martes, 2 de mayo de 2023

El edificio Tsentrosóyuz, la utopía moscovita de Le Corbusier (1928-1936)

En el número 39 de la calle Myasnitskaya de Moscú se encuentra situado el edificio gubernativo Tsentrosóyuz, llamado también edificio Narkomlegprom o edificio TsSU. Tiene entrada tanto por esta calle como por la avenida Akademik Sakharov, en el lado opuesto, a través de su llamativa fachada semicircular. Se trata de un enorme complejo de oficinas construido en los años treinta por el arquitecto suizo (nacionalizado francés en 1930) Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier. "Tsentrosóyuz" (transliteración de la palabra rusa "Центросоюз") es un acrónimo que designa a la Unión Central de Sociedades de Consumidores, una institución vigente en la actualidad y que es heredera de la Unión de Sociedades de Consumidores de Moscú (un sindicato que aglutinó en 1898 a los cooperantes de todo el país) y de la soviética Unión Central de Sociedades de Consumidores de toda Rusia. Antes de su traslado a este edificio, el Tsentrosóyuz se encontraba ubicado en el número 15 del Bolshoy Chernasskiy pereulok, en el barrio de Kitái Gorod, junto al Kremlin, cerca de los numerosos comisariados soviéticos instalados allí tras la Revolución de Octubre de 1917.

Como tantas otras obras erigidas durante el período estalinista, el edificio Tsentrosóyuz tiene una historia tan convulsa y controvertida como la del país donde fue construido, sufriendo la susceptibilidad de su propio creador y convirtiéndose en víctima propiciatoria de la lucha contra el formalismo y el cosmopolitismo arquitectónico. Sus detractores, que fueron la mayoría, lo calificaron de «frío, monótono e inhóspito». El urbanista suizo Hannes Meyer lo tildó de «orgía de vidrio y hormigón». Pero Aleksánder Vesnin, amigo personal de Le Corbusier, dijo de él que era «el mejor edificio de Moscú del siglo XX», entre otras cosas porque mostraba «pureza en las proporciones, claridad en la construcción de masas y volúmenes, ligereza y al mismo tiempo monumentalidad, unidad arquitectónica y estricta simplicidad». Sin embargo, el arquitecto Ivan Fomin atacó a Le Corbusier afirmando que «como diseñador de un país capitalista, quiere construir bella y convenientemente, a bajo coste, en formas que estén justificadas desde el punto de vista de la construcción, sin la alegría y el coraje de los arquitectos soviéticos en su búsqueda de una nueva forma de vida». Por otra parte, el artista gráfico Serguéi Kozhin dijo que «los enormes muros acristalados le dan un carácter antipático, porque parece que detrás de esos muros la gente tiene que trabajar intensa y automáticamente, con tristeza
». Añadió que «eso es americanismo, ajeno a nosotros e inaceptable desde el punto de vista de las nuevas condiciones de vida soviéticas». Un empleado de la Oficina Central de Estadística, que tuvo su sede en este edificio, reconoció que la primera vez que entró en él «se perdió». Y que en las largas rampas que comunican las diferentes plantas, muy prácticas para el transporte de documentos y material de oficina, se organizaron «espectaculares carreras de sillas de ruedas», en las cuales «nadie, afortunadamente, se acabó rompiendo el cuello».

La idea de construir un edificio para el Tsentrosóyuz nació en los años veinte durante la NEP de Lenin (acrónimo de Novaya Ekonomicheskaya Politika, “Nueva Política Económica”). En 1925, por sugerencia del arquitecto Boris Velikovsky, se eligió para su construcción un punto de la ciudad situado entre dos calles paralelas, Myanitskaya ulitsa y Novokirovsky prospekt (actual Akademik Sakharov prospekt). El lugar se hallaba ocupado en aquella época por la iglesia barroca de San Nicolás el Taumaturgo. En 1928 la Sociedad de Ingenieros Civiles de toda Rusia anunció para su diseño un concurso internacional de carácter abierto. La idea era crear una oficina espaciosa para dos mil puestos de trabajo dividida en cuatro partes claramente diferenciadas. La primera, de dos mil doscientos cincuenta y cinco metros cuadrados, se destinaría a los locales administrativos del Tsentrosóyuz. La segunda, de ocho mil novecientos noventa metros cuadrados, sería para locales comerciales y auxiliares. La tercera, de tres mil ciento setenta metros cuadrados, estaría destinada para un club de seiscientas personas con escenario, foyer, gimnasio, comedor y biblioteca. La cuarta, finalmente, estaría compuesta por talleres de reparación, almacenes, una sala de calderas y varios apartamento para el personal de servicio. El comité de selección estaba formado por  representantes de la Sociedad de Ingenieros Civiles, la Sociedad de Arquitectura de Moscú, la institución del Tsentrosóyuz y el Ayuntamiento de la ciudad. Entre sus miembros se encontraba Viktor A. Vesnin, arquitecto constructivista autor de los almacenes Mostrog de la plaza Krasnopresnenskoy Zastavy de Moscú. Otros miembros del comité fueron los ingenieros Krasin y Serk, y los arquitectos Kryukov, Mashkov, Kornfeld y Kondakov. De los treinta y dos proyectos presentados ganó el de Boris Velikovski y V. Voinov, pero el comité de selección consideró que ninguno podía servir como material para el desarrollo del plan de construcción del nuevo edificio.

