La
plaza Teatralnaya, situada a un centenar de metros del Kremlin y de
la plaza Roja, se ha convertido en uno de los lugares más turísticos
de Moscú. Entre 1919 y 1991 su nombre oficial fue 'Sverdlov', en
homenaje al líder bolchevique amigo del mismísimo
Lenin. Su perímetro se halla limitado por los hoteles
de lujo Metropol y Moskva y por el recién restaurado Teatro Bolshói, cuya
fachada es fotografiada sin descanso por grupos de extranjeros que se
reúnen a diario junto a la estatua de Karl Marx. En el extremo sur de la
plaza, casi pegados a la muralla roja de Kitái-Górod, existen dos
restaurantes de comida foránea llamados Pizzería La
Cipolla, a la izquierda, y Cervecería Bürgermeister. Se trata de dos
locales idénticos, unidos en una misma estructura, que se construyeron tras la desaparición de la URSS. Están formados por una única
planta y comparten una gran terraza. Sus fachadas fueron decoradas con ladrillo de color rojo y con arcos parabólicos en puertas y ventanas con el fin de armonizar su estilo moderno con el entorno arquitectónico de la plaza. Está claro que no lo consiguieron. Hay un tercer restaurante,
éste sí de comida rusa, situado más a la derecha, dentro de una
torre de la muralla y que se llama Staraya Bashnya, es decir, Torre
Vieja. La torre es una reconstrucción reciente.
Poca
gente recuerda ya que en
ese rincón de la
plaza, justo
donde ahora se
encuentran el local y
la terraza de la cervecería,
se alzó en el
pasado una estatua de
Yákov Sverdlov. Y
que entre 1989 y 1991 varios
grupos de la oposición al régimen
soviético celebraron allí una
serie de reuniones clandestinas (o semiclandestinas) con
las que quisieron “juzgar”
y “condenar” públicamente al
líder bolchevique. Unos
“juicios” que tuvieron carácter
póstumo
pues Sverdlov
llevaba muerto más de setenta años.
Tras el fracaso del golpe de Estado de 1991, la estatua acabó
desapareciendo y su pedestal fue
grafiteado, destrozado, desmontado
parcialmente y
adornado con una cruz ortodoxa, mientras
muchos moscovitas se fotografiaban diariamente junto a los escombros.
Más que un
“juicio” en sí, lo sucedido
en ese rincón de Moscú
fue un “auto
de fe” simbólico, una
invocación para que la figura de
bronce pidiera perdón por sus pecados y
abjurara de la herejía bolchevique profesada por
el Sverdlov de carne y hueso.
Lo cierto es que la estatua no ardió en
ninguna hoguera pero sí acabó arrancada
de su pedestal rumbo hacia algún almacén
secreto. Fueron
unas
celebraciones con
tintes rituales que
se extendieron hasta bien entrado el año
1992 y que pretendieron
servir de catarsis después de muchos años de conformismo y silencio
frente a la
versión de la historia dictada por las
autoridades de la
URSS. Sin
embargo, después de toda
esa efervescencia antisoviética, el
capitalismo impuso su ley y ese emplazamiento acabó
convirtiéndose,
gracias a alguna operación especulativa,
en un simple restaurante
de comida europea
con nombre alemán. Tan alemán como
los apellidos de
los soldados que en 1941 asediaron la
ciudad de Moscú y
que nunca consiguieron llegar hasta este punto de la capital
soviética.
Aunque
la estatua acabó salvándose (fue
trasladada a otro lugar), hoy
en día no queda en
la plaza ninguna
huella de todo aquello, ni
de lo ocurrido en 1991 ni
del monumento soviético. Y
como si el destino quisiera burlarse de
la historia reciente, los
dos restaurantes fueron construidos
sobre una enorme
plataforma de
hormigón muy parecida a la
que sostuvo, durante tan solo trece años,
a esa estatua de
trágico final.
Este es el relato completo de lo que allí sucedió.
