, D. ( 2013) A Moscú sin Kaláshnikov. Madrid: Ed. Libros del K.O., 2013, pp. 355-367)

Vista aérea de la plaza Roja. La flecha indica la dirección de la perspectiva en el cuadro de Alekséyev y que coincide con la del resto de fotografías
(Fuente: Google Maps 28/10/2014)

 "Krasnaya Ploshchad", cuadro pintado en 1801. Es obra de Fiódor Yákovlevich Alekséyev (1753-1824). Excepto la Catedral de San Basilio, el Lobnoye Mesto (la plataforma redonda en el centro) y la Torre Spásskaya, el resto de construcciones que aparecen en el cuadro ya no existen en la actualidad. Tras la ocupación napoleónica de 1812 y el posterior incendio de la ciudad, la plaza será reconstruida con nuevos edificios

 La plaza Roja fotografiada en algún momento entre 1867 y 1875, en dirección Sureste (lo mismo que el resto de las imágenes). Para celebrar la victoria frente a Napoleón, en 1818 se había instalado en la plaza, justo enfrente del Palacio del Senado del Kremlin, el Monumento de bronce dedicado al mercader Kuzma Minin y al príncipe Dmitri Pozharski, héroes rusos contra la coalición lituano-polaca en la guerra que expulsó al invasor en 1612. Es obra del escultor Iván Martos (1754-1835). Por esas mismas fechas fue rellenado y anulado el foso que había junto a la muralla (ver el cuadro de Alekséyev). Sobre él se plantó una hilera de árboles. En ese lugar se construirá un siglo más tarde la necrópolis del Kremlin. En el lado Este de la plaza (lado izquierdo de la fotografía) existió históricamente un barrio comercial dividido en tres partes: las "hileras" inferiores (junto al río), las del centro y las superiores. Tras el incendio de la ciudad, el arquitecto Joseph Bové (1784-1834) construyó en 1815 las galerías comerciales que se ven a la izquierda, en estilo Imperio, substituyendo a las "hileras" del centro y superiores. Las "hileras" inferiores fueron demolidas años más tarde. Las casas frente a la Catedral de San Basilio desaparecieron por completo tras el incendio, pero no así las de la parte posterior de la iglesia, que permanecerán en pie hasta bien entrados los años 30 del siglo XX. El Lobnoye Mesto (lugar de ejecuciones) había sido reconstruido y movido hacia el Este en 1786, quince años antes de que lo pintara Alekséyev (lo rehizo en piedra blanca Matvey Kazakov). Sin embargo, en el cuadro aparece ligeramente más centrado, quizás recordando su posición original  

 La plaza fotografiada en 1883. El Monumento a Minin y Pozharski estaba escoltado por una guardia con garita. Hileras de farolas de gas iluminaban la plaza Roja. El Museo Estatal de Historia (no sale en la foto) había sido inaugurado dos años antes (1875-1881)

 Imagen de 1887, con carpas de una exposición en el centro de la plaza. A la izquierda se ven con claridad las galerías comerciales superiores (donde más tarde se ubicarán las GUM) y las galerías centrales (al fondo), obras ambas de Joseph Bové. Los carruajes esperaban a la salida de dichas galerías

 Fotografía tomada entre 1894 y 1895. El edificio de las galerías superiores fue substituido en 1893 por el que aparece a la izquierda de la foto, obra del arquitecto Vladímir Grigórievich Shújov (1853-1939), conocido posteriormente por su famosa torre hiperbólica de comunicaciones. En tiempos soviéticos este edificio será denominado GUM. En el mismo período (entre 1890 y 1893), el arquitecto Roman Ivanóvich Klein (1858-1924) reconstruyó las galerías comerciales del centro, justo al lado, entre las calles Ilinka (Kuybysheva) y Varvarka (al fondo, cerca de San Basilio). En esa época se instalaron farolas eléctricas justo enfrente de los almacenes. Los carros transitaban hasta más allá de la mitad de la plaza