El 10 de agosto de aquel mismo año se convocó un nuevo concurso, ahora de carácter cerrado, en el cual participaron el despacho londinense “Vernet and Tate”, Max Taut de Berlín, los franceses Le Corbusier y su primo Pierre Jeanneret y un grupo de arquitectos soviéticos entre los que se encontraban Aleksander y Viktor Vesnin, Sergey Chernyshev, Ivan Leodinov y Andréi Kryachkov. Fueron seleccionados el proyecto de Le Corbusier y Jeanneret, por ser «elegante y ligero», y el del grupo de arquitectos soviéticos, por resultar «el más reflexivo y funcional». Sin embargo, el jurado del concurso decidió aceptar nuevas propuestas, entre las cuales se hallaban la del alemán Peter Behrens, la de Ivan Leonidov (respaldada por la Asociación de Arquitectos Modernos) y la del grupo de Nachman, Samolilov, Nikolsky, Ol y Zholtovsky. Le Corbusier presentó una vez más su proyecto, pero con un diseño final que se ajustaba a los requisitos de la comisión. El 20 de octubre se dio por concluida esta tercera etapa del certamen, quedando como finalistas Leonidov y Le Corbusier. Ganó el arquitecto francés, no se sabe si por méritos propios o por su amistad con los arquitectos soviéticos que formaban parte del comité. Lo cierto es que el diseño funcionalista de Leonidov, innovador en términos de organización del espacio, influyó posteriormente en muchos arquitectos, sobre todo estadounidenses, incluido Ludwig Mies van der Rohe. El propio Le Corbusier tomó prestadas algunas de sus ideas para el proyecto definitivo del edificio Tsentrosóyuz, considerado el primer ejemplo del llamado estilo internacional o racionalista. En el momento de conocer su designación como ganador del concurso, el arquitecto francés dijo: «Debo utilizar para este cometido todo lo que he aprendido en arquitectura. Me hace feliz contribuir con el conocimiento que poseo a la construcción de una nación que está siendo organizada con un nuevo espíritu
».  




 
El diseño del edificio Tsentrosózuy fue innovador en su apariencia arquitectónica pero también en su desempeño técnico, lo cual resultó extraordinario en un país que estuvo dominado entre 1920 y 1940 por las ideas constructivistas. Le Corbusier complementó el bloque en forma de L con volúmenes semicirculares en la entrada por la Novokirovsky prospekt, creando así un efecto dinámico. Dejó la planta baja de la casa sin acristalar, asignando como plazas de estacionamiento los espacios libres entre las vigas de soporte. También ideó un marco de hormigón armado para poder instalar ventanas longitudinales, permitiendo que el primer piso sobresaliese más allá de los bordes de las columnas. Esta técnica liberaba las ventanas de los puntos de apoyo, un práctica que fue revolucionaria en la arquitectura soviética de entonces. En relación al aislamiento del interior del edificio, planteó una estructura de doble acristalamiento con ventanales que se abrían sobre bisagras laterales. Siguiendo el ejemplo de su diseño anterior, el Palacio de las Naciones de Ginebra, se esmeró especialmente en la planificación de los sistemas de calefacción, refrigeración y ventilación, con muros-pantalla (muros neutralizantes con tuberías de frío y calor entre las capas de vidrio) y un sistema integral de aire acondicionado, todo ello pensado para garantizar el bienestar de los trabajadores en todas las condiciones climáticas posibles. Desgraciadamente, debido a la falta de presupuesto algunas de estas propuestas no se llegaron a implementar. A cambio, se instaló un sistema de radiadores para la calefacción, y de persianas y vidrio traslúcido para proteger el edificio del calor (que se comprobó ser insuficiente para los meses más calurosos).

