"Dos centenares de personas se reunieron el pasado día 19 [de diciembre de 2013] frente al número 26 de la avenida Kutúzuvski, una de las principales de Moscú, donde durante 30 años vivió el dirigente soviético, Leonid Bréznev, líder máximo de la desaparecida URSS durante 18 años: desde 1964 hasta su muerte en noviembre de 1982. El motivo era la recuperación de una placa conmemorativa, desmontada de la fachada del edificio en 1991.
La ceremonia solemne se celebró gracias a la iniciativa de uno de los diputados más polémicos de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso), Alexandr Jinshtein, quien promueve fervientemente la idea de recuperar todos los monumentos de la época soviética, derribados o desmontados en los años noventa. A Jinshtein se le ha vinculado con los servicios de seguridad debido a la información que a veces maneja, por lo que no es de extrañar que entre sus estatuas preferidas se encuentre la de Félix Dzherzhinski, fundador de la Checa, organización precursora del KGB. Su inmensa estatua, que antes de ser derribada por una multitud enfurecida en 1991 adornaba la plaza de la Lubianka, frente a la sede de la temida institución secreta, se encuentra hoy en la exposición Museon de esculturas al aire libre.
Jinshtein no es el único en sentir esa nostalgia por los "buenos viejos tiempos soviéticos". Según un sondeo publicado recientemente por el VTSIOM (Centro Ruso de Investigación de la Opinión Pública, por sus siglas rusas), el 45% de los encuestados apoya la idea de volver a colocar el monumento a Dzerzhinski en su ubicación anterior, y solo un 25% está en contra.
El jefe del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Moscú, Serguéi Kapkov, aseguró al abrir la ceremonia en la avenida Kutúzovski que el Gobierno capitalino tiene la intención de recuperar todas las placas conmemorativas de destacados políticos de la URSS que en su tiempo fueron desmontadas, y colocar nuevas a quienes no las tenían, como los dirigentes comunistas Nikita Jrushchov o Konstantín Chernenko.
La noticia motivó una de las muchas preguntas dirigidas al presidente ruso, Vladímir Putin, durante su tradicional rueda de prensa de fin de año, también el mismo jueves. Putin —aunque recalcó que la decisión de colocar monumentos y placas correspondía a las autoridades locales y dijo no ver mayor diferencia "entre Stalin y Cromwell"—, se mostró, como de costumbre, cauteloso y pragmático, y dio a entender que, al menos de momento, era mejor abstenerse de poner monumentos a personajes polémicos. "Hay que referirse a cada periodo de nuestra historia con mucho cuidado porque nuestra sociedad reacciona muy vivamente a esas cuestiones. Mejor no inquietar, no promover acciones prematuras, que puedan escindir la sociedad", advirtió Putin (...)".
La ceremonia solemne se celebró gracias a la iniciativa de uno de los diputados más polémicos de la Duma Estatal (Cámara baja del Parlamento ruso), Alexandr Jinshtein, quien promueve fervientemente la idea de recuperar todos los monumentos de la época soviética, derribados o desmontados en los años noventa. A Jinshtein se le ha vinculado con los servicios de seguridad debido a la información que a veces maneja, por lo que no es de extrañar que entre sus estatuas preferidas se encuentre la de Félix Dzherzhinski, fundador de la Checa, organización precursora del KGB. Su inmensa estatua, que antes de ser derribada por una multitud enfurecida en 1991 adornaba la plaza de la Lubianka, frente a la sede de la temida institución secreta, se encuentra hoy en la exposición Museon de esculturas al aire libre.
Jinshtein no es el único en sentir esa nostalgia por los "buenos viejos tiempos soviéticos". Según un sondeo publicado recientemente por el VTSIOM (Centro Ruso de Investigación de la Opinión Pública, por sus siglas rusas), el 45% de los encuestados apoya la idea de volver a colocar el monumento a Dzerzhinski en su ubicación anterior, y solo un 25% está en contra.