 Fotografía de 1912

 La plaza Roja fotografiada en 1914 desde la Torre del Senado. Hacía cinco años que los tranvías circulaban junto al antiguo foso

 La plaza en tiempos soviéticos, concretamente en 1925. La zona del foso se había reducido unos metros. Desde 1917 en ese lugar se realizaban enterramientos, en fosas comunes hasta 1921. A partir de ese año la necrópolis del Kremlin se convirtió en un lugar de culto destinado a líderes y héroes soviéticos. Y desde agosto del año anterior, frente al Monumento a Minin y Pozharski, se erigía el Mausoleo provisional de Lenin, hecho de madera. Nada en el paisaje delataba el profundo cambio sociopolítico que se había producido en Rusia tras la Revolución de 1917. Excepto que en las galerías del centro de Roman Klein se había instalado en 1919 la Segunda Casa del Comité Militar Revolucionario dirigido por Lev Trotsky

 La plaza Roja entre 1925 y 1929. El mausoleo definitivo no se acabará hasta 1930. Cables de tranvía atraviesan toda la plaza. Detrás de las murallas y junto a la torre Spásskaya asoman las cúpulas de los Monasterios de los Milagros y de la Ascensión. En un par de años serán demolidos para levantar el Palacio del Presidium. Si los planes de Putin siguen adelante, este será el paisaje que en breve se volverá a ver desde este punto de la plaza

 La plaza en 1931, con un aspecto similar al que se conservará hasta nuestros días. Junto al nuevo y definitivo Mausoleo de Lenin ya se habían construido las gradas para el público de los desfiles. Sin embargo, en lo alto de la torre Spásskaya continuaba el águila bicéfala. Seguirá allí (y en el resto de las torres) cuatro años más

 Colas para acceder al Mausoleo de Lenin en algún momento entre 1933 y 1937. En el Lobnoye Mesto se había instalado en esa época una fuente ornamental. En 1936 el Monumento a Minin y Pozharski fue trasladado a su ubicación actual, junto a la Catedral de San Basilio. No se aprecia con claridad pero parece que en esta foto ya ocupa dicho lugar. El objetivo de ese cambio fue que no entorpeciera los desfiles militares

En 1935, año en que se desmontaron las águila bicéfalas de las torres (aún en su sitio). Frente a los almacenes GUM se permitía el tráfico rodado en doble sentido, facilitado tras la demolición de la Puerta Voskresenski Iverski

Esquina formada por la plaza Roja y la calle 25 de Octubre, con un aspecto muy bullicioso. La foto se realizó entre 1938 y 1939. Las estrellas rojas ya ocupaban su respectivos lugares en las torres del Kremlin. Entre 1936 y 1938 el puente Bolshoy Moskvoretskiy fue ampliado y trasladado de lugar unos pocos metros. Estas obras incluyeron la demolición de todas las casas del barrio de Zaryadie que había detrás de la Catedral de San Basilio. En la foto aún se pueden apreciar algunas de las últimas que quedaban en pie
 
 Desfile militar en noviembre de 1941, veinticuatro años después de la Revolución de Octubre. Había comenzado la Segunda Guerra Mundial y los soldados partían hacia el frente

 En 1957 continuaban circulando coches frente a los almacenes GUM. En la acera de dichos almacenes se había instalado una hilera de árboles que hoy en día aún existen (aunque quizás no todos)

 La plaza Roja en 1962

 La plaza en 1967. Al fondo, entre las galerías centrales y San Basilio, sobresalía la mole de color blanco del hotel Rossía, inaugurado ese mismo año entre la calle Razin y el embarcadero Moskvoretskiy. Frente a los GUM se instalaron numerosas astas de bandera que durante los desfiles celebrados en la plaza Roja lucían enseñas soviéticas. Hoy en día ya no existen
 