El
arquitecto francés siguió el principio de la “Libre circulación de personas y aire”. Él mismo afirmó que «hemos abordado el problema como urbanistas, es decir, hemos considerado que los pasillos y las escaleras son, por así decirlo, calles cerradas. En consecuencia, estas calles tienen 3,25 metros de ancho y siempre están bien iluminadas. Hemos reemplazado los agotadores tramos de escaleras con rampas de suave pendiente (14%) que permiten una circulación libre y fácil». Le Corbusier es conocido por su definición de la vivienda como La machine à habiter (“La máquina para habitar”). Con ello, ponía en énfasis no solo el componente funcional de la vivienda, sino que esta funcionalidad debía estar destinada al "vivir", comprendiéndose esto último desde un punto de vista metafísico. Le Corbusier creía que el objetivo de la arquitectura era generar belleza (es muy conocida su frase: «la Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes reunidos bajo la luz»), y que ésta debía repercutir en la forma de vida de los ocupantes de las casas. El proyecto aplicó a gran escala sus principios arquitectónicos: pilotis, muro cortina, planta libre, ventana corrida y cubierta plana. El sistema de pilotis para albergar tanto a personas como a coches resultó muy útil para permitir puntos de acceso múltiples al edificio. Las rampas fueron propuestas por el arquitecto para la circulación interior entre los pisos, detalle que se vincula con su Villa Saboya. Como revestimiento pensó en bloques de piedra de toba roja del Cáucaso de dieciséis pulgadas de espesor, muy efectivas para mejorar el aislamiento del edificio.  

En toda la obra de Le Corbusier, y el Tsentrosóyuz no fue una excepción, siempre estuvo presente el principio del Modulor, un sistema de medidas ideado por él mismo en el cual retomaba el ideal antiguo de establecer una relación directa entre las proporciones de los edificios y las del hombre, mediante el Número Áureo.

En
1929 Le Corbusier hizo entrega a las autoridades soviéticas de los planos definitivos del proyecto. Derribada la iglesia de San Nicolás el Taumaturgo, se colocó la primera piedra del nuevo edificio y se iniciaron las obras, con el mismo Le Corbusier al frente de su supervisión. Para familiarizarse con la ciudad, el arquitecto francés visitó talleres de arte y exposiciones, viajando a Moscú dos veces, en junio de 1929 y mayo de 1930. Durante estas visitas hizo algún cambio más en el diseño, ampliando el edificio hacia Novokirovsky prospekt. Sin embargo, en 1931, tras perder el concurso para construir el Palacio de los Soviets de Moscú, se negó a seguir trabajando para la Unión Soviética, incluso en lo relativo a las obras del Tsentrosóyuz. Fue su colaborador, el arquitecto soviético Nikolái Dzhemsóvich Kolli, quien pasó a ocupar el cargo de jefe de construcción hasta 1933, comunicándose con Le Corbusier a través de correspondencia. En estas cartas fueron ajustando el proyecto a los estándares soviéticos. Kolli contó con la ayuda del arquitecto checoeslovaco Frantisek Zammer y la supervisión del Comisario del Pueblo de Finanzas y teórico de la planificación urbana Nikolái Aleksándrovich Miliutin (1889-1942). La casa del Tsentrosóyuz fue completada entre 1933 y 1936.

En
1970 se llevó a cabo una reforma integral del edificio. Se acristaló la fachada y la planta baja fue reconvertida en espacio habitable, quedando bloqueado el paso por debajo de la casa. Las oficinas se dividieron con tabiques y se desmantelaron los ascensores continuos o paternoster, uno de los elementos más singulares que había en su interior. Así mismo, fueron restaurados el salón de actos, el vestíbulo, las escaleras y las rampas. En 2014 se llevó a cabo una segunda reconstrucción en la cual se reemplazaron todas las ventanas. Al año siguiente se erigió en la entrada por la calle Myasnitskaya un monumento a Le Corbusier del escultor Andrei Tyrtyshnikov y el arquitecto Anton Voskresensky.  

A lo largo de su historia varios han sido los organismos que han ocupado las instalaciones del Tsentrosóyuz, al margen de esta institución. Entre otros, el Comisariado del Pueblo de la Industria Ligera (Narkomlegprom) y la Junta Central de Estadística (TsSU). Desde 1991 alberga el Servicio Federal de Estadísticas del Estado (Rosstat) y el Servicio Federal de Supervisión Financiera (Rosfinmonitoring).

Como visionario, Le Corbusier veía la posibilidad de cambiar el mundo a través de la construcción de edificios. Esta actitud le permitió contribuir de forma significativa a la historia de la arquitectura. Para él, todo proceso de diseño debía tener fines utópicos. Es por ello que sus opiniones políticas fueron variables y controvertidas. Aunque colaboró con la URSS erigiendo el edificio Tsentrosóyuz, en los años veinte escribió artículos sobre urbanismo y a favor del antisemitismo nazi en las revistas fascistas Plans, Prélude y L'Homme Réel. Tuvo conexiones con el partido fascista Le Faisceau y fue miembro del Departamento de Bio-Sociología de la Fundación para el Estudio de Problemas Humanos, un instituto que promovió políticas eugenésicas bajo el régimen de Vichy. El propio Benito Mussolini lo invitó personalmente en 1934 para dar una conferencia sobre arquitectura en Roma. Llegó incluso a menospreciar a la población musulmana de Argel durante la ocupación colonial francesa.

