Título original: Quand fera-t-il jour, camarade? Histoire de la Révolution d'Octobre
Autor: Jean-Paul Ollivier
Año de publicación: 1967
Edición actual: Ed. Clave intelectual (1ª ed. – 2017)
ISBN: 978–84–946343–6–9
Páginas: 450 (463 con los índices)
Escrita por el periodista francés Jean-Paul Ollivier (1923), esta obra sobre los orígenes y los momentos clave de la Revolución Rusa es una pequeña joya y un libro imprescindible en su género, de lo mejor que se ha publicado sobre este acontecimiento fundamental del siglo XX. Tiene la gran ventaja, a menudo poco valorada por los aficionados a la historia, de haber sido escrita hace justo cincuenta años, ofreciendo así una visión retrospectiva de aquellos hechos. Además, vio la luz precisamente en la década de más estabilidad social y económica en la URSS. Atrás quedaba el inicio del proceso de desestalinización tras el XX Congreso del PCUS de 1956, y lejos estaban aún los años más aciagos del período soviético, desde finales de los años 70 hasta el colapso de 1991. A diferencia de la mayoría de libros escritos tras esta fecha, los cuales suelen tomar como eje central de la narración el análisis del «fracaso del comunismo» como un camino previsible que comenzó en octubre de 1917, este ensayo histórico analiza cronológicamente la Revolución Rusa desde una óptica objetiva y fenomenológica, es decir, desde la experiencia cotidiana de sus protagonistas. No en vano Ollivier concibió su escritura durante una visita que hizo a la URSS en 1964, obteniendo buena parte de los materiales que lo integran a partir de las entrevistas que realizó a ciudadanos soviéticos que habían participado en las revueltas de 1917 y también a personalidades de distintas ideologías políticas exiliadas desde entonces fuera de la Unión Soviética (entre ellos, Aleksandr Kérenski). Tardó tres años en completar este trabajo. Los eventos relatados van desde 1876 –con la llegada a Rusia de los primeros textos marxistas y, más adelante, la ejecución del hermano de Lenin– hasta unos días después del asalto al Palacio de Invierno de Petrogrado por las tropas del Comité Militar Revolucionario, comandado por el Soviet de la ciudad.
Que nadie se espere un estudio pormenorizado de la historia de la Revolución de Octubre al estilo de la monumental «La Revolución rusa. La tragedia de un pueblo (1891-1924)», de Orlando Figes. El libro de Ollivier no contiene tantos datos enciclopédicos y archivísticos ni un análisis político tan detallado. Su lenguaje es sencillo y casi periodístico, de columna diaria sobre el conflicto ruso, y la información que aporta está bien sintetizada y relacionada con la que aparece en páginas precedentes, sin la dispersión que a menudo presenta el texto de Figes. Estructurado en 72 capítulos cortos, la amplitud temporal de cada uno de ellos se va acortando a medida que avanza su lectura, como un crescendo en una pieza musical, hasta desembocar en una parte final del libro que desgrana hora a hora lo sucedido en la noche del 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre en el calendario gregoriano). Se agradece especialmente que Ollivier no cayese en la trampa, con la que tropiezan la mayoría de historiadores, de emitir juicios de valor sobre los sucesos y personajes reseñados, dejando de lado las típicas lecciones sobre democracia y libertad que suelen inundar estos tratados. La lectura de esta obra invita a pasear por los paisajes urbanos de la Revolución de 1917 que aún existen en la ciudad de San Petersburgo –prácticamente todos siguen intactos– para ver en persona los escenarios y ambientes descritos en sus páginas. Hay momentos impactantes como el relato minucioso del trayecto a pie que siguió Lenin la noche de la insurrección desde su piso clandestino en Petrogrado hasta el Instituto Smolny, esquivando los controles de la policía gubernamental gracias al disfraz que llevaba puesto y a un amigo que distrajo a sus posibles captores. Un paseo a pie que cambió la historia para siempre –cabe preguntarse qué hubiese sucedido de no haber llegado a su destino–.