 Sofía Loren fotografiada en la plaza en 1969. Se encontraba en Moscú rodando la película "I girasoli", producida por su marido Carlo Ponti y dirigida por Vittorio de Sica. Ella protagonizó una escena en la misma plaza Roja (junto al Museo de Historia) y en la del Cincuenta Aniversario de la Revolución de Octubre (Manezhnaya). Marcello Mastroianni y Lyudmila Saveleva se pasearon en furgoneta frente al hotel Rossía

 El 'skyline' final de la plaza Roja antes de la disolución de la URSS. Ese es el aspecto que tuvo durante los últimos años soviéticos. La fotografía se tomó entre 1970 y 1971 desde el Palacio del Senado. Es la imagen en la que se ven con más claridad las galerías del centro construidas por Roman Klein a finales del siglo XIX, un poco marginadas, arquitectónicamente hablando, debido a la presencia justo al lado de los almacenes GUM. Al fondo, el hotel Rossía y el rascacielos Kotélnicheskaya Náberezhnaya

 La plaza en el inicio de la Perestroika (1985). Los desconchones en la torre Spásskaya parecían anunciar lo peor

 Fotografía de 1994, tres años después de la desaparición de la URSS. La plaza Roja continuaba inmutable

 La plaza engalanada en 2012 con los colores de la bandera rusa post-soviética. El hotel Rossía había sido demolido en 2007. Sigue sin haber nada en el descampado que quedó en su lugar. Actualmente, montones de turistas inundan un espacio imperecedero pero que ha perdido gran parte de su valor simbólico

Desfile celebrado en noviembre de 2012, fotografiado desde el Museo de Historia, en conmemoración del 71º Aniversario de la "Parada" de 1941. Sólo en estas jornadas la plaza recupera su color "rojo" y el significado que tuvo en el pasado. Aunque ésto ahora ya sólo es un recuerdo. En 1990 fue declarada por la UNESCO "Patrimonio de la Humanidad"

lunes, 13 de octubre de 2014

La Casa-Museo de Aleksandr Herzen

"En una casa antigua del bulevar Gogol, en el número 4, está el Comité Soviético de veteranos de guerra, en un contexto en el que predominan edificios con historia literaria, lógicos en un bulevar al que van a parar calles dedicadas al poeta decembrista Ryleiev o la de Sivtsev Vrazhek, en la que vivió Herzen, en la finca que corresponde a los números 25 y 27. Aquí fue detenido el estudiante Herzen en 1834 para ser desterrado por el zar, cuando apenas tenía veinte años de edad. En el número 27, donde habitó cuando volvió del primer destierro, está el Museo Herzen, que se integra dentro de una inevitable ruta literaria de Moscú."

(Vázquez Montalbán, M. (1990) Moscú de la Revolución. Barcelona: Ed. Random House Mondadori, 2005, p. 96)


 No hay que confundir la Casa-Museo Herzen con su casa natal en el número 25 del bulevar Tverskoy, denominada Dom Herzena o Instituto Literario Gorki, uno de los lugares emblemáticos en la Ruta Pasternak. La Casa-Museo del filósofo ruso se encuentra en el número 27 del Sivtsev Vrazhek pereulok, entre el bulevar Gogolevskiy (a la derecha) y el bulevar Smolenskiy (a la izquierda), comunicando (no totalmente) el Anillo de los Bulevares y el Anillo de los Jardines. En concreto, el museo está tres manzanas por detrás del edificio del Ministerio de Asuntos Exteriores (una de las Siete Hermanas de Stalin), sito en la plaza Smolenskaya
(Fuente: Google Maps 11/10/2014)