El jefe del Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Moscú, Serguéi Kapkov, aseguró al abrir la ceremonia en la avenida Kutúzovski que el Gobierno capitalino tiene la intención de recuperar todas las placas conmemorativas de destacados políticos de la URSS que en su tiempo fueron desmontadas, y colocar nuevas a quienes no las tenían, como los dirigentes comunistas Nikita Jrushchov o Konstantín Chernenko.
La noticia motivó una de las muchas preguntas dirigidas al presidente ruso, Vladímir Putin, durante su tradicional rueda de prensa de fin de año, también el mismo jueves. Putin —aunque recalcó que la decisión de colocar monumentos y placas correspondía a las autoridades locales y dijo no ver mayor diferencia "entre Stalin y Cromwell"—, se mostró, como de costumbre, cauteloso y pragmático, y dio a entender que, al menos de momento, era mejor abstenerse de poner monumentos a personajes polémicos. "Hay que referirse a cada periodo de nuestra historia con mucho cuidado porque nuestra sociedad reacciona muy vivamente a esas cuestiones. Mejor no inquietar, no promover acciones prematuras, que puedan escindir la sociedad", advirtió Putin (...)".
(Vicens, E. (2013). Rusia recobra dos memorias históricas. Publicado en la versión en papel y on-line de El País (sección 'Internacional') el día 27 de diciembre de 2013. Recuperado el 31 de diciembre de 2013 en <http://internacional.elpais.com/internacional/2013/12/27/actualidad/1388162733_111779.html>)
Leonid Ilich Brézhnev (Kámenskoye, 1906 - Moscú, 1982) residió, desde 1964 hasta su fallecimiento el 10 de noviembre de 1982, en el número 26 de la avenida Kutuzovsky de Moscú. Dicho domicilio (señalado en la imagen con un punto rojo) se encuentra en un bloque de pisos a medio camino entre el hotel Ucrania (esquina superior derecha de la foto) y el Arco de Triunfo de Osip Bové (esquina inferior izquierda)
(Fuente: Google Maps 31/12/2013)
El número 26 es el típico edificio de estética estalinista con unas proporciones descomunales. Por detras (parte izquierda de la imagen) asoman algunos rascacielos de la nueva City de Moscú (en el mapa anterior se ven claramente sus sombras). Desde esta perspectiva, al fondo de la avenida Kutuzovsky se vislumbra el hotel Ucrania
(Fuente: Google Street View 31/12/2013)
En estas tres imágenes se puede localizar el lugar exacto donde ha sido reinstalada la placa (aunque en estas fotografías de Google Street View todavía no aparece). Casi en el punto medio del edificio está la entrada con el número 26 bien visible a la derecha de la puerta (segunda imagen). La placa no estaba situada en este punto de la fachada sino a unos veinte o treinta metros de distancia en dirección hacia el hotel Ucrania, donde ahora hay un llamativo rótulo comercial que imita un rollo de película cinematográfica
(Fuente: Google Street View 31/12/2013)
El pasado 19 de diciembre unos operarios volvieron a colocar esta placa (que es una reproducción de la original) en la fachada del edificio, en el mismo sitio donde se encontraba la anterior. Se halla a unos dos metros y medio de suelo y debajo de ese peculiar (y por otro lado inadecuado) rótulo
(Fuente: http://www.gazeta.ru/comments/2013/12/19_e_5810877.shtml)
Doscientas personas, entre autoridades, público en general y periodistas, acudieron al acto de recuperación de la placa. Muchos de los asistentes dejaron flores
(Fuente: http://vm.ru/news/2013/12/19/brezhnev-vernulsya-v-stolitsu-227957.html y http://general-ivanov.livejournal.com/1803036.html)