La
estatua de Yákov Sverdlov, obra
del escultor R.E. Ambartsumyan
(1926-1981), fue inaugurada en el año 1978. Se instaló sobre un pedestal de mármol situado en el centro de una gran plazoleta rectangular a la cual se accedía subiendo ocho largos escalones. La estatua fue orientada
en dirección hacia el Teatro Bolshói, en el extremo
opuesto de la plaza. Dicha plazoleta estaba rodeada por una hilera de piedra rectangular donde la gente podía sentarse para contemplar al líder bolchevique desde todos los ángulos posibles. Durante la década de los
ochenta fue un punto de encuentro muy habitual entre los moscovitas,
sobre todo por su proximidad a la estación de metro de la plaza
Revolyutsii. Una parte de la muralla de Kitái-Górod había sido derribada tiempo
atrás con el fin de comunicar la plaza Sverdlov con las calles
adyacentes. Tras el colapso de la URSS, la muralla volvió a ser
reconstruida por completo, incluyendo la voluminosa torre de color
rojo donde ahora hay un restaurante ruso. En ese lugar, a la derecha
del monumento, había en aquellos tiempos un mural y una pancarta
propagandística. Y también algunos de los dispensadores de bebidas
que tan populares se hicieron en tiempos soviéticos. En el pedestal
de la estatua simplemente ponía “Sverdlov, Yákov Mijáilovich”,
además de las fechas de nacimiento y defunción.
Sverdlov
(Nizhni
Nóvgorod, 1885 - Oriol,
1919) fue un revolucionario judío que participó activamente en los
acontecimientos de 1905 y 1917. Llegó a ser Presidente del Comité
Ejecutivo Central Panruso (VTsIK) y Presidente del Secretariado del
Comité Central del Partido Comunista de Rusia. Su figura política
ha estado siempre rodeada de polémica. Muchos historiadores lo han
relacionado con la decisión de ejecutar al zar Nicolás II y a toda
su familia. Y también lo han señalado como responsable máximo
(junto a Stalin y Sirtsov) del proceso de “raskazachivaniya”
(“descosaquización”), la represión contra la población cosaca
llevada a cabo durante la Guerra Civil Rusa (1917-1922). Incluso su
muerte es controvertida. Oficialmente murió de gripe en marzo de
1919. Sin embargo, algunas fuentes han especulado con la idea de que
fue asesinado por rusos antisemitas y que esta circunstancia fue
ocultada a la opinión pública para no provocar más progromos
contra los judíos. Sea como sea, su mayor o menor implicación en la
ejecución del zar y en el proceso de “descosaquización” lo
convirtieron en la diana del odio social de aquellos opositores al
régimen soviético que sentían nostalgia por la Rusia
prerrevolucionaria. Con la llegada de la Perestroika de Gorbachov y
ante el inminente y previsible descalabro del sistema, estos grupos
clandestinos se envalentonaron y decidieron salir a la palestra para
difundir públicamente sus puntos de vista.
Tres
personajes destacaron por encima de los demás en esta cruzada
antisoviética: el coronel cosaco Yerofey Levshov, héroe de guerra y
líder de la Unión Patriótica de Rusia; el monje ortodoxo Gennady
Mijáilovich Khmelnitsky, apodado Hermógenes (como el patriarca del
siglo XVI); e Ígor Sychev, miembro de la Unión de Artistas de
Rusia. Levshov había declarado en 1987 que las estatuas de Félix
Dzerzhinski y Yákov Sverdlov debían ser retiradas a un museo (nunca
destruidas) y que en su lugar se tenían que colocar cruces ortodoxas en
memoria de las víctimas de la represión estalinista y de los
muertos durante la Guerra Civil Rusa, tanto “rojos” como
“blancos”. Por su parte, Sychev elaboró el diseño de las cruces
de madera que serían instaladas en el espacio dejado por las
estatuas retiradas, así como el sistema para clavarlas en lo alto de
los pedestales. Unas cruces que se construirían en el domicilio
particular del monje Khmelnitsky, situado cerca de la "Casa Blanca" soviética (sede del Soviet Supremo de la RSFSR). El 17 de julio de 1989 (antes incluso de la
caída del Muro de Berlín), se celebró en la plaza Sverdlov la
primera reunión impulsada por estos tres líderes populares. No fue
una elección aleatoria: se trataba del día y el mes en los que la
familia imperial rusa había sido ejecutada en 1918, en la ciudad de
Ekaterimburgo. Una ciudad que, para inquina de los detractores del
líder bolchevique, fue rebautizada en 1924 con el nombre de
Sverdlovsk. El acto contó con la presencia de la Milicia del Pueblo
Ruso (RNO), de un grupo de cosacos, de los activistas de Memoria, de
la Unión Democrática, del Frente Popular de Rusia y del NTS. Los
participantes exigieron la retirada de la estatua al Museo de la
Revolución, la construcción en su lugar de una iglesia o capilla ortodoxa y que la plaza fuese rebautizada como “del Teatro”. Lo
cierto es que hacía ya unos cuantos meses que la estatua de Sverdlov
comenzaba a ser objeto de actos vandálicos que la policía no sabía
impedir. Primero aparecieron manchas de pintura en el pedestal,
seguramente provocadas por alguna acción aislada y hecha con prisas.