 Imágenes actuales del museo, visto de derecha a izquierda, y de la placa en la fachada dedicada a la estancia de Aleksandr Herzen en este lugar (obra del escultor P. Danilov realizada en 1957). En la primera fotografía se puede ver como asoma por la derecha la parte superior del rascacielos de Stalin (el famoso "cucurucho"). La mansión, en perfecto estado de conservación, se construyó en el año 1820 según los cánones del "estilo imperio", muy típico en las residencias señoriales post-napoleónicas del barrio del Arbat. Aunque fue reconstruida con posterioridad, se trata de una casa que pronto cumplirá dos siglos de existencia. Por lo tanto, es una pieza arquitectónica valiosísima y casi única en la ciudad de Moscú (es patrimonio cultural de interés federal). Destacan su altillo con tres ventanas en la parte frontal del edificio. Aquí vivió Herzen entre 1843 y 1847, antes de su partida hacia el exilio. Por este motivo en 1976 las autoridades soviéticas inauguraron en este lugar el museo dedicado a su legado, que aún sigue en funcionamiento (otra reliquia del pasado). En su interior se recrearon la oficina y la habitación del pensador ruso donde se conservan numerosos objetos personales de Herzen, así como retratos, cartas y libros raros autografiados

 Fotografía de la mansión realizada entre 1913 y 1914. Comparando esta imagen con la penúltima de la serie anterior, se ve con claridad cómo el edificio de la esquina ya existía a principios del siglo XX

 Fotografía de la misma mansión (se supone que ya nacionalizada) entre 1925 y 1935. Fue en esa época (exactamente en 1927) cuando el tándem de escritores Ilya Ilf y Yevgeni Petrov situaron en este lugar parte de la acción de su novela "Las doce sillas"

 Aspecto de la casa en la década de los años treinta. Posiblemente la imagen fue retocada

 La misma casa entre 1961 y 1963, con la placa de Danilov en su lugar

 El museo en plena Perestroika (1985-1989). Había sido inaugurado hacía unos diez años

 El museo fotografiado en 1988, con su fachada un tanto degradada. Fue restaurada a principios de este siglo. Desde hace algunos años cuenta con página web propia: http://www.museum.ru/M307. Se trata de una filial del Museo Literario del Estado, el más grande de Rusia sobre literatura, ubicado en la calle Petrovka, 28 de Moscú

Aleksandr Ivánovich Herzen (1812-1870) fue un revolucionario demócrata, filósofo materialista, escritor, economista y periodista. Fue también el ideólogo del llamado "socialismo campesino", una variante contextualizada del socialismo utópico (en aquella época no existía en Rusia una clase proletaria consolidada). Era hijo ilegítimo del terrateniente Iván Yákovlev, el cual se inventó el apellido "Herzen" ("Gersen", en ruso transliterado). Nació en Moscú poco antes de la ocupación napoleónica y murió el año del nacimiento de Lenin. Luchó contra la dictadura y el régimen de servidumbre y por sus críticas al zar sufrió el destierro. Estudió en la Universidad Estatal de Moscú, junto a la plaza Manezhnaya. Debido a sus problemas políticos acabó emigrando en 1847 para no volver nunca más a Rusia. Murió de neumonía, en París, a los 57 años de edad. Está enterado en el cementerio Père-Lachaise

Una estatua de Herzen se encuentra instalada en el patio de la Universidad Estatal de Moscú, junto a la plaza Manezhnaya y la calle que llevó su nombre ("Gertsena") entre 1920 y 1994, la actual Bolshaya Nikítskaya. Curiosamente, esa calle forma parte también de la Ruta Pasternak, igual que la Dom Herzena

   La calle Gertsena, en la parte inferior de este plano de 1980

jueves, 2 de octubre de 2014

Historias y leyendas de la Exposición de Logros de la Economía Nacional (VDNJ)

La ciudad de los sueños de la URSS

15 de septiembre de 2014 Carmen Marín, para RBTH

El Centro Panruso de Exposiciones, inaugurado en los años 30, encierra numerosas historias de logros y esfuerzos humanos.

