Ignorancia o puro desinterés. Salvo honrosas excepciones, como en el caso de Pilar Bonet o Daniel Utrilla, cuando los periodistas españoles escriben crónicas sobre la capital rusa, suelen cometer errores que son fruto más del desdén que de problemas logísticos. Es como si la rusofobia que impregna últimamente el panorama político internacional interfiriese en la precisión que todo periodista debería buscar en la elaboración de sus trabajos.
El pasado 17 de octubre se publicó en Babelia, suplemento literario del El País, un artículo de la periodista Ángela Molina (nada que ver con la actriz) titulado 'Una esquizobienal en Moscú'. En dicho artículo podemos leer:
"La bienal de la capital rusa, que durante una década fue una más en
la apretada lista de acontecimientos artísticos repartidos por el globo,
quiere competir con la de Venecia, al menos en dimensiones. La prueba
es que tiene su nueva ubicación en el edificio conocido como VDNKh, que
fue Centro Panruso de Exposiciones, una
especie de Disneyland soviético tan grande o más que el Principado de
Mónaco, con 70 pabellones satélites diseminados por el parque Ostankino
que Stalin hizo construir en 1934. Durante los cincuenta fue ampliado
para dar cabida a actividades que tenían que ver con la carrera
espacial, como el Museo del Cosmos.
En la entrada al recinto, en la plaza Kaluzhskaya, la escultura de
Lenin, con su gesto característico de un brazo extendido y el otro con
la mano tirando de la chaqueta, disuade ante cualquier entusiasmo. Esta esquizobienal
cuenta con una apabullante lista de empresas patrocinadoras y, sin
embargo, lo que vemos es más bien pobre: espacios a medio construir y un
ruido ensordecedor de megafonías y operarios que transitan como
hormigas haciendo o deshaciendo andamiajes. El VDNKh forma parte del
patrimonio arquitectónico del país, lo que significa que no se puede
clavar ni un alfiler en su estructura".
A la vista de estas explicaciones, lo primero que uno piensa es que resulta incluso complicado cometer tantos errores en tan poco espacio. En primer lugar, el VDNKh no es el nombre de ningún edificio. Además, en castellano es más correcto escribirlo, de forma transliterada, como VDNJ. El Vystavka Dostizheniy Narodnogo Khozyaystva ("Exposición de los Logros de la Economía del Pueblo [de la URSS]") es un recinto ferial con 400 edificios. La bienal se ha celebrado en el Pabellón número 1.
En segundo lugar, su dirección postal es prospekt Mira (avenida de la Paz) número 119. Basta consultar la página web del VDNJ para verificarlo. La plaza Kaluzhskaya se encuentra a más de 11 kilómetros de distancia del recinto ferial, al otro lado del río Moscova y cerca del puente Krimskiy. Sería interesante averiguar cómo la periodista ha podido llegar a relacionar estos dos lugares tan distantes en la geografía de la ciudad. Es como si algún medio ruso publicase que IFEMA se encuentra en la Puerta del Sol de Madrid, o que Fira de Barcelona está al lado del estadio Camp Nou. En la era de internet y de Google Maps, estos errores son inconcebibles.
La flecha señala la distancia entre el VDNJ (parte superior) y la plaza Kaluzhskaya, su supuesta dirección
En tercer lugar, frente al pabellón número 1 del VDNJ hay, en efecto, una estatua de Lenin. También la hay en la plaza Kaluzhskaya, la última del dirigente soviético que se instaló en Moscú antes de la desaparición de la URSS. Quizás la presencia de ambas esculturas en estos dos espacios es lo que ha confundido a la periodista. Sin embargo, en ninguna de las dos (ver las imágenes que vienen a continuación) aparece Lenin "con su gesto característico de un brazo extendido y el otro tirando de la chaqueta". Por lo tanto, Molina ha consultado o ha visto la fotografía de otra estatua completamente diferente, de las muchas de Lenin que aún permanecen en su sitio a lo largo y ancho de todo el país. El comentario de que "disuade de cualquier entusiasmo" es del todo gratuito (forma parte de esa rusofobia comentada anteriormente).