La placa en homenaje a Brézhnev fue colocada exactamente en este mismo lugar poco después del fallecimiento del mandatario soviético en 1982. En 1991 un asesor del entonces alcalde la ciudad, Sergei B. Stankevich, retiró la placa de forma ilegal y la vendió al museo privado sobre el totalitarismo de Berlín
(Fuente: http://wikimapia.org/1614436/ru/Кутузовский-просп-26)
La placa original se encuentra en el "Mauermuseum" situado en la capital alemana. Cabe pensar que la titularidad privada de dicho museo hace innegociable cualquier intento de devolver esta placa a Moscú
(Fuente: http://usolt.livejournal.com/595559.html)
En el número 26 de la Kutuzovsky prospekt vivieron otros dirigentes soviéticos como Andrópov o Suslov. Sin embargo, la placa dedicada a Andrópov (situada en la esquina del lado derecho del bloque) nunca fue retirada. Resulta paradójico este tipo de elección a la hora de enviar un objeto como éste a un museo sobre el totalitarismo. Mientras la lápida del que fue jefe del KGB permanece en su sitio, la de Brézhnev (conocido, eso sí, por sus tendencias estalinistas) fue "deportada" a Berlín. Seguramente el político corrupto encargado de esta operación (recordemos que ocurrió una vez desaparecida la RDA y a pocos meses o días del final de la URSS) recibió una buena cantidad de dinero por el "trofeo". Si, como dice Putin, la figura de Stalin es comparable a la de Cromwell, entonces ningún régimen democrático debería retirar ni un solo monumento de su ubicación original
(Fuente: Google StreetView 31/12/2013 y http://wikimapia.org/1614436/ru/Кутузовский-просп-26)
El pasado 19 de diciembre unos operarios volvieron a colocar esta placa (que es una reproducción de la original) en la fachada del edificio, en el mismo sitio donde se encontraba la anterior. Se halla a unos dos metros y medio de suelo y debajo de ese peculiar (y por otro lado inadecuado) rótulo
(Fuente: http://www.gazeta.ru/comments/2013/12/19_e_5810877.shtml)
(Fuente: http://vm.ru/news/2013/12/19/brezhnev-vernulsya-v-stolitsu-227957.html y http://general-ivanov.livejournal.com/1803036.html)
La placa en homenaje a Brézhnev fue colocada exactamente en este mismo lugar poco después del fallecimiento del mandatario soviético en 1982. En 1991 un asesor del entonces alcalde la ciudad, Sergei B. Stankevich, retiró la placa de forma ilegal y la vendió al museo privado sobre el totalitarismo de Berlín
(Fuente: http://wikimapia.org/1614436/ru/Кутузовский-просп-26)
La placa original se encuentra en el "Mauermuseum" situado en la capital alemana. Cabe pensar que la titularidad privada de dicho museo hace innegociable cualquier intento de devolver esta placa a Moscú
(Fuente: http://usolt.livejournal.com/595559.html)
En el número 26 de la Kutuzovsky prospekt vivieron otros dirigentes soviéticos como Andrópov o Suslov. Sin embargo, la placa dedicada a Andrópov (situada en la esquina del lado derecho del bloque) nunca fue retirada. Resulta paradójico este tipo de elección a la hora de enviar un objeto como éste a un museo sobre el totalitarismo. Mientras la lápida del que fue jefe del KGB permanece en su sitio, la de Brézhnev (conocido, eso sí, por sus tendencias estalinistas) fue "deportada" a Berlín. Seguramente el político corrupto encargado de esta operación (recordemos que ocurrió una vez desaparecida la RDA y a pocos meses o días del final de la URSS) recibió una buena cantidad de dinero por el "trofeo". Si, como dice Putin, la figura de Stalin es comparable a la de Cromwell, entonces ningún régimen democrático debería retirar ni un solo monumento de su ubicación original
(Fuente: Google StreetView 31/12/2013 y http://wikimapia.org/1614436/ru/Кутузовский-просп-26)
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