El arquitecto Viacheslav Oltarzhevski hacía poco que había terminado el proyecto de su Ciudad de los sueños destinada a la Exposición de los Logros de la Economía Nacional de la URSS. En adelante, se esperaba el consentimiento del Kremlin. Y solo quedaría por determinar dónde sería construida su ciudad.

Oltarzhevski se tomaba con gran seriedad su proyecto y sabía que en antiguos tiempos, antes de construir una ciudad se consultaba a brujos y magos para determinar qué lugares poseían un buen campo energético y por ello decidió visitar a un astrólogo que le recomendaron sus amigos.

Y así, una tarde de verano de 1934, Oltarzhevski, se encontró perdido en la aldea de Golúbina a las afueras de Moscú mientras buscaba la casa del nombrado astrólogo, que resultó ser una viejecita, que en realidad fue la que lo encontró a él.

Después de muchas mediciones, la experta, abrió el mapa de Moscú y sus alrededores y marcó con el dedo una zona lejos de los límites de la capital. Viacheslav se sorprendió, le pareció que el lugar indicado no convenía para la Ciudad de los sueños. Era la perdida región de Ostánkino la nacionalizada finca de los Sheremétiev.

El título de conde y las ricas tierras le fueron otorgadas a Sheremétiev por Pedro I. El conde Piotr Borísovich era aficionado a la alquimia, poseía amuletos y talismanes y sabía que los brujos y los magos de todos los rincones acudían a los bosques de Ostánkino para realizar sus secretos rituales. Sheremétiev construyó aquí su bonita finca. Después de la nacionalización, el palacio se convirtió en el museo de la Servidumbre. Precisamente ese era el lugar que marcó la astróloga en el mapa: un lugar donde se cumplían los deseos.

Viacheslav no tenía fe en que aprobaran ese proyecto. La antigua finca de los Sheremétiev estaba muy lejos del centro de la ciudad. Pero la astróloga le insistió en que fuera al bosque, donde recibiría una señal y lo entendería todo.

La decisión de la creación de la Exposición de los Logros de la Economía Nacional de la URSS se tomó en el Segundo Congreso de Agricultores de 1935. Los mejores arquitectos del país debían presentar un proyecto para el concurso. La vida no era fácil. El país empezaba solo a sostenerse sobre sus pies y recuperaba fuerzas. Los trabajadores y los agricultores vivían duramente. Precisamente para ellos se creaba una zona con parques y fuentes, enormes pabellones en los que se podían ver las nuevas maravillas de la técnica y admirar los récords de la producción de los sovjoses.

La exposición debía ser la personificación de una rica, opulenta y exitosa vida. Demostrar al mundo el poder y bienestar de la Unión Soviética.

Oltarzhevski se dirigió a Ostánkino pero seguía sin ver ninguna perspectiva y pensó que había sido engañado como a un niño. Paseó largo rato hasta que llegó a un bello y sombrío estanque.

Ahí saco su bloc de notas y empezó a esbozar pabellones, esculturas y fuentes. En una hora diseñó una nueva Ciudad de los sueños. Observó su diseño y se asombró. Su proyecto correspondía sorprendentemente con la carta natal hecha por la astróloga: el Sol y los nueve planetas encerrados en una cruz. Oltarzhevsi tembló y se apresuró a abandonar el lugar encantado. Y en efecto en el plano de Oltarzhevski se ve claramente el sistema solar. La plaza de la Mecanización representa el Sol, alrededor de la cual se colocaron cuidadosamente los nueve pabellones-planetas.

El proyecto de Oltarzhevski lo aprobaron enseguida y él mismo fue designado arquitecto principal. Empezó la construcción y solo se realizó un cambio sustancial en el proyecto. En lugar del monumento a Lenin en la plaza de la Mecanización, debía erigirse un monumento al caudillo de todos los pueblos, Iósif Vissariónovich Stalin y a su alrededor debía formarse el nuevo universo socialista.

