miércoles, 26 de noviembre de 2014

Un año después de la desaparición del obelisco revolucionario del jardín de Alejandro


Cada vez que en Rusia desaparece un monumento soviético, los amantes de este tipo de arte albergan la vana esperanza de que la pieza en cuestión será restaurada y devuelta a su ubicación original. O quizás a otro lugar diferente, como esos museos al aire libre convertidos en tristes cementerios del arte soviético, léase el Museión o el VDNJ. Pero siempre confían en que el sentido común, la sensibilidad artística y la compasión de los gestores culturales permitirán que el monumento de turno continue entre nosotros, recordándonos una parte de la historia sobre la que se está echando tierra con más prisas de lo esperado. Ese fue el caso de El obrero y la koljosiana, la magna obra de Vera Mújina, desaparecida de su pedestal durante seis años (2003-2009) y que durante mucho tiempo se dio por perdida para siempre. Hasta que volvió a ocupar el mismo lugar donde estuvo plantada desde 1937, sólo que ahora sobre un zócalo mejor, una espectacular reproducción del pabellón soviético de Borís Iofán expuesto en París ese mismo año.

Sin embargo, el caso del monumento de Mújina es una excepción. Los turistas que pasean actualmente por el jardín de Alejandro de Moscú, orientados con una guía de viaje publicada antes de noviembre de 2013, se encuentran con una extraña sorpresa. Y es que el obelisco con los nombres de los diecinueve pensadores internacionales ensalzados por la Revolución de Octubre ha cambiado de decoración (esos nombres han sido substituidos por otros) e incluso de ubicación (ha sufrido un desplazamiento y un giro de noventa grados en dirección hacia la muralla del Kremlin). Desde un punto de vista estrictamente material, el obelisco soviético no ha desaparecido del jardín, simplemente ha mutado de aspecto por segunda vez en un siglo. Como si sobre un lienzo apareciese, desapareciese y volviese a aparecer la figura de algún personaje histórico adorado por un régimen y repudiado por el siguiente (y vuelto a bendecir por otro que se supone que no tiene nada que ver con los anteriores).