Más tarde alguien escribió bajo el nombre de Sverdlov la palabra
ПАЛАЧ (“Palach”), que en ruso quiere decir “verdugo”.
Ese 17 de julio algunos jóvenes se encaramaron a lo alto de la
estatua para colgar una pancarta. Y lo hicieron sin ningún reparo.
Se trataba de una acción que sólo un par de años antes hubiese
parecido impensable y muy peligrosa. Ígor Sychev depositó en la
base del pedestal una corona elaborada a base de alambre de espino
enrollado y decorada con un crespón. Después leyó un manifiesto con las reivindicaciones de todos aquellos grupos y
el monje Khmelnitsky rezó una oración. Finalmente, algunos asistentes quemaron
una bandera soviética y varios retratos de Lenin, Dzerzhinski y
Sverdlov. Dejando de lado la carga emocional por la pérdida en el pasado de algún familiar o amigo, la
esencia de aquella contrarrevolución de 1991 fue la liberación interior
que supuso el poder destruir unos símbolos "profanos" que el sistema soviético había elevado a la categoría de "sagrados". Y substituirlos por otros de carácter religioso, anclados en el alma y la tradición rusa, que fueron proscritos durante décadas. No fue un movimiento social en pos de la “democracia al
estilo occidental”, la sociedad soviética no estaba preparada para
ello. Aun contando con sus filias y fobias particulares, se trató de
una rebelión por el simple placer de transgredir unas normas hasta
entonces indiscutibles. Y no hubo marcha atrás. Aquel acto acabó
con disturbios y muchas personas detenidas (entre ellas,
Levshov, Sychev y Khmelnitsky). Pero se repitió durante los dos años
siguientes, siempre en la fecha del 17 de julio. Tras el fracaso del golpe de
Estado prosoviético de 1991 (ocurrido entre el 19 y el 21 de agosto)
se desató en Rusia una voracidad destructiva con la que muchos
ciudadanos se sintieron parte de un proceso de cambio social
imparable.
Durante la madrugada del 22 al 23 de agosto, la estatua de Félix Dzerzhinski fue desmantelada de la rotonda frente al edificio
de la Lubyanka. Medio mundo presenció por televisión aquel
acontecimiento inédito y, en cierta manera, inesperado. Y tan solo un día después desapareció
también la de Sverdlov, aunque de una forma un poco más discreta quizás por la
importancia menor del personaje. A lo largo de los meses siguientes, el
pedestal fue paulatinamente destrozado hasta convertirse en un montón
de piedras pintarrajeadas con insultos y exclamaciones malsonantes.
El mármol que lo cubría se esfumó por completo, seguramente con
fines más lucrativos que simbólicos. Y no fue hasta el 24 de enero
de 1992 cuando se instaló sobre él una cruz ortodoxa de dos
metros de altura. Tampoco fue
casualidad la elección de esa fecha: se celebraba el 73º aniversario
del inicio del proceso de “descosaquización”. Algunos rusos
vestidos con uniformes cosacos y portando banderas hasta
aquel momento prohibidas, celebraron un acto reivindicativo junto a aquel montón de cascotes que había perdido por completo el carácter simbólico que le otorgó la propaganda de la URSS. Desde
un punto de vista estrictamente estético, aquello pareció un retorno al
pasado, una vuelta a los tiempos zaristas. Y también lo fue, en
cierto modo, desde un punto de vista ideológico.
El
14 de febrero de 1992 se instaló la primera cruz ortodoxa sobre el pedestal de la
estatua de Dzerzhinski. Pese a los intentos de la policía de
requisar esas dos insignias cristianas, la de la plaza Teatralnaya (que se volvía a llamar
así) permaneció en su lugar durante seis meses más. En la plaza de la Lubyanka cada vez que una cruz era bajada del pedestal, otra
aparecía en su lugar al día siguiente. Las autoridades se comprometieron a construir
las capillas e iglesias que reclamaban los manifestantes. Incluso
se conservan algunos dibujos de todos aquellos proyectos. El monje Khmelnitsky, en un alarde de excentricidad,
propuso penetrar por la fuerza en la tumba de Lenin y bendecir su
momia con agua bendita. Y después instalar una cruz (otra más) en lo
alto del Mausoleo. De haberse cumplido todo aquello, la plaza Roja seria un lugar aún más pintoresco y heterogéneo de lo que lo es ahora. Aunque, eso sí, de una manera casi
insoportable, con un Lenin exorcizado y su Mausoleo visiblemente convertido al cristianismo. Pero tal como llegó esa explosión de rebeldía social, de una
forma espontánea y acelerada, también acabó cayendo en el olvido.