Pero nadie podía entender por qué en el auge del ateísmo, el Kremlin había aprobado un proyecto donde abiertamente se podían ver símbolos religiosos. Los caminos y senderos estaban dispuestos de tal manera que si se observaba atentamente el plano desde arriba, se podía ver claramente una cruz ortodoxa (ver minuto 5:48 del segundo enlace).

Stalin consideraba que la Exposición demostraba mejor que nada la fuerza y la superioridad de la URSS, que hacía poco tiempo había concluido el proceso de colectivización e industrialización. Pero pasarían aún algunos años hasta que se terminara de construir el complejo de la Exposición y mostrar a Occidente todo el poderío de la Unión Soviética era un tema urgente.

Y para ello sirvió la exposición de París de 1937, en la que la escultora soviética Vera Ignátieva Mújina presentaría su escultura monumental El obrero y la koljosiana. Precisamente en aquel entonces tenía problemas. Su marido, Zamkov era cirujano y no era admitido en ninguna clínica de Moscú. Después de un intento fracasado de emigrar, saquearon su laboratorio y esperaba el arresto de un día para otro. Era el año 1936. Mújina estaba segura de que solo el éxito en el concurso podía salvar su situación. Pero no le venía ninguna idea a la cabeza, ningún diseño. Por lo que decidió ir a inspirarse al bosque de Ostánkino. Tras un largo paseo por ahí, llegó a un bello y sombrío estanque y sintió de repente una inspiración inexplicable. Enseguida supo qué aspecto tendría su escultura. 

Mújina realizó la escultura El obrero y la koljosiana, en la que puso mucho de ella misma. Su marido, Alexéi Zamkov posó a menudo para su mujer. Las manos de la koljosiana son sus manos. Y lo más simbólico de la escultura es el pañuelo, del cual, el final recuerda a la cabeza de una serpiente ahogada por la mano de una mujer. Y aquí se esconde un misterio, puesto que las manos eran de su marido, simbolizaría que juntos debían luchar contra ciertas adversidades de la vida.

La escultura ya estaba terminada cuando enemigos de Mújina advirtieron a Stalin que la mujer del desgraciado Zamkov preparaba un sabotaje. Y que si se miraba de lado a la koljosiana, se podía adivinar a través de los pliegues del vestido el perfil de Trotski.

Stalin fue personalmente al estudio de Mújina a comprobar la veracidad del rumor. No encontró nada y confirmó el envío de la escultura a Francia. En París, la koljosiana trabajadora esperaba el triunfo. La estatua, sobre un basamento de 33 metros eclipsaba al águila alemana con la esvástica que se encontraba próxima a ella. Los franceses solicitaron que la escultura se quedara en París, pero el Gobierno de la Unión Soviética decidió retornar el logro nacional a Moscú.

Durante dos años no pudieron encontrar un sitio para colocarlo. O faltaba espacio, o algo no le gustaba a la propia Vera Ignátieva. En 1939 por fin encontraron el lugar para El obrero y la koljosiana, en la misma entrada de la Exposición agrícola recién construida. Terminó la amenaza del arresto de Zamkov, el marido de Mújina, y le ofrecieron trabajo en las mejores clínicas y hospitales de Moscú. A la inauguración del monumento fueron juntos. 

Oltarzhevski no estuvo en la inauguración de la escultura ni de la propia Exposición. Cuando la construcción estaba en su momento álgido, Oltarzhevski supo que el comisario del pueblo, Lazar Kaganóvich, no estaba contento con él. Cuando aparecieron en Ostánkino dos civiles extraños, Oltarzhevski comprendió enseguida que venían a por él. De pie, junto al estanque, no sabía qué pedir, si larga vida o ligera muerte. Le comunicaron que la construcción de la Exposición según su diseño quedaba interrumpida.