El 10 de junio de 1914 se inauguró en este jardín un obelisco de granito gris para conmemorar, con retraso, el tricentenario de la dinastía Romanov, la estirpe imperial entronada en 1613 y que tuvo en el zar Mijaíl I a su primer vástago. Su aspecto era más o menos el mismo que tiene ahora el monumento restaurado hace un año, con un águila bicéfala en lo alto, un San Jorge a caballo grabado en el pedestal y la lista de todos los zares de la Casa Romanov inscrita en el cuerpo del obelisco. Se hallaba erigido no en este lugar sino a unas decenas de metros hacia la izquierda, donde actualmente se encuentra la Tumba del Soldado Desconocido. Tres años más tarde estalló la Revolución y la familia imperial al completo fue ejecutada el 17 de julio de 1918. Un mes después se llevó a la práctica sobre el obelisco la reforma impulsada por Lenin "sobre la eliminación de monumentos erigidos en honor de los reyes y de sus siervos, y el desarrollo de proyectos de monumentos de la Revolución Socialista de Rusia" (Decreto SNK del 12/04/1918). Se suprimió el águila bicéfala y se retiraron los emblemas zaristas. El San Jorge fue substituido por el acrónimo RSFSR (República Socialista Federativa Soviética de Rusia; Российская Советская Федеративная Социалистическая Республика, PСФСР, en ruso; Rossíyskaya Soviétskaya Federatívnaya Socialistícheskaya Respúblika, en ruso transliterado) y la inscripción en la parte inferior del pedestal se cambió por la frase "Trabajadores del mundo, uníos!". Los nombres de los zares fueron reemplazados por una lista de diecinueve pensadores y políticos socialistas aprobada por el propio Lenin: Marx, Engels, Liebknecht, Lassalle, Bebel, Campanella, Meslier, Winstanley, More, Saint-Simon, Vaillant, Fourier, Jaurès, Proudhon, Bakunin, Chernishevski, Lavrov, Mijailovski y Plejánov. Toda esta transformación fue supervisada por el arquitecto N.A. Vsevolzhsky. La versión sovietizada del obelisco se presentó públicamente el 7 de noviembre de 1918, para celebrar el primer aniversario de la Revolución de Octubre. Oficialmente se trató del primer monumento del nuevo régimen, cuando el país ni siquiera se llamaba aún Unión Soviética. No muy lejos de ese lugar se había inaugurado días antes, el 3 de noviembre, una estatua del revolucionario francés Maximilien Robespierre, obra de la escultora rusa Beatrice Y. Sandomirskaya (1894-1974). Sólo duró cuatro días, el mismo 7 de noviembre fue objeto de un atentado terrorista que la redujo a un montón de escombros. Con el fin de construir la Tumba del Soldado Desconocido, en 1966 el obelisco fue trasladado al espacio vacío dejado por la estatua de Robespierre destruida en el atentado. Se trató de un desplazamiento del todo simbólico: el obelisco dedicado a los emancipadores de la clase trabajadora fue a parar al lugar ocupado brevemente por el monumento del revolucionario francés, destruido a su vez por agentes contrarrevolucionarios. Y allí ha permanecido discretamente todos estos años, hasta que en 2013 diversas organizaciones civiles y religiosas propusieron aprovechar el cuarto centenario de la dinastía Romanov para recuperar el aspecto original del obelisco, previo a los cambios de 1918. Tras las oportunas discusiones, el 2 de julio del año pasado el monolito fue trasladado a un taller y el pedestal desmantelado. La explicación oficial, que provocó muchas suspicacias entre los moscovitas, fue que el monumento tenía que "ser restaurado" debido a los problemas de estabilidad que presentaba (fruto del traslado sufrido en los años sesenta). Sin que nadie haya llegado a negar este extremo, ahora sabemos que la intención era otra muy diferente. Tan solo tres meses y medio después reapareció en el mismo lugar que había ocupado desde 1966, pero de nuevo con todos los nombres de los zares Romanov, cubierto de la misma simbología zarista que tenía el obelisco primigenio y ligeramente desviado hacia la parte de la muralla del Kremlin donde se encuentra el edificio del Arsenal. Esta restauración ha causado mucha controversia debido a los diversos errores ortográficos cometidos y a que algunas de las imágenes reconstruidas difieren del original de 1914. Pese a todo, fue inaugurado solemnemente el 4 de noviembre de 2013 en presencia del Patriarca Kiril, del ministro de cultura ruso y de otras autoridades municipales y estatales.

Una cosa parece evidente: los mandatarios rusos quieren que el Kremlin y sus alrededores vuelvan a ser territorio zarista, aunque sin zar. Como muestra, la inauguración el 27 de mayo de 2013 de un monumento dedicado al Patriarca Hermógenes (1530-1612) en el mismo jardín de Alejandro, a pocos metros del obelisco. Además, a la temprana desaparición de la estatua de Lenin dentro del Kremlin, se le puede añadir próximamente la demolición del Palacio del Presidium. Rusia busca convertir el centro de Moscú en un aparador del clasicismo arquitectónico al estilo de Viena o San Petersburgo. Un decorado que se ajuste a esa milla de oro de las calles Tverskaya, Nikolskaya y aledaños, donde predominan los hoteles de lujo y las tiendas caras.

De la estatua de Robespierre ya nadie se acuerda. Es una anécdota del pasado que seguramente le llevó muchos meses de trabajo a su autora y que ahora apenas ocupa una línea de texto en los libros de historia. El turista desinformado que se encuentre de repente con el "nuevo" obelisco seguramente se preguntará si se halla frente a un monumento histórico. La respuesta es que no, de hecho es una mala copia de otro monumento. Pero entonces, ¿Se trata de un monumento nuevo? La respuesta es que tampoco. Ese granito de Finlandia (por lo menos con esa forma) tiene exactamente cien años de existencia. A continuación, ese viajero confuso probablemente se interrogará sobre si el obelisco "comunista" ha sido demolido o si ha sido trasladado a otro lugar. La respuesta es que ni una cosa ni la otra. Los nombres de todos esos pensadores estaban inscritos en la misma piedra que tiene frente a él, donde ahora predominan los de Alejandro, Nicolás y Pedro. Por cierto, la dinastía Romanov estuvo formada por diecinueve zares. Exactamente diecinueve, como el número de revolucionarios que Lenin hizo grabar sobre los nombres de sus odiados adversarios. Queda claro que los bolcheviques tenían un sentido del humor bastante sarcástico y una necesidad urgente de crear simbologías paralelas con el objetivo de reescribir la historia de la humanidad y ajustarla a los principios del materialismo dialéctico.