Estatuas de Lenin frente al pabellón 1 del VNDJ y en la plaza Kaluzhskaya, respectivamente. En ninguna de las dos Lenin levanta el brazo
En cuarto lugar, la comparación entre la extensión del VDNJ y el Principado de Mónaco está sacada directamente del artículo en inglés de la Wikipedia sobre dicho recinto. Comparar sus 2,38 millones de metros cuadrados con cualquier otra región del mundo no debería haber supuesto ningún problema para la periodista. Sobre todo con algún lugar de nuestra geografía, lo cual habría convertido la comparación en un dato más próximo y significativo. Queda claro que la sombra de Wikipedia es cada vez más alargada.
En quinto lugar, Stalin no hizo construir el VDNJ en 1934. Cuenta una leyenda que fue en ese año cuando el arquitecto Viacheslav Oltarzhevski imaginó su "Ciudad de los sueños". Y que consultó a una astróloga sobre la zona de Moscú donde debía construirla. Sin embargo, el proyecto no fue aprobado hasta el año siguiente. Su inauguración oficial se produjo en 1939.
En sexto lugar, la "Disneylandia soviética" no fue un parque de atracciones sino un recinto para celebrar exposiciones. Por lo tanto, la expresión no puede ser menos afortunada. Su nombre actual, VDNJ, es el que tuvo entre 1959 y 1992. En 2014 se aprobó la restauración de su nombre soviético. La denominación "Centro Panruso de Exposiciones", que la periodista refiere como "soviético", fue realmente todo lo contrario, se trató de la denominación postsoviética dada por el gobierno de Yeltsin.
En la crónica de Molina, además de la inevitable y constante referencia a Stalin, que hoy en día aparece en casi todos los artículos sobre la Rusia actual, se acaba haciendo mención de Putin y "sus planes expansionistas". Se trata, pues, de un verdadero ejercicio de periodismo objetivo e imparcial (es ironía): comenzar hablando de una bienal cultural y acabar criticando al mandatario ruso. Es una pena que los articulistas españoles, representantes de una profesión tan trascendental a nivel social, se estén convirtiendo en los voceros del etnocentrismo occidental, transformando sus crónicas informativas en panfletos a las órdenes de sus jefes y estos, de los políticos que les allanan el camino a sus imperios empresariales. El día que se escriba tanto de Stalin como de la historia de los derechos civiles en EE.UU., quizás ese día el periodismo volverá a ser lo que fue antaño: un arma poderosa para conocer la verdad.
En la crónica de Molina, además de la inevitable y constante referencia a Stalin, que hoy en día aparece en casi todos los artículos sobre la Rusia actual, se acaba haciendo mención de Putin y "sus planes expansionistas". Se trata, pues, de un verdadero ejercicio de periodismo objetivo e imparcial (es ironía): comenzar hablando de una bienal cultural y acabar criticando al mandatario ruso. Es una pena que los articulistas españoles, representantes de una profesión tan trascendental a nivel social, se estén convirtiendo en los voceros del etnocentrismo occidental, transformando sus crónicas informativas en panfletos a las órdenes de sus jefes y estos, de los políticos que les allanan el camino a sus imperios empresariales. El día que se escriba tanto de Stalin como de la historia de los derechos civiles en EE.UU., quizás ese día el periodismo volverá a ser lo que fue antaño: un arma poderosa para conocer la verdad.
Mayakovski
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ResponderEliminarhttp://www.jotdown.es/2015/01/daniel-utrilla-rusia-entiende-que-danar-su-economia-era-el-objetivo-y-que-ucrania-ha-sido-el-instrumento/
Muchas gracias, lo haré...
ResponderEliminarUn artículo excelente. Daniel Utrilla es, posiblemente, el periodista español más lúcido que existe actualmente. Tiene un punto de vista tan amplio y abierto que, en lo relativo a cualquier tema que trate, uno no puede por menos que estar de acuerdo con él, como mínimo con su visión crítica de las cosas. Y sobre Rusia y Putin, nada más que decir. Aquí lo único que nos importa es mirarnos el ombligo y recordar lo enrollados, modernos y divertidos que somos, con nuestro sol y nuestras terracitas. Somos tan mediocres :(
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