Paradójicamente, el arquitecto que construyó edificios monumentales a lo largo de todo el mundo pasó los últimos veranos de su vida en una minúscula cabaña incrustada bajo los viñedos de la población de Roquebrune-Cap-Martin. La llamaba su "castillo" en la Costa Azul francesa. En agosto de 1965 el cuerpo de Le Corbusier apareció flotando en las aguas del mediterráneo cerca de su cabaña. Había fallecido de un ataque al corazón mientras nadaba. Tenía 77 años.

Mayakovski

El edificio Tsentrosóyuz se halla a poco más de un kilómetro de distancia del centro de la ciudad, en dirección Nordeste, entre el Anillo de los Bulevares y el Anillo de los Jardines. Tiene dos accesos. La puerta del lado Sur da a la Myasnitskaya ulitsa (antigua Kirova ulitsa). La del Norte, a la Akademik Sakharov prospekt (antigua Novokirovsky prospekt)




La iglesia barroca de San Nicolás Taumaturgo fotografiada entre 1920 y 1927 desde diferentes perspectivas



Demolición de la iglesia en 1928




Construcción del edificio Tsentrosóyuz entre 1930 y 1933


Le Corbusier y Nikolái D. Kolli supervisando las obras en 1930 






El edificio Tsentrosóyuz fotografiado desde la calle Myasnitskaya en los años treinta, cuando era conocido como Dom Narkomlegproma. Se puede apreciar con claridad el sistema de "pilotis" aplicado por el arquitecto francés, y como los espacios entre columnas eran aprovechados como accesos y aparcamiento de vehículos. En la segunda imagen se ve el edificio engalanado para la celebración en 1934 del 17º aniversario del VOSR (BOCP), la Gran Revolución Socialista de Octubre ("Velikaya Oktyabr'skaya sotsialisticheskaya revolyutsiya")





El edificio Tsentrosóyuz en los años cuarenta, con la Gran Guerra Patria presente en algunas de las imágenes. En la segunda y tercera fotografías se observa a un grupo de miliacianos formados frente a la entrada por la Novokirovsky prospekt
















Fotografías realizadas en los años cincuenta y sesenta con el edificio Tsentrosóyuz de fondo. En dos imágenes se pueden ver algunas de las actividades que se llevaban a cabo en su interior, más allá de las obligaciones laborales, como competiciones de tenis de mesa entre sus trabajadores. La foto de la manifestación corresponde a la celebración del 1º de Mayo de 1961











El Tsentrosóyuz en los años setenta y ochenta, tras la primera reforma integral en la cual se acristaló la fachada y se construyó en los bajos del edificio. En algunas imágenes se pueden ver las vallas que delimitaban las obras. Sin embargo, dicha reforma no impidió la lenta degradación que el bloque de oficinas comenzó a sufrir posteriormente. En otras imágenes se ven con claridad los desperfectos y el desgaste en ventanas, en partes de la fachada y en el entorno del edificio, sobre todo a partir de la segunda mitad de los años ochenta





El edificio Tsentrosóyuz en los años noventa, en plena era post soviética. Durante esa época de neoliberalismo salvaje, el poco interés comercial de esta construcción la condenó a su momento de máxima degradación y abandono, incluso con paneles publicitarios tapando parte de su fachada



El edificio en 2012, antes de la segunda gran reforma. El exterior mostraba un aspecto más ordenado y en consonancia con la importancia de esta construcción



Fotografías de 2017 (las dos primeras) y 2019 (la tercera), posteriores a la reforma de 2014. En la última imagen se aprecian con claridad las nuevas ventanas










Espectaculares imágenes del interior del Tsentrosóyuz correspondientes a 2019, con un estado de conservación impecable


El ascensor paternoster está fuera de servicio. Pero se ha conservado como homenaje a los primeros tiempos del edificio Tsentrosóyuz. La serie alemana Babylon Berlin ha rescatado del olvido este curioso (y en algunas ocasiones peligroso) modelo de ascensor



Un paseo con el coche de Google Street view nos permite contemplar el aspecto espléndido que luce todo el exterior del edificio Tsentrosóyuz (las imágenes son de mayo de 2021). Un estado de preservación digno de la magnitud de esta obra maestra de la arquitectura y de la persona que la diseñó

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