La desaparición del "obelisco dedicado a los destacados pensadores y luchadores por la emancipación de los trabajadores" es otro ejemplo más del juego metafórico que los rusos se traen entre manos con sus monumentos. De hecho, los obeliscos tienen una semblanza extraordinaria con los alfiles del ajedrez, aunque estos en teoría representan a un obispo (y aquí también tenemos a la iglesia de por medio, aunque sea la Ortodoxa). Sea como sea, a eso han jugado siempre los rusos con su pasado, a mover piezas, a matarlas y a convertirlas en otras diferentes cuando culminan su papel en la historia. Sin embargo, el obelisco revolucionario del jardín de Alejandro no volverá nunca más a este lugar porque, en cierta manera, todavía continúa allí.

 Inauguración del obelisco zarista en 1914

 El obelisco, entre 1914 y 1918. Se construyó una especie de túmulo ajardinado para dar más relevancia al monumento

 El obelisco, tal como quedó tras la reforma de 1918. La fotografía fue realizada por el autor del blog en septiembre de 2011. Los personajes que aparecen inscritos son: los filósofos alemanes Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-1895); el fundador del partido socialdemócrata alemán Wilhelm Liebknecht (1826-1900), padre de Karl Liebknecht; el político socialista alemán Ferdinand Lassalle (1825-1864); el cofundador del partido socialdemócrata alemán August Bebel (1840-1913); el poeta y filósofo italiano Tommaso Campanella (1568-1639), autor de la obra "La ciudad del sol" en la que especulaba sobre una sociedad comunista ideal; el sacerdote católico y filósofo francés Jean Meslier (1664-1729), fundador del ateísmo y el anticlericalismo militante; el activista y reformador inglés Gerrard Winstanley (1609-1676), cofundador de "True Levelers" ("Igualitarios Auténticos"), precursor del socialismo; el teólogo y humanista inglés Thomas More (1478-1535), canciller de Enrique VIII (que lo mandó ejecutar) y autor de "Utopía", la obra que trata de una sociedad ideal asentada en una isla; el filósofo francés del socialismo utópico Henri de Saint-Simon (1760-1825); el dirigente del Partido Socialista Revolucionario de Francia Édouard Vaillant (1840-1915); el socialista francés y padre del "cooperativismo" (precedente del socialismo libertario) Charles Fourier (1772-1837); el político socialista francés Jean Jaurès (1859-1914), fundador de "L'Humanité" y asesinado tres días después del inicio de la Primera Guerra Mundial; el filósofo y político francés Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865), creador del "mutualismo" (tendencia económica del anarquismo); el filósofo anarquista ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876); el filósofo socialista ruso Nikolái Chernishevski (1828-1889), líder del movimiento "narodnik"; el matemático y político Piotr Lavrov (1823-1900) y el sociólogo Nikolái Mijailovski (1842-1904), teóricos e integrantes del movimiento "narodnik";  y el fundador del marxismo en Rusia Gueorgui Plejánov (1856-1918)

 Estatua del revolucionario francés Maximilien Robespierre, obra de la escultora rusa Beatrice Y. Sandomirskaya (1894-1974). Fue inaugurada el 3 de noviembre de 1918 y destruida cuatro días más tarde

 El día 2 de julio de 2013 comenzaron las obras de desmantelamiento del obelisco



 Reinstalado casi en el mismo lugar a finales de octubre, el obelisco con su nueva simbología se inauguró oficialmente en el mes de noviembre de 2013 con la presencia de autoridades y otras personalidades rusas

2 comentarios:

  1. estimado autor del blog, podría permitirme emplear su fotografía del obelisco soviético para un artículo en México.
    saludos
    abrahambarandica@gmail.com

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    1. Hola, Abraham. Por supuesto, ningún problema. Hay más fotos tomadas ese mismo día en la entrada http://moscudelarevolucion.blogspot.com.es/2017/02/el-monumento-dedicado-los-pensadores.html. Un saludo.

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