Le acusaron de propaganda de las ideas de Bujarin. Pero él mismo sabía que la causa era la ideada por él Ciudad de los sueños. Por aquel entonces, Kaganóvich había empezado a dirigir la construcción del metro. Se esperaba con impaciencia la apertura de la Exposición y por Moscú corrían rumores de que mientras Oltarzhevski construía un paraíso sobre a Tierra, no se sabía qué era lo que construía Kaganóvich bajo la tierra. Eso no le gustó a Kaganóvich y decidió quitar de en medio a Oltarzhevski.

Nombraron a Serguéi Chernysov como principal arquitecto de la Exposición que fue el que pasó a la historia y hasta ahora se le considera el autor del complejo de la Exposición. Chernysov intentó crear su propia Ciudad de los sueños, pero sin éxito, cada vez con más frecuencia volvía a los planos de Oltarzhevski y no encontró mejor salida que la de convencer a la Comisión de que el proyecto de su predecesor era realmente mejor. Se reanudó la construcción. El 1 de agosto de 1939 se inauguró la Exposición Agrícola de la Unión Soviética. El obrero y la koljosiana eran el emblema de la Exposición.

Pabellones adornados con estatuas que simbolizaban la abundancia y la tranquilidad impresionaban la imaginación del simple ciudadano soviético. En la plaza de la Mecanización se erigió un enorme monumento a Stalin. Y alrededor de él, como si fuera alrededor del centro del universo, se ubicaban diez pabellones en los cuales se adivinaban con facilidad los nueve planetas del sistema solar. Todo igual a como lo había planeado Oltarzhevski. Ir a la anual exposición de logros de la producción era el sueño de cualquier trabajador soviético.

Paradójicamente, en el auge de la propaganda atea, el lugar más socialista de la URSS era uno de los lugares más rezados donde se había acumulado una poderosa energía de los deseos.

Durante la Segunda Guerra Mundial se cerró la Exposición y curiosamente no cayó en ella ni una sola bomba en 30 hectáreas. Quedó intacta. Después de la guerra había que reanudarla y al complejo se añadió una majestuosa fuente que representaba a las 16 repúblicas de la URSS.

La segunda apertura de la Exposición tuvo lugar el 1 de agosto de 1954, ya después de la muerte de Stalin y Oltarzhevski fue de los primeros visitantes, su sueño se cumplió una vez más, tras salir de prisión volvió a ejercer de arquitecto.

El 12 de abril de 1961 voló al espacio exterior el primer cosmonauta. Y la maqueta del cohete en el que voló ocupó el centro del sistema solar en lugar del mandatario. El cohete, en el mismo centro como indicaba la carta astrológica de Oltarzhevski, ahora cobraba todo el sentido.

Hoy en día, esta Ciudad de los sueños sigue siendo un lugar especial en Moscú que aún esconde muchos misterios.

(Marín, C. (2014). La ciudad de los sueños de la URSS. Russia Beyond the Headlines, 15 de septiembre de 2015. Recuperado el 02 de octubre de 2014 en <http://es.rbth.com/blogs/2014/09/15/la_ciudad_de_los_suenos_de_la_urss_43573.html>)


 Docuficción en ruso de 45 minutos de duración que explica prácticamente la misma historia relatada en el artículo. La falta de subtítulos no es impedimento para seguir la trama sin ningún problema
 
 Reportaje producido por el canal ruso de historia 365 Дней con entrevistas realizadas a expertos en el VDNJ. Contiene numerosas filmaciones actuales y de archivo. El documental, que tampoco contiene subtítulos, dura 26 minutos

 Esta imagen es una captura realizada en el minuto 5:50 del segundo vídeo donde la polémica e imaginaria cruz ortodoxa aparece dibujada sobre una fotografía aérea del VDNJ. La flecha roja indica la dirección de entrada al recinto ferial pasando por debajo del Arco de Triunfo. En el centro de la cruz se halla la plaza de la Mecanización, frente al pabellón del Cosmos, donde antaño hubo una estatua de Stalin y donde actualmente se encuentra expuesto el cohete Vostok. Esta leyenda sobre la cruz, junto con otras como la del Mausoleo de Lenin y el zigurat, añaden más misterio a esta extraña mezcolanza de marxismo-leninismo y esoterismo astrológico que se encuentra en la imaginería simbólica de la Unión Soviética

Vyacheslav Konstantínovich Oltarzhevsky (Moscú, 1880 - Moscú, 1966) fue el arquitecto visionario que diseñó entre 1935 y 1939 el VSHV (BCXB, en cirílico), la "Exposición Agrícola de toda la Unión [Soviética]". Antes de enfrentarse a este proyecto, ya había trabajado como asistente de Alekséi V. Shchúsev en las obras de la "Exposición Agrícola, Artesanal e Industrial" de 1923, celebrada en los terrenos donde décadas después se instaló el Parque Gorki. Pese a que Oltarzhevsky luchó en la Guerra Civil como ingeniero del Ejército Rojo, fue detenido en 1939 mientras se encontraba coordinando los últimos trabajos en el VSHV, que no pudo acabar (ni siquiera pudo asistir a la inauguración celebrada el 1 de agosto de ese año). Se le acusó formalmente de trotskista por sus conexiones políticas con Nikolái Bujarin. No es descabellado suponer, como afirma el artículo, que fueron los celos de Kaganóvich los que condujeron a su arresto y deportación a un campo de trabajo. Pese a ser liberado en 1943, nunca más volvió a ser reconocido como el verdadero ideólogo del proyecto. A partir de entonces su actividad se limitó a colaborar en el diseño de algunos rascacielos construidos en la ciudad de Moscú. Por supuesto, a Oltarzhevsky tampoco le fue permitido participar en la ampliación y reconstrucción del VSHV realizada quince años después y que fue abierta al público el 1 de agosto de 1954. A partir de 1958 a la remodelada exposición se la denominó oficialmente VDNJ ("Exposición de Logros de la Economía Nacional") y tras la desaparición de la URSS el recinto fue rebautizado con el nombre "Centro Panruso de Exposiciones" (VVC o ВВЦ, en cirílico). En el extenso anecdotario soviético figura el hecho de que Oltarzhevsky consultase a una astróloga para ubicar correctamente el VSHV. Y que fuese deportado por trotskista y no por practicar la brujería en un Estado oficialmente ateo. También será recordado por su osado diseño planetario en el que Stalin se convirtió en el centro del "sistema solar soviético". Desde hace algunos meses el VVC vuelve a denominarse oficialmente VDNJ, su nombre entre 1958 y 1990

Serguéi Yegoróvich Chernyshev (Alexandrovka, 1881 - Moscú, 1963) fue el arquitecto y urbanista que "usurpó" el trabajo de Oltarzhevsky cuando éste fue detenido. Sin duda se trató de un personaje bien considerado por Stalin porque dirigió la gran reforma urbanística de Moscú de 1935. En su favor hay que decir que defendió la gran calidad del proyecto de Oltarzhevsky (sugiriendo continuar con su plan) aunque ha sido él quien consta oficialmente como creador de la Exposición Agrícola de la URSS de 1939

 Vera Ignátievna Mújina [o Múkhina] (Riga, 1889 - Moscú, 1953) fue la genial escultora soviética autora de la monumental 'El obrero y la koljosiana'. Ahora sabemos, además, que esta obra incomparable fue hecha por amor, para librar de la cárcel a su marido, el médico Alekséi Zamkov. Y que se trata de una escultura llena de elementos simbólicos que la convierten en una pieza única en la historia del arte soviético. Las manos del Zamkov sirvieron de modelo para ambas figuras, así que no es difícil imaginar en lo que estaba pensando Mújina cuando hizo que la koljosiana cogiese con fuerza la punta del pañuelo, como si estrangulase a una serpiente. Parece ser, sin embargo, que en aquel momento nadie captó la indirecta, distraídos quizás con la leyenda urbana sobre el "rostro escondido de Trotski"