Si hay que poner alguna objeción a lo comentado hasta aquí es a la calidad de esta primera edición española en manos de Clave intelectual. Todos sabemos que las editoriales pequeñas están muy limitadas en cuanto recursos humanos y materiales, pero es un hecho indiscutible –y hasta cierto punto inexplicable– que este texto está plagado de errores tipográficos que llegan a dificultar su comprensión, comenzando por una equivocación garrafal en una fecha de la primera página del primer capítulo en la que se confunde la jornada fundamental del 7 de noviembre con un explícito «17 de noviembre», lo cual puede llevar a confusión a lectores poco avezados en este episodio de la historia. Esperemos que en una segunda edición de «¿Cuándo amanecerá, camarada?» estos errores queden subsanados. Aún así, es de agradecer que haya editoriales que se arriesguen con textos resucitados del pasado.
En definitiva, una obra no solo recomendable, sino necesaria para comprender nuestra historia reciente y la situación actual del mundo en el que vivimos.
Mayakovski
Que nadie se espere un estudio pormenorizado de la historia de la Revolución de Octubre al estilo de la monumental «La Revolución rusa. La tragedia de un pueblo (1891-1924)», de Orlando Figes. El libro de Ollivier no contiene tantos datos enciclopédicos y archivísticos ni un análisis político tan detallado. Su lenguaje es sencillo y casi periodístico, de columna diaria sobre el conflicto ruso, y la información que aporta está bien sintetizada y relacionada con la que aparece en páginas precedentes, sin la dispersión que a menudo presenta el texto de Figes. Estructurado en 72 capítulos cortos, la amplitud temporal de cada uno de ellos se va acortando a medida que avanza su lectura, como un crescendo en una pieza musical, hasta desembocar en una parte final del libro que desgrana hora a hora lo sucedido en la noche del 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre en el calendario gregoriano). Se agradece especialmente que Ollivier no cayese en la trampa, con la que tropiezan la mayoría de historiadores, de emitir juicios de valor sobre los sucesos y personajes reseñados, dejando de lado las típicas lecciones sobre democracia y libertad que suelen inundar estos tratados. La lectura de esta obra invita a pasear por los paisajes urbanos de la Revolución de 1917 que aún existen en la ciudad de San Petersburgo –prácticamente todos siguen intactos– para ver en persona los escenarios y ambientes descritos en sus páginas. Hay momentos impactantes como el relato minucioso del trayecto a pie que siguió Lenin la noche de la insurrección desde su piso clandestino en Petrogrado hasta el Instituto Smolny, esquivando los controles de la policía gubernamental gracias al disfraz que llevaba puesto y a un amigo que distrajo a sus posibles captores. Un paseo a pie que cambió la historia para siempre –cabe preguntarse qué hubiese sucedido de no haber llegado a su destino–.
Si hay que poner alguna objeción a lo comentado hasta aquí es a la calidad de esta primera edición española en manos de Clave intelectual. Todos sabemos que las editoriales pequeñas están muy limitadas en cuanto recursos humanos y materiales, pero es un hecho indiscutible –y hasta cierto punto inexplicable– que este texto está plagado de errores tipográficos que llegan a dificultar su comprensión, comenzando por una equivocación garrafal en una fecha de la primera página del primer capítulo en la que se confunde la jornada fundamental del 7 de noviembre con un explícito «17 de noviembre», lo cual puede llevar a confusión a lectores poco avezados en este episodio de la historia. Esperemos que en una segunda edición de «¿Cuándo amanecerá, camarada?» estos errores queden subsanados. Aún así, es de agradecer que haya editoriales que se arriesguen con textos resucitados del pasado.
En definitiva, una obra no solo recomendable, sino necesaria para comprender nuestra historia reciente y la situación actual del mundo en el que vivimos.
Mayakovski
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