En el verano de 1993 las autoridades del Kremlin, encabezadas ahora
por Boris Yeltsin, ordenaron destruir definitivamente los pedestales
de las dos plazas, sobre todo para impedir que se convirtieran en santuarios de las
protestas cosacas. Por aquel entonces, los tres líderes antisoviéticos
habían fallecido en circunstancias no aclaradas del todo. Levshov
fue encontrado muerto en su apartamento el 7 de enero de 1992.
Aparentemente se trató de un suicidio por arma de fuego, aunque la
bala había penetrado por la parte posterior de su cabeza, algo
técnicamente difícil en una muerte autoinfligida. Justo un año
después falleció el monje Khmelnitsky después de una larga
enfermedad. Esas muertes prematuras y en tan poco margen de tiempo
avivaron las sospechas sobre una posible conspiración.
Tras
su desmantelamiento, la estatua de Sverdlov fue trasladada al
Museión, el cementerio de los monumentos soviéticos, donde reposa sobre el césped muy cerca de la de Dzerzhinski. Ahora es
posible tocarla y contemplarla muy de cerca. Un cartel junto a ella
anuncia quién es aquel personaje barbudo, calzado con botas y que lleva una cartera bajo el brazo. Sin pedestal y con ese letrero
pegado a una plancha metálica, ya no tiene la solemnidad
que tuvo entre 1978 y 1991. Pero por lo menos sirve para
rescatar del olvido esta gran obra del escultor R.E. Ambartsumyan. Sobre los terrenos donde
se encontraba la estatua se construyeron los dos restaurantes
“internacionales” de los que hemos hablado. Y que siguen alimentando en la actualidad a las hordas de turistas estresados que visitan diariamente la plaza Teatralnaya. Unos turistas a los que seguramente no les importa que en ese lugar ya no haya cruces, ni
capillas, ni monumentos soviéticos, ni siquiera una triste placa recordando aquellos acontecimientos. Desgraciadamente, la Rusia turística de los falsos decorados está devorando su propia historia.
El punto rojo en el mapa y las flechas en las fotografías indican el lugar exacto donde se hallaba la estatua de Yákov Sverdlov. Resulta relativamente fácil situarla en el entorno actual gracias a una hilera vertical de ventanas estrechas en el edificio que había justo detrás. Un edificio que hoy en día permanece intacto tras la muralla de Kitái-Górod
La estatua en 1979, un año después de su inauguración
En 1979
En una fecha indeterminada
Fotograma de la película "Sex et perestroïka" ("Sexo y Perestroika"), producción francesa de 1990, con reparto parcialmente ruso, donde aparece fugazmente la estatua de Sverdlov (junto a ella se rodó una escena de contrabando de tabaco). Esta comedia erótica es una de las típicas producciones internacionales de finales de los ochenta que fue filmada en la URSS gracias a la apertura promovida por Gorbachov. Ofrece una extraordinaria galería de imágenes del Moscú soviético de aquella época (ver trailer)
En 1991, el año de su desaparición
Propaganda soviética junto a la estación de metro de la plaza Revolyutsii (la estatua está situada justo a la izquierda de esta foto, fuera de plano). Donde está la pancarta alargada se reconstruyó la torre de la muralla y se abrió en su interior un restaurante ruso. La fotografía es de 1979
Primeros actos vandálicos en 1991
La palabra ПАЛАЧ (“Palach”), "verdugo", escrita en el pedestal
Acto clandestino (o semiclandestino, pues en las escaleras se ve a un policía) junto a la estatua. Esta foto podría haber sido hecha entre julio de 1989 y julio de 1991
Otro acto popular pero sin la estatua de Sverdlov a la vista. Posiblemente ya había sido retirada el 24 de agosto de 1991
Imágenes del pedestal completamente destrozado tras los acontecimientos de agosto de 1991. Se pueden leer palabras ofensivas como "fuck off" o incluso el nombre "Jrushchov"
Dos imágenes separadas por veinte años de diferencia
Fotografías de la cruz ortodoxa instalada en lo alto del pedestal. Todo esto desapareció en el verano de 1993
Fotografía personal del autor del blog realizada en el Muzeón en agosto de 2006
(Fuentes: http://kazachestvu.ru/kazaki/1124/, http://wikimapia.org/10575431/ru/Здесь-находился-памятник-Я-М-Свердлову, https://www.flickr.com/, https://ru.wikipedia.org/wiki/Площадь_Свердлова, https://pastvu.com/, Google Maps (12-12-2014), http://sculpture.artyx.ru/, http://www.nemiga.info/moskva/ y http://zhurnal.lib.